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PUERTOS Y COSTAS: CÓMO REDUCIR RIESGOS EN MUELLES Y DIQUES

5 de noviembre de 2025
¿Qué guía práctica soluciona este tipo de casos?
¿Qué debe saber un profesional en un caso práctico como el de la noticia?
  • Los proyectos de “Puertos y Costas: obras marítimas, clima marítimo y diseño de muelles” concentran algunos de los mayores riesgos técnicos y financieros del sector. Cada decisión de diseño o de método constructivo puede disparar el coste, tensionar la financiación o erosionar la relación entre promotor, constructor e inversor. En un contexto de tipos de interés al alza y mayor escrutinio sobre la gestión del dinero público y privado, las constructoras e ingenierías que dominan estas metodologías pasan de “proveedor de obra” a socio estratégico capaz de asegurar operatividad portuaria, proteger el CAPEX y reducir reclamaciones.
Los puertos son infraestructuras críticas donde se cruzan oleaje extremo, suelos blandos, corrosión agresiva, requisitos de agitación interior muy estrictos y presión por mantener la operatividad 24/7. En este escenario, aplicar con rigor los procesos de clima marítimo, diseño de muelles, cimentaciones, corrosión y mantenimiento no es un lujo técnico, sino una ventaja competitiva directa para constructoras e ingenierías, tanto en España como en Latinoamérica. El artículo analiza cómo una buena caracterización del clima marítimo, una geotecnia marina bien enfocada y un diseño orientado a vida útil reducen desviaciones de importe, facilitan la financiación y mejoran la relación riesgo–retorno para promotores e inversores. Se presentan líneas maestras de buenas prácticas y se extraen lecciones para contratos EPC, concesiones y proyectos portuarios complejos.

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PUERTOS Y COSTAS: OBRAS MARÍTIMAS, CLIMA MARÍTIMO Y DISEÑO DE MUELLES

 
Puertos: donde el riesgo técnico se traduce en millones

Los puertos concentran importes de inversión que se cuentan fácilmente en 100, 300 o 500 millones de euros: diques de abrigo, muelles para grandes buques, dragados, rellenos y terminales especializadas. El coste de un error en clima marítimo, cimentaciones o durabilidad no se mide solo en sobrecostes de obra, sino en pérdida de operatividad portuaria, penalizaciones contractuales, renegociación de la financiación y tensión con el inversor. En España y Latinoamérica, donde muchos proyectos se estructuran vía concesiones o esquemas PPP, un aumento del CAPEX de un 15–20 % puede arruinar la TIR prevista y alterar por completo el perfil de riesgo del promotor y de su financiador.

En este contexto, las metodologías avanzadas de diseño de muelles, análisis de oleaje, geotecnia marina y gestión de la vida útil funcionan como un “seguro técnico” que protege el flujo de caja futuro. El sector ha aprendido, a base de temporales, socavaciones y patologías por corrosión, que no hay tipo de interés lo bastante bajo que compense un muelle que deja de ser operativo cada vez que llega un temporal de recurrencia media.

Del clima marítimo difuso a una ventaja competitiva muy concreta

Durante años, el clima marítimo se gestionó muchas veces como un dato de entrada poco cuestionado: una serie de oleaje, unos periodos de retorno, unas tablas y secciones tipo. Hoy, con boyas, radares, modelos numéricos y series históricas más largas, la calidad del dato marca diferencias financieras. La ingeniería que sabe leer bien el oleaje, las corrientes y la agitación interior puede ajustar el diseño del dique y de las alineaciones de muelles para equilibrar coste y operatividad.

Para el constructor, esto se traduce en proyectos con menos improvisación: los muretes de coronación, las cotas de explanada, los detalles de defensas y las tolerancias de agitación interior están pensados para las condiciones reales, no para un escenario teórico. Menos variaciones de diseño significan menos reclamaciones, menos tensiones en la caja de obra y mayor capacidad de cumplir plazos sin recurrir a aceleraciones costosas. El promotor y el inversor lo perciben rápidamente: proyectos con campañas de clima marítimo serias tienden a presentar menos desviaciones de importe y menor conflictividad contractual.

“Un buen estudio de clima marítimo no es un gasto técnico, es una póliza de seguro sobre el CAPEX y la operatividad del muelle.”

Geotecnia marina y cimentaciones: blindar el balance desde el fondo marino

Los suelos blandos, los rellenos heterogéneos y los problemas de licuefacción son el lugar donde muchos proyectos de diques y muelles se desvían. La diferencia entre una campaña geotécnica mínima y una bien dimensionada puede ser una obra aparentemente más barata en papel… pero con un riesgo enorme de asientos inesperados, cajones mal apoyados o pilotes con capacidad insuficiente.

Para la ingeniería, dominar las cimentaciones marítimas (precargas, drenes, columnas de grava, pilotes hincados o perforados, lechos de apoyo de cajones) significa poder proponer soluciones técnicas que ajustan el coste sin poner en peligro la estabilidad. Para el constructor, disponer desde el inicio de un modelo geotécnico creíble, acompañado de criterios claros de aceptación del terreno, ayuda a planificar equipos, rendimientos y ventanas de trabajo con menos incertidumbre. Cada jornada con medios marítimos parados por dudas en el terreno es coste puro que no vuelve, con impacto directo sobre la financiación y la tesorería.

En proyectos internacionales, donde el tipo de interés de la deuda puede ser sensiblemente superior al de un proyecto doméstico maduro, controlar el riesgo geotécnico significa proteger la estructura financiera desde la primera fase. Un imprevisto serio en cimentaciones puede obligar a ampliar líneas de crédito en condiciones menos favorables, deteriorando el VAN y la TIR del proyecto.

Diseño de muelles: de “que aguante” a “que opere 40 años”

El viejo enfoque de “diseñar para que no se caiga” ha quedado corto. Hoy, el diseño de muelles y estructuras de atraque se evalúa tanto por su seguridad como por su capacidad para maximizar horas operativas al año y minimizar paradas por mantenimiento. Constructores e ingenierías que integran desde el inicio criterios estructurales, funcionales y de operación se posicionan mucho mejor en licitaciones complejas.

No es lo mismo dimensionar un muelle de cajones, tablestacas o pilotes solo con cargas de diseño, que hacerlo teniendo en cuenta:

Tipología de buques, tiempos de estancia y calendario de escalas.

Exigencias de agitación interior según tipo de terminal (contenedores, graneles, GNL, cruceros).

Restricciones futuras de ampliación, sobreelevación o refuerzo ante el aumento del nivel del mar.

Quien piensa el muelle como un activo con vida útil de 50–75 años, integrado en un plan de explotación y mantenimiento, tendrá menos sorpresas cuando cambien los tráficos o se endurezcan las exigencias ambientales. Y eso tiene una traducción directa en el coste de ciclo de vida: menos obras de refuerzo prematuras, menos restricciones de calado y menos necesidad de recrecidos improvisados que obligan a parar terminales.

Durabilidad, corrosión y mantenimiento: el coste oculto que decide la rentabilidad

El ambiente marino es probablemente el peor entorno posible para el hormigón y el acero. Cloruros, sulfatos, ciclos de humedad y secado, impacto del oleaje, abrasión de sedimentos… Si la durabilidad se trata como un anexo menor en el proyecto, el resultado es claro: obras baratas en CAPEX que se revelan carísimas en OPEX.

Las ingenierías que manejan con soltura recubrimientos, dosificaciones, protección catódica, detalles de juntas y encuentros pueden presentar soluciones que, incluso con un mayor importe inicial, son mucho más atractivas para el inversor a lo largo de la vida útil. Una estructura portuaria que exige reparaciones mayores a los 15 años obliga a destinar partidas extraordinarias de mantenimiento, altera el calendario de inversiones y genera tensiones entre concesionario y autoridad portuaria.

Para las constructoras, estar alineadas con este enfoque de durabilidad es también una forma de proteger su reputación y su balance. Aceptar rebajas de especificaciones que reducen el coste unitario del hormigón o del acero pero disparan la probabilidad de patología futura puede trasladar responsabilidades técnicas y legales que se arrastran durante décadas. En un entorno donde los contratos empiezan a incorporar objetivos de sostenibilidad y criterios ESG, la durabilidad deja de ser un tecnicismo para convertirse en argumento central frente al promotor y al financiador.

Operatividad portuaria, dragados y gestión de activos: una nueva capa de negocio

Un puerto no es solo diques y muelles; es, sobre todo, operatividad diaria: calados disponibles, agitación interior aceptable, defensas y bolardos en buen estado, canales dragados y sistemas de amarre funcionando. Para constructoras e ingenierías, entender esta lógica abre la puerta a servicios de mayor valor añadido: planes de mantenimiento integral, refuerzos escalonados, dragados optimizados y consultoría de gestión de activos.

La integración de inventarios, programas de inspección, modelos de deterioro y herramientas digitales (BIM, GIS, gemelos digitales) permite pasar de un modelo reactivo —se actúa cuando algo falla— a un modelo predictivo, donde se programan refuerzos y reparaciones con meses o años de anticipación. Para el promotor, esto significa poder planificar el flujo de caja de mantenimiento, negociar mejor la financiación y justificar ante el inversor que el puerto no es una “trampa de CAPEX” sino un activo gestionado profesionalmente.

Para la constructora, participar en estos procesos implica convertirse en un socio recurrente, no solo en el licitador puntual de un contrato. Quien ha construido un muelle y, además, ayuda a diseñar su plan de mantenimiento y refuerzo, parte con ventaja en futuras licitaciones, porque conoce el activo, sus patologías y su comportamiento frente a temporales.

Contratos, riesgos y litigios: menos improvisación, más pruebas

Las obras marítimas son terreno natural para contratos complejos (EPC, PPP, concesiones, FIDIC), en los que el reparto de riesgos por clima marítimo, geotecnia y operatividad es crítico. Aquí, las metodologías de Puertos y Costas: obras marítimas, clima marítimo y diseño de muelles aportan algo más que buena ingeniería: aportan prueba documental y trazabilidad.

Cuando se dispone de:

Checklists de clima marítimo y campañas de datos trazadas.

Formularios de geotecnia y criterios de aceptación del terreno documentados.

Matrices de riesgos técnicos y ambientales asociadas a decisiones de diseño.

es mucho más difícil que una discusión se convierta en litigio largo y costoso. Se puede hablar de hechos, de importes, de plazos y de medidas de mitigación, no solo de opiniones. Esto reduce el coste de transacción del contrato y mejora la relación de largo plazo entre promotor, constructor, operador e inversor. En un entorno donde los tipos de interés han subido y la financiación exige proyectos predecibles, esta reducción de incertidumbre jurídica es un activo silencioso pero decisivo.

Conclusiones operativas: qué se juega cada agente

Para el promotor público o privado
Adoptar metodologías rigurosas en clima marítimo, cimentaciones, diseño de muelles y durabilidad permite licitar proyectos más claros, con matrices de riesgo bien definidas y menos margen a la improvisación. Esto protege el presupuesto, facilita la financiación y mejora la imagen de gestión ante órganos de control, bancos e inversores institucionales.

Para la constructora
Invertir en capacidades técnicas específicas en obras marítimas —desde equipos de geotecnia marina hasta especialistas en durabilidad y método constructivo— reduce sustancialmente las desviaciones de coste y plazo. Esas credenciales, respaldadas por historial de proyectos sin grandes reclamaciones, son un activo comercial muy potente en licitaciones internacionales, especialmente en Latinoamérica.

Para la ingeniería
Pasar de un papel centrado en el proyecto tradicional a un rol que abarca estudios de clima marítimo, análisis de vida útil, apoyo en contratos y gestión de activos abre nuevas líneas de ingresos recurrentes. La ingeniería deja de entregar solo planos y memorias para convertirse en asesor estratégico a lo largo de todo el ciclo de vida portuario.

Para el inversor y la entidad financiadora
La existencia de una guía técnica clara y de procesos sistemáticos reduce la percepción de riesgo, mejora la bancabilidad del proyecto y puede traducirse en mejores condiciones de tipo de interés. Proyectos con buen control de oleaje, cimentaciones y durabilidad son activos más defensivos, con flujos de caja menos volátiles y mayor valor residual.

Autoría: Silvia Rodríguez – Ingeniera de Caminos, experta en obras marítimas y gestión de activos portuarios, con experiencia en proyectos en España y Latinoamérica.

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