1.
¿Cómo se valora la sobrevaloración?
El modelo del
Banco de España compara los precios actuales con las tendencias
a largo plazo, ajustadas por la evolución de la renta media de los
hogares y los tipos de interés.
Rango estimado:
1,1 %–8,5 %.
Factores atenuantes:
Renta de los
hogares creció significativamente desde 2019.
Tipos de interés
históricamente bajos amortiguan la carga financiera.
Limitaciones:
el análisis no desglosa por ciudad, ni considera la desigual distribución
de la renta ni el ritmo de formación de nuevos hogares, por lo que
podría ocultar sobrevaloraciones muy superiores en segmentos concretos
o zonas de alta demanda.
2. El contexto
de demanda y oferta
2.1 Demanda
en auge
Crédito
barato y mayores ingresos han impulsado la demanda de vivienda.
El número
de hipotecas se ha recuperado hacia niveles precrisis.
2.2 Oferta
rígida
Procesos de
planeamiento y licencias urbanos: 30–40 meses de media.
Escasez de
suelo urbanizable y costes de construcción crecientes.
Obstáculos
normativos locales y autonómicos que ralentizan nuevas promociones.
Bloque destacado
El 30 % de
los hogares dedica más del 30 % de su renta a la hipoteca, frente
al 20 % registrado en 2018–2019, a pesar de que el Banco de España
califica el calentamiento de “moderado”.
3. Estado financiero
de los hogares y el sector bancario
Esfuerzo hipotecario:
aumenta del 20 % al 30 % de hogares sobrecargados.
Condiciones
de crédito: los bancos mantienen estándares prudentes y no
están endureciendo actualmente requisitos de hipoteca.
Colchón
anticíclico: previsto elevarse del 0,5 % al 1 % de los activos a
finales de 2025 para reforzar la resistencia del sistema bancario ante
tensiones.
4. Riesgos
fiscales y macroeconómicos
El informe
del Banco de España analiza también la salud de las finanzas
públicas y su capacidad de respuesta:
Deuda pública:
101,8 % del PIB, límite alto que reduce la maniobra fiscal.
Gasto público:
creció un 4,1 % en 2024 y prevé otro 4,1 % en 2025, por encima
del límite del 3,7 % que fija el Plan Fiscal y Estructural de Medio
Plazo (PFEMP), aunque dentro del margen de flexibilidad de las nuevas reglas
de estabilidad.
Críticas
de la Airef: el PFEMP carece de medidas concretas más allá
de 2025 y apenas detalla reformas estructurales, lo que merma su utilidad
como hoja de ruta fiscal.
Desgaste de
márgenes: pandemia, invasión de Ucrania y la DANA han consumido
colchones; el informe advierte de mínima capacidad para absorber
nuevas perturbaciones.
5. Factores
de vulnerabilidad futura
Gasto militar
y envejecimiento: presionan al alza la partida de gastos.
Tensiones geopolíticas:
riesgos de conflictos que pueden frenar la economía y, por ende,
el sector inmobiliario.
Déficit
de reformas: sin planes estructurales claros, la rigidez en vivienda y
en finanzas públicas se mantendrá.
6. Conclusiones
operativas
Acelerar la
oferta: simplificar los procedimientos urbanísticos y reducir plazos
de licencias.
Fomentar alternativas:
impulsar alquiler social y vivienda asequible para aliviar la compra.
Fortalecer
buffers bancarios: anticipar posibles shocks económicos elevando
el colchón anticíclico.
Mejorar la
distribución de la renta: políticas fiscales y ayudas orientadas
a quienes más sufren el esfuerzo hipotecario.
Planificación
fiscal de medio plazo: dotar al PFEMP de medidas concretas y calendarios
claros más allá de 2025.
Análisis
técnico-económico del mercado de la vivienda en España
(Primavera 2025)
1. Sobrevaloración
de la vivienda: impacto y distribución social
A finales de
2024, el precio medio de la vivienda en España se situaba entre
un 1,1 % y un 8,5 % por encima de su nivel de equilibrio de largo plazo.
Este ligero desajuste, aunque creciente, responde a una demanda muy vigorosa
que supera a una oferta rígida.
Dinamismo de
la demanda: En 2024 se crearon netamente unos 180 000 nuevos hogares, impulsados
por condiciones financieras favorables y tipos de interés bajos
durante la mayor parte del año.
Tensiones en
precios: La vivienda nueva subió un 11 % interanual en la segunda
mitad de 2024 (su mayor alza desde 2007) y la de segunda mano un 9,5 %,
reflejando presiones extendidas.
Comparación
prepandemia: Descontada la inflación, los precios a fin de 2024
estaban un 11,5 % por encima de los niveles de 2019 y en valores similares
a los de 2004, aunque todavía un 22 % por debajo del máximo
histórico de 2007.
Efectos sobre
distintos grupos sociales
Propietarios
consolidados (mayores de 65 años, sin hipoteca): ven crecer el valor
de su patrimonio y se benefician de la revalorización, pues muchas
de sus viviendas ya estaban pagadas.
Clases medias
y bajas no propietarias (jóvenes, inquilinos, rentas bajas): sufren
un encarecimiento continuo que hace el acceso cada vez más difícil.
Muchos destinan gran parte de sus ingresos al alquiler o a una futura hipoteca,
reduciendo drásticamente su capacidad de ahorro y consumo.
Este fenómeno
actúa como un mecanismo de transferencia de riqueza: beneficia a
quienes ya poseían vivienda (“insiders”) a costa de quienes tratan
de incorporarse al mercado.
2. Acceso a
la vivienda entre jóvenes: ingresos, precios, ahorro y alquiler
El acceso de
los menores de 35 años es especialmente precario:
Emancipación
tardía: Más del 65 % de los jóvenes sigue viviendo
con sus padres, muy por encima de la media europea.
Brecha ingresos-precios:
Los precios de la vivienda han crecido casi el doble que los salarios jóvenes
en los últimos siete años, erosionando su poder adquisitivo.
Capacidad de
ahorro: Un joven medio necesitaría destinar el 20 % de su salario
durante 16 años para reunir la entrada de un piso tipo en España;
en Madrid o Baleares, ese plazo se eleva a 25-33 años.
Alquileres
en alza: Más jóvenes alquilan, pero los precios de alquiler
han subido más del 10 % anual en nuevos contratos desde 2022, forzando
esfuerzos muy altos (> 40 % de la renta) entre inquilinos de rentas bajas.
En conjunto,
la juventud española se enfrenta a un ciclo donde ni puede comprar
(por falta de ahorro) ni puede ahorrar (por el alto coste del alquiler).
3. Impacto
sobre la estabilidad financiera
Aunque los
precios suben, los riesgos sistémicos siguen en niveles contenidos:
Crédito
hipotecario moderado: El saldo de crédito para compra de vivienda
creció solo un 0,5 % en 2024, y las nuevas hipotecas financian en
torno al 67 % del valor de la vivienda (ratio LTV), sin relajación
en los estándares de concesión.
Predominio
del tipo fijo: Más del 60 % de las hipotecas firmadas en enero-marzo
de 2025 fue a tipo fijo, blindando a muchas familias frente a futuras alzas
de tipos.
Carga hipotecaria
estable: El esfuerzo medio se mantiene en torno al 30-35 % de la renta
disponible, similar al periodo prepandemia, gracias a plazos más
largos y mayores ingresos per cápita.
Colchón
macroprudencial: Se activó un colchón anticíclico
de capital bancario del 0,5 % en 2024, que previsiblemente subirá
al 1 % a finales de 2025, reforzando la resistencia del sistema ante posibles
correcciones inmobiliarias.
No obstante,
existen bolsas de vulnerabilidad: hogares jóvenes o de renta baja
con hipotecas a tipo variable contratadas en mínimos de interés,
que han visto sus cuotas dispararse y recurren a medidas de alivio (carencias,
alargamiento de plazos).
4. Políticas
de vivienda públicas y privadas: evaluación y propuestas
Para corregir
los desequilibrios de largo plazo, es preciso un enfoque integral:
Aumentar la
oferta estructuralmente
Simplificar
y agilizar trámites urbanísticos y de licencia.
Fomentar industrialización
de la construcción para abaratar costes y plazos.
Movilizar y
rehabilitar viviendas vacías mediante incentivos fiscales o subvenciones.
Impulsar el
alquiler asequible
Ampliar el
parque de vivienda social, colaborando con el sector privado en modelos
build-to-rent asequibles.
Ofrecer compensaciones
fiscales o ayudas directas a pequeños propietarios que alquilen
a precios inferiores al mercado.
Desarrollar
seguros de impago y garantías públicas para reducir riesgo
arrendador.
Garantizar
estabilidad y seguridad jurídica
Establecer
normas claras y duraderas, evitando cambios legislativos bruscos.
Mejorar la
calidad y cobertura de índices de referencia de precios de alquiler.
Evaluar continuamente
el impacto de las medidas para ajustar su diseño.
Apoyos fiscales
focalizados
Deduciones
en IRPF o incentivos a la rehabilitación de vivienda protegida.
Evitar estímulos
generales al comprador (cheques vivienda) que podrían encarecer
aún más la oferta limitada.
Mantener una
fiscalidad equilibrada sobre vivienda vacía para financiar programas
sociales sin ahuyentar inversión.
Planificación
y coordinación
Adoptar una
visión transversal que integre vivienda, transporte y empleo: mejorar
la movilidad para ampliar zonas residenciales asequibles.
Priorizar colectivos
vulnerables (jóvenes, rentas bajas, familias numerosas) con ayudas
y programas específicos.
Establecer
objetivos cuantitativos de parque social y alquiler asequible, seguimiento
y evaluación periódica.
Movilizar al
sector privado
Asegurar la
rentabilidad razonable de proyectos de alquiler asequible mediante acuerdos
de cesión de suelo público y colaboración público-privada.
Incentivar
la inversión profesional en vivienda de alquiler, con certeza normativa
y marcos contractuales estables.
Conclusión
España
necesita combinar reformas de oferta (desburocratización, industrialización,
movilización de stock disponible) con políticas de demanda
focalizadas (alquiler asequible, apoyos a grupos vulnerables) y un marco
estable que garantice la seguridad jurídica. Solo así podrá
atenuarse la sobrevaloración creciente, aliviar el estrés
habitacional de los más afectados y preservar la estabilidad financiera
del sistema.
Autoría:
Ana Pérez – Economista inmobiliaria, 10 años de análisis
de mercados
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