| El
suelo como “balance oculto” del promotor y del constructor
En una obra
lineal o urbana, el terreno no figura en el balance, pero actúa
como si fuera un socio silencioso. Si el modelo geotécnico es pobre,
ese socio empieza a imponer su ley en forma de asientos inesperados, taludes
inestables, filtraciones o daños a terceros. Cada uno de esos episodios
se traduce en algo muy concreto: incremento de coste, necesidad de financiación
adicional, renegociación de contrato y tensión con el inversor.
Las constructoras
lo saben bien: muchos proyectos aparentemente “baratos” sobre el papel
esconden contingencias geotécnicas que devoran el margen. Y las
inmobiliarias empiezan a entender que, en una promoción urbana compleja,
el verdadero diferencial no está solo en el diseño del edificio,
sino en la gestión del subsuelo: excavaciones entre medianeras,
recalces, drenajes y control de asientos que pueden disparar el importe
total si no se gobiernan desde el inicio.
Del plano bonito
al modelo geológico-geotécnico trazable
La primera
ventaja competitiva real aparece cuando el proyecto deja de basarse en
una descripción superficial del terreno y se apoya en un modelo
geológico-geotécnico claro, trazable y compartido entre promotor,
proyectista y contratista. No se trata solo de sondeos: se trata de integrar
cartografía, patología previa, datos históricos y
campañas específicas en un modelo coherente.
En obras lineales
—carreteras, ferrocarriles, redes de abastecimiento o saneamiento— esto
se traduce en perfiles geotécnicos a lo largo del corredor, zonificación
de tramos homogéneos, identificación de suelos blandos y
taludes críticos, y fichas de tramo asociadas a soluciones tipo
de mejora del terreno. En ciudad, el modelo geotécnico debe dialogar
con el planeamiento urbano: espesores de rellenos, presencia de escombros,
nivel freático, redes subterráneas y cimentaciones vecinas.
Para la constructora,
un buen modelo reduce la “geotecnia sorpresa” que acaba en modificados,
reclamaciones y tensiones de caja. Para el promotor inmobiliario, es un
argumento sólido frente al banco: el riesgo del terreno está
identificado, valorado y en parte mitigado; por tanto, la financiación
es menos incierta.
Investigación
del terreno: gastar antes para no perder después
Invertir en
campañas geotécnicas serias sigue generando debate en licitaciones
y desarrollos privados. Pero la experiencia acumulada en España
y Latinoamérica es clara: ahorrar en investigación del terreno
suele ser una falsa economía.
En corredores
de transporte, dimensionar bien la campaña —frecuencia de sondeos,
penetrómetros, geofísica donde tiene sentido— permite ajustar
terraplenes, desmontes, cimentaciones y drenajes. Cada tramo homogéneo
correctamente caracterizado equivale a menos reservas de riesgo y a una
obra más predecible. Una plataforma ferroviaria que no asienta según
lo previsto obliga a restricciones de velocidad, refuerzos imprevistos
y conflictos contractuales que ninguna entidad financiadora celebra.
En entornos
urbanos, la investigación geotécnica se complica por la falta
de espacio, la presencia de servicios y las limitaciones de ruido. Pero
para una promotora que va a excavar varios sótanos entre medianeras,
saber si hay rellenos heterogéneos, acuíferos colgados o
edificios vulnerables a asientos es la diferencia entre una obra tensa
pero controlada y un conflicto reputacional con vecinos, ayuntamiento y
aseguradoras.
Cada euro
invertido en investigación geotécnica rigurosa puede evitar
decenas de euros en modificados, retrasos y reclamaciones. Es una partida
pequeña que protege el CAPEX, la financiación y la reputación
de todos los agentes.
Mejora del
terreno en obras lineales: menos asientos, más credibilidad ante
el inversor
En carreteras,
ferrocarriles y grandes redes, la mejora del terreno es la gran aliada
para compatibilizar plazos exigentes, presupuestos ajustados y exigencias
de servicio. Precarga con drenes verticales, columnas de grava o inclusiones
rígidas no son soluciones exóticas: son herramientas de gestión
de riesgo.
Cuando se diseña
una carretera sobre suelos blandos sin mejora adecuada, los asientos diferidos
pueden obligar a intervenciones precoces, cierres de carril y sobrecostes
en conservación. El inversor —ya sea una concesionaria, un fondo
de infraestructuras o una administración con presupuesto limitado—
lo percibe como un fallo en la concepción del proyecto. En cambio,
cuando la ingeniería plantea desde el inicio una combinación
razonada de columnas y drenajes, apoyada en modelos de consolidación
y planes de auscultación, el perfil de riesgo cambia: el coste inicial
es mayor, pero el coste de ciclo de vida es claramente inferior.
Para la constructora,
estas técnicas también son una forma de gestionar producción
y tesorería: se puede programar la creación de columnas,
la precarga y la retirada de sobrecargas con un nivel de control que reduce
las sorpresas. Y, cuando el contrato incluye bonus por adelantar plazos
o por niveles de servicio, la mejora del terreno bien diseñada se
convierte literalmente en margen operativo.
Geotecnia urbana:
ganar edificabilidad sin perder el sueño
En ciudad,
la geotecnia se vuelve quirúrgica. Excavaciones profundas, sótanos
múltiples, aparcamientos automáticos, estaciones de metro,
colectores… todo ello encajado entre edificios existentes, redes de servicios
y vecinos atentos. Aquí entran en juego el jet grouting, las inyecciones,
los micropilotes y los anclajes como instrumentos clave para promotor e
inmobiliaria.
Un buen diseño
de pantallas, apuntalamientos, rebajamientos de nivel freático y
mejora del terreno permite hacer viable parcelas que, de otro modo, se
descartarían por riesgo o por coste. Es decir, la ingeniería
geotécnica abre suelo “imposible” para el negocio inmobiliario.
Un proyecto que solo cerraba con dos sótanos puede hacer viable
tres o cuatro niveles bajo rasante si se controla la interacción
con las medianeras y se limitan deformaciones mediante soluciones mixtas
de jet, micropilotes y anclajes.
Este enfoque
tiene una traducción inmediata en financiación: incrementar
la edificabilidad rentable dentro de un riesgo aceptable mejora el VAN
del proyecto y facilita justificar el importe del préstamo frente
al banco. Pero esto solo es creíble si va acompañado de un
modelo geotécnico sólido, un plan de instrumentación
y un método observacional definido en contrato.
Agua, drenajes
y presiones intersticiales: el enemigo invisible
En muchas patologías
geotécnicas el verdadero protagonista no es el suelo, sino el agua.
Niveles freáticos no identificados, acuíferos colgados, sobrepresiones,
falta de drenaje o rebajamientos mal diseñados aparecen una y otra
vez en incidentes con asientos, deslizamientos, sifonamientos o daños
en edificios colindantes.
Para constructoras
e ingenierías, integrar la hidrogeología, el drenaje y el
control de presiones intersticiales en el diseño ya no es un refinamiento,
sino una condición de supervivencia. En obras lineales, un drenaje
superficial y subterráneo bien planteado reduce el riesgo de deslizamientos
y erosión interna en taludes y terraplenes, y alarga la vida útil
del firme. En ciudad, una estrategia clara de rebajamiento temporal de
nivel freático, combinada con pantallas y pozos de alivio, permite
controlar movimientos y minimizar la aparición de reclamaciones
por daños.
Desde la óptica
económica, esto cambia la discusión con el promotor y con
el inversor. En lugar de hablar solo de “más coste”, se puede hablar
de reducción de probabilidad de fallo, menor exposición a
litigios y mejor previsibilidad de flujos de caja. El terreno deja de ser
una incógnita peligrosa y pasa a ser una variable gestionada.
Instrumentación
y método observacional: de la incertidumbre al control activo
La teoría
geotécnica tiene límites; el terreno real siempre guarda
sorpresas. Ahí es donde la instrumentación y el método
observacional se convierten en aliados esenciales de constructoras, inmobiliarias
y concesionarias. Inclinómetros en taludes, piezómetros,
topografía de alta precisión en edificios vecinos, células
de carga en anclajes y micropilotes permiten verificar las hipótesis
de proyecto y reaccionar a tiempo.
Para una promotora
urbana, poder mostrar a su entidad de financiación que existe un
plan formal de auscultación, con umbrales de alarma y protocolos
de actuación, mejora la percepción de riesgo y puede influir
sobre el tipo de interés o sobre las garantías exigidas.
Para la constructora, estos sistemas aportan seguridad en la toma de decisiones:
si los valores medidos se mantienen dentro de los rangos previstos, se
avanza; si se acercan a umbrales críticos, se activan medidas de
refuerzo o se ajustan excavaciones y mejoras.
Integrar el
método observacional en el contrato —definiendo qué pasa
si se superan ciertos umbrales, quién decide y cómo se compensa
el mayor coste— reduce significativamente la probabilidad de conflicto
y traslada la conversación a un terreno técnico, no emocional.
Riesgo geotécnico,
contratos y seguros: menos litigio, más negocio recurrente
El riesgo geotécnico
es uno de los grandes detonantes de reclamaciones y litigios en obras lineales
y urbanas. Condiciones de terreno “diferentes a las previstas”, incrementos
de unidades de jet o columnas, drenajes adicionales, recalces no contemplados…
todo ello aflora cuando el contrato no ha integrado bien el modelo geotécnico,
la investigación del terreno y las posibles estrategias de mejora.
Para la ingeniería,
participar en la redacción del Geotechnical Baseline Report, en
las matrices de riesgo y en las cláusulas sobre condiciones del
terreno es una oportunidad de posicionarse como asesor estratégico.
Para la constructora, disponer de esa base contractual reduce su exposición
a asumir riesgos no remunerados. Para el promotor y el inversor, significa
tener un marco más previsible donde el sobrecoste geotécnico,
si aparece, pueda discutirse sobre datos (ensayos, instrumentación,
registros de obra) y no sobre percepciones.
Los seguros
también miran cada vez más a la calidad de la geotecnia.
Proyectos con investigación pobre, sin plan de instrumentación
y sin estrategia clara de mejora acaban pagando más en primas o
afrontando exclusiones. Al contrario, un enfoque profesional y documentado
del terreno se traduce en mejores condiciones, lo que reduce el coste financiero
global del proyecto.
Conclusiones
operativas: cómo aprovechar la geotecnia como ventaja competitiva
Para el promotor
inmobiliario y de infraestructuras
Incorporar
la ingeniería geotécnica aplicada a obras lineales y urbanas
desde la fase de viabilidad permite seleccionar emplazamientos, trazados
y soluciones de cimentación más seguras y bancables. Invertir
en investigación del terreno y mejora geotécnica no es un
capricho técnico: protege el importe total de la inversión,
reduce la necesidad de ampliaciones de financiación y mejora el
perfil de riesgo ante el inversor.
Para la constructora
Construir
capacidades propias en investigación del terreno, mejora del terreno
(columnas, drenes, jet, micropilotes) e instrumentación convierte
a la empresa en un socio de alto valor añadido, capaz de ofrecer
ofertas más sólidas, menos agresivas en precio y con menor
probabilidad de conflicto. Esta combinación de solvencia técnica
y control de riesgos es especialmente relevante en contratos internacionales
y concesionales.
Para la ingeniería
de proyecto y consultoría
Pasar de redactar
solo informes geotécnicos estándar a liderar el modelo geológico-geotécnico,
las matrices de riesgo, los planes de mejora del terreno y la integración
con BIM y GIS abre una línea clara de servicios recurrentes en todas
las fases: diseño, obra y explotación. La ingeniería
se convierte así en pieza clave en la negociación contractual
y en la defensa técnica ante eventuales reclamaciones.
Para el inversor
y las entidades de financiación
Exigir desde
el inicio un enfoque claro de ingeniería geotécnica —modelo,
campañas, mejora del terreno, drenajes, instrumentación y
método observacional— reduce la volatilidad de CAPEX y OPEX y mejora
la visibilidad del flujo de caja. En un contexto de tipos de interés
variables, proyectos con riesgo geotécnico bien gestionado resultan
más atractivos y justifican mejores condiciones de financiación.
Autoría:
Alfonso Rodríguez – Ingeniero de Caminos, especializado en geotecnia
aplicada a infraestructuras y edificación, con experiencia en proyectos
lineales y urbanos en España y Latinoamérica.
Invitación:
Seguidnos en nuestro LinkedIn o en X, compartid este artículo y
comentad vuestras experiencias y propuestas sobre ingeniería geotécnica,
mejora del terreno y control de riesgos en obras lineales y urbanas.
|