Ahora bien,
según el informe de la consultora STR, Barcelona y Madrid están
compitiendo intensamente en el rendimiento hotelero, y aunque siempre han
sido destinos urbanos muy atractivos para los inversores, la brecha entre
ambas ciudades ha ido disminuyendo desde la pandemia.
A pesar de
que Madrid superó a Barcelona en términos de ocupación
durante lo peor de la pandemia, la ocupación en Barcelona suele
estar de 4 a 8 puntos porcentuales por encima en las épocas pre
y pospandemia. La recuperación en Barcelona ha sido en general superior
a la de Madrid, aunque no por mucho, y la dependencia del segmento MICE
(Meetings, Incentives, Conferences and Exhibitions) crea índices
irregulares.
El informe
de STR también indica que Madrid ha estado funcionando entre un
20% y un 30% por encima de los niveles prepandémicos en términos
de ADR y ha mantenido precios estables independientemente de los eventos
del mercado. La capital española cuenta con precios más estables
que Barcelona en este sentido.
Casi todas
las categorías de hoteles en Madrid informan mejores índices
de tarifas que Barcelona, lo que indica que Madrid tiene poder de fijación
de precios incluso si la demanda es más lenta en seguir. Además,
los impuestos turísticos que Barcelona requiere pueden limitar el
crecimiento de la tarifa hasta cierto punto.
En conclusión,
Barcelona mantiene una prima de rendimiento hotelero sobre Madrid, pero
la brecha ha comenzado a erosionarse lentamente, impulsada por el ADR a
corto plazo y la ocupación a largo plazo. La revolución turística
que está viviendo la capital española, la diversificación
de su oferta alojativa, gastronómica y cultural, y su fuerte apuesta
por el segmento de lujo, de la mano de cadenas internacionales, están
contribuyendo a esta tendencia.
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