| QA/QC:
del “papeleo obligatorio” al seguro operativo del proyecto
Buena parte
de las desviaciones de coste, de plazo y de reputación en proyectos
de construcción no vienen de grandes errores de diseño, sino
de una suma de pequeñas decisiones de obra no controladas. Un hormigón
sin trazar, un lote de firmes sin ensayos claros, un cambio de detalle
sin registrar… todo ello crea un ruido que, al final, impacta en el importe
total y en la confianza del cliente.
El aseguramiento
de la calidad (QA) y el control de la calidad (QC) deberían ser
el hilo conductor que une proyecto, obra y operación. QA define
el sistema: procedimientos, Plan de Calidad, ITP, laboratorios, responsabilidades.
QC baja al terreno: muestreo, ensayos, inspecciones in situ, registros.
Cuando ambos funcionan, el promotor puede defender ante su entidad de financiación
que el riesgo técnico está bajo control y que el proyecto
no es una incógnita camuflada bajo un presupuesto.
Para constructoras
e ingenierías, un QA/QC robusto no es solo un coste: es una póliza
de seguro operativa que evita retrabajos, reclamaciones por siniestros
y conflictos contractuales que erosionan el margen y encarecen futuros
proyectos vía tipo de interés o mayores garantías.
Plan de Calidad
e ITP: la calidad se decide antes de hormigonar
El primer error
frecuente es empezar la obra sin haber “aterrizado” el sistema QA/QC en
un Plan de Calidad de obra y en unos ITP realmente operativos. Sin esa
traducción, los requisitos del contrato y de la normativa se quedan
en generalidades.
El Plan de
Calidad debería identificar, de forma simple y comprensible para
producción, qué procesos son críticos (cimentaciones,
estructuras, firmes, instalaciones clave), qué riesgos de calidad
presentan y cómo se van a controlar. A partir de ahí se construyen
los Planes de Inspección y Ensayo (ITP): matrices que cruzan actividades,
criterios de aceptación, tipo de control (visual, ensayo, prueba
funcional), frecuencia, responsable y registro asociado.
Un ITP bien
diseñado tiene efectos muy concretos en el negocio:
Reduce la probabilidad
de retrabajos masivos, que suelen disparar el coste directo y el coste
indirecto (plazo, medios ociosos, reclamaciones).
Facilita justificar
ante el cliente y el inversor que el proyecto está bajo control,
lo que puede mejorar la percepción de riesgo y la financiación
de futuras obras.
Permite priorizar
recursos de QA/QC allí donde de verdad hay riesgo, en lugar de dispersar
ensayos sin criterio.
Los hold points
y witness points son la pieza clave. Poner un hold point antes de hormigonar
una losa, de cerrar una zanja con servicios o de cargar un tramo de firmes
implica que la obra no avanza sin una verificación formal y registrada.
Puede parecer un freno, pero es justo lo contrario: evita tener que desandar
cientos de metros o varias plantas de edificio cuando el problema ya es
estructural.
Un buen hold
point a tiempo puede ahorrar semanas de retraso, cientos de miles de euros
en retrabajos y una discusión legal imposible de ganar sin trazabilidad.
Laboratorio
de obra: de “caseta de ensayos” a generador de evidencia
Muchos proyectos
siguen tratando el laboratorio de obra como una caseta auxiliar donde se
envían probetas “porque lo pide el pliego”. El enfoque moderno lo
ve como un centro de datos clave para la gestión del proyecto.
Un laboratorio
bien organizado —propio, externo o mixto— aporta tres ventajas decisivas:
Rapidez en
la toma de decisiones: si los ensayos de compactación, resistencia
de hormigón, mezclas bituminosas o soldaduras se procesan de forma
ágil y clara, la jefatura de obra puede ajustar producción
casi en tiempo real.
Trazabilidad
técnica y contractual: cada muestra, con su código, ubicación
y ensayo asociado, se convierte en un “píxel” del as-built de calidad.
Cuando surgen dudas, la pregunta deja de ser “¿qué pasó?”
para convertirse en “veamos qué dicen los datos”.
Defensa frente
a reclamaciones e incrementos de importe: ante un siniestro o una patología,
poder mostrar registros completos y trazables refuerza la posición
de la empresa frente al cliente, aseguradoras y terceros.
La inversión
en sistemas LIMS, calibración de equipos, procedimientos de ensayo
y formación del personal del laboratorio tiene un retorno claro:
menos resultados dudosos, menos repeticiones innecesarias, menos conflictos
entre dirección facultativa, promotor y constructor. Y, a escala
corporativa, mejor reputación ante bancos e inversores institucionales,
que cada vez miran con más lupa la gestión de la calidad
como factor de riesgo.
Trazabilidad:
sin dato, no hay defensa
La trazabilidad
es el puente entre el mundo físico de la obra y el mundo contractual
y financiero del proyecto. Sin trazabilidad, los datos del laboratorio
y las inspecciones se convierten en anécdotas difícilmente
explotables.
Un sistema
maduro de QA/QC vincula:
Lote de material
(árido, hormigón, acero, mezcla bituminosa, equipo).
Ensayo realizado
(fecha, método, equipo, técnico, resultado).
Ubicación
física (tramo, eje, cota, vivienda, estancia, elemento).
Registro documental
(ITP, parte de inspección, croquis, fotos, modelos BIM).
Cuando esa
cadena está clara, el promotor puede saber qué se puso, dónde,
con qué resultado, quién lo aceptó y bajo qué
criterio. Y la constructora puede demostrar que cumplió el contrato
o, si no lo hizo, cuantificar y acotar el problema.
La trazabilidad
documental cierra el círculo. Un sistema de control de versiones,
con modelos claros de actas, fichas de inspección, NCR y certificados,
evita que en una auditoría o en un arbitraje se discuta sobre qué
plano estaba vigente o qué ensayo era el último. En proyectos
complejos, esta diferencia se traduce en millones de euros de responsabilidad
potencial.
No conformidades:
problema técnico o oportunidad de mejora
El tratamiento
de las no conformidades suele marcar la diferencia entre una cultura de
calidad madura y un sistema meramente defensivo. Ocultar o minimizar NCR
para “no molestar al cliente” es una tentación frecuente… y una
fuente enorme de riesgo.
Un buen sistema
QA/QC hace justo lo contrario:
Favorece la
detección temprana: cualquier técnico puede levantar una
no conformidad si detecta que se ha incumplido un criterio de aceptación,
un ITP o una especificación.
Establece un
procedimiento claro: se documenta el problema, se decide la contención
inmediata (parar un frente, ampliar ensayos, proteger un elemento) y se
define la solución técnica.
Analiza causas
y costes: más allá de corregir el punto concreto, se investiga
por qué ha ocurrido (formación, diseño, proceso, proveedor)
y cuál ha sido el impacto real en importe y plazo.
Cierra el ciclo:
la acción correctiva se verifica en el tiempo, se actualizan procedimientos
o ITP y se comparten las lecciones aprendidas con otros proyectos.
Para el promotor
y el inversor, un reporte honesto de no conformidades, con acciones y datos,
es mucho más valioso que una obra aparentemente “limpia” pero sin
registros. Permite estimar el coste de la no calidad, valorar si el proyecto
está bajo control y ajustar futuros contratos y provisiones.
QA/QC por tipología:
edificación, obras lineales e instalaciones
Aunque los
principios son comunes, el modo de aplicar QA/QC cambia según el
tipo de proyecto:
En edificación,
los puntos críticos suelen estar en cimentaciones, estructura, envolvente
y acabados. El control de hormigón y acero, la estanqueidad de fachadas
y cubiertas, y la calidad percibida de revestimientos determinan la satisfacción
del cliente final… y la aparición de reclamaciones años después.
Un buen control documental y fotográfico, junto con ensayos de campo,
facilita defender la calidad ejecutada cuando aparecen quejas o reclamaciones
de comunidades.
En obras lineales
y urbanas, la clave está en la geometría (trazado y niveles),
explanadas, firmes y drenaje. La vida útil de la infraestructura
se juega en ensayos de compactación, módulos de deformación,
control de mezclas y ejecución de sistemas de drenaje. Aquí,
la trazabilidad por tramos y el registro de liberaciones es esencial para
relacionar futuros asientos, fisuras o baches con sus causas.
En instalaciones
MEP e infraestructuras industriales, el foco pasa por materiales certificados,
pruebas de presión, ensayos eléctricos, pruebas funcionales
y commissioning integrado. El coste de un fallo tras la puesta en servicio
es muy superior al coste de ensayar bien y documentar cada paso, especialmente
cuando hay contratos de disponibilidad o penalizaciones ligadas a la continuidad
de servicio.
En todos los
casos, la conclusión para promotor, constructor e inversor es similar:
el coste de un buen QA/QC es marginal frente al coste de un fallo relevante,
tanto en términos de CAPEX adicional como de impacto en ingresos,
reputación y refinanciaciones futuras.
Digitalización
del QA/QC: del archivador al cuadro de mando
La digitalización
ha dejado de ser un “extra” en el control de calidad. El uso de aplicaciones
móviles para partes de inspección, plataformas en la nube
para control documental, códigos QR para muestras y elementos, y
la integración con BIM y modelos digitales permiten pasar de un
enfoque reactivo a uno proactivo.
Para la dirección
de la constructora y para la propiedad, disponer de cuadros de mando de
calidad con indicadores como porcentaje de ensayos conformes, número
de NCR por unidad de obra, tiempos de cierre de no conformidades o grado
de ejecución de ITP permite tomar decisiones de gestión:
reforzar un laboratorio, cambiar un proveedor, modificar un procedimiento
o, simplemente, anticipar desviaciones antes de que exploten en forma de
conflicto económico.
Desde el punto
de vista de financiación y relación con inversores, poder
mostrar sistemas de QA/QC digitalizados y auditables mejora la credibilidad
de la organización. En un entorno donde los criterios ESG ganan
peso y donde los riesgos técnicos se valoran explícitamente,
la calidad bien gestionada se convierte en un argumento diferenciador frente
a competidores con sistemas más débiles o menos transparentes.
Conclusiones
operativas: cómo convertir QA/QC en ventaja competitiva
1. Para el
promotor
Incorporar
desde la licitación requisitos claros de Plan de Calidad, ITP, laboratorio
de obra y trazabilidad, y exigir evidencias periódicas, reduce el
riesgo técnico y mejora la posición frente a bancos e inversores.
Un promotor que puede demostrar que gestiona su cartera con QA/QC sólido
tiene más opciones de obtener financiación en mejores condiciones
de tipo de interés y garantías.
2. Para la
constructora
Pasar de ver
el QA/QC como una carga a integrarlo como herramienta de producción
es clave para proteger el margen. Invertir en personal de calidad competente,
laboratorio bien equipado, sistemas digitales de trazabilidad y una gestión
madura de no conformidades reduce retrabajos, reclamaciones y siniestros.
Eso se traduce en menor coste de la no calidad y en mejores resultados
en el cierre final de obra.
3. Para la
ingeniería de proyecto y dirección facultativa
Participar
activamente en la definición de ITP, hold points y matrices de trazabilidad
permite alinear diseño y ejecución, reducir ambigüedades
contractuales y reforzar su papel como asesor independiente. La ingeniería
que domina QA/QC se convierte en socio estratégico del promotor,
con capacidad de influir en la selección de constructoras y en la
gestión de riesgos técnicos y económicos.
4. Para el
inversor y la entidad de financiación
Exigir y revisar
sistemas QA/QC robustos —Plan de Calidad, laboratorio, trazabilidad, auditorías—
ayuda a discriminar proyectos y operadores. Invertir o financiar obras
con baja madurez en calidad implica asumir un riesgo oculto que acabará
reflejándose en el coste total, los plazos o incluso en litigios.
Incorporar la calidad como variable en la evaluación de proyectos
es una forma directa de proteger el capital.
5. Para el
gestor de activos y explotación
Recibir un
dossier de calidad ordenado, trazable y digitalizado —as-built, ensayos,
certificados, NCR cerradas— facilita el mantenimiento, reduce incertidumbre
y permite planificar intervenciones futuras con criterio. QA/QC no termina
con el acta de recepción: su verdadero valor se despliega durante
toda la vida útil del activo.
Autoría:
Mariano Rodríguez – Ingeniero de Caminos, especialista en gestión
de calidad y proyectos de infraestructuras y edificación, con experiencia
en QA/QC, laboratorio de obra y control documental en España y Latinoamérica.
Invitación:
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de obra, trazabilidad y gestión de no conformidades en proyectos
de ingeniería.
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