NOTICIAS INMOBILIARIAS PROFESIONALES.
NOTICIAS DE LA CONSTRUCCIÓN, URBANISMO E INMOBILIARIO.

NOTICIAS DE LA CONSTRUCCIÓN, URBANISMO E INMOBILIARIO.

NOTICIA ADAPTADA AL SISTEMA EDUCATIVO inmoley.com DE FORMACIÓN CONTINUA PARA PROFESIONALES INMOBILIARIOS. ©
CONTABILIDAD DE VEHÍCULOS DE INVERSIÓN INMOBILIARIA: EL LENGUAJE QUE UNE A INVERSORES, PROMOTORES Y CONSTRUCTORES

26 de noviembre de 2025
¿Qué guía práctica soluciona este tipo de casos?
¿Qué debe saber un profesional en un caso práctico como el de la noticia?
  • La contabilidad de vehículos de inversión inmobiliaria (SPV, fondos, SOCIMI/REIT, estructuras de project finance y joint ventures) ya no es un asunto “de back office”: se ha convertido en una palanca estratégica de competitividad. En un contexto de tipos de interés volátiles, exigencias crecientes de transparencia y operaciones cada vez más sofisticadas entre España y Latinoamérica, disponer de una arquitectura contable robusta marca la diferencia entre atraer capital institucional o quedar fuera del radar. Este artículo analiza, desde un enfoque práctico, por qué un buen diseño contable añade valor directo al inversor, al promotor y al constructor.
El artículo explica cómo una contabilidad bien diseñada en vehículos de inversión inmobiliaria mejora la toma de decisiones, reduce riesgos y facilita la financiación. Se analizan las diferencias entre contabilidad operativa y contabilidad de SPV, fondos y SOCIMI/REIT, y cómo impactan en la valoración de activos, en la gestión del CAPEX/OPEX y en la lectura de indicadores como LTV, DSCR, TIR o VAN. A través de ejemplos numéricos, se muestran las ventajas para inversores, promotores y constructores: acceso a financiación más barata, mejor gobernanza de proyectos, detección temprana de desviaciones y facilidad para estructurar joint ventures España–Latinoamérica. El artículo concluye con recomendaciones operativas para convertir la contabilidad del vehículo en un verdadero “panel de mando” alineado con el plan de negocio.

Copyright © inmoley.com

 
CONTABILIDAD DE VEHÍCULOS DE INVERSIÓN INMOBILIARIA. SPV, FONDOS, SOCIMI/REIT, PROJECT FINANCE Y JOINT VENTURES

 
La contabilidad como ventaja competitiva en SPV, fondos y SOCIMI

En la mayoría de las operaciones inmobiliarias profesionales, el vehículo de inversión (SPV, fondo, SOCIMI/REIT, sociedad de project finance o joint venture) es el verdadero “sujeto económico” de la inversión. Los flujos de caja relevantes, la deuda, el CAPEX y la distribución de resultados al inversor pasan por ese vehículo, no por la empresa operativa que construye o gestiona. La contabilidad de vehículos de inversión inmobiliaria deja de ser un registro histórico y pasa a ser el lenguaje común que permite al inversor, al promotor y al constructor interpretar el mismo proyecto desde ángulos distintos pero coherentes.

Mientras que la contabilidad de una promotora o constructora está muy orientada a la producción, al coste de obra y al margen por contrato, la del vehículo se centra en el activo, la deuda y el flujo de caja distribuible. La pregunta ya no es solo si la obra gana dinero, sino si el vehículo está creando valor ajustado a riesgo: ¿cuál es la TIR del equity?, ¿cómo evoluciona el LTV?, ¿se cumplen los covenants de financiación?, ¿el VAN del proyecto se sostiene frente a cambios de tipo de interés o de ocupación?

Para un inversor institucional, esa visibilidad es crítica: no entra a “una constructora”, entra a una combinación de activos y de vehículos con estructuras específicas de reparto de riesgos y resultados. Un plan de cuentas mal diseñado, o una mala separación entre contabilidad operativa y contabilidad del vehículo, genera ruido, retrasa cierres y aumenta la prima de riesgo exigida al proyecto.

Arquitectura contable: del simple registro al panel de control del vehículo

El primer salto de calidad llega cuando el inversor y el promotor entienden la contabilidad como arquitectura, no como obligación formal. Esto implica tomar decisiones conscientes sobre:

Cómo se clasifica el activo (inventario, propiedad de inversión, activo para la venta).

Qué criterios se aplican para distinguir CAPEX de OPEX, y cómo impactan en amortizaciones, resultado y métricas de rentabilidad.

Cómo se registran la financiación y los costes asociados (comisiones, seguros, derivados de tipo de interés), y cómo se reflejan los covenants.

Un ejemplo sencillo: un SPV que adquiere un edificio de oficinas por 25.000.000 €, con un CAPEX inicial de reforma de 5.000.000 € y una financiación bancaria de 18.000.000 € al 4 % de tipo de interés. Si la contabilidad no separa correctamente el CAPEX de reposicionamiento del gasto corriente, la TIR y el VAN calculados sobre el vehículo se distorsionan, dificultando el diálogo con el inversor y con el banco.

La arquitectura contable también condiciona la capacidad de consolidar información en grupos con múltiples SPV. Un fondo que controla 15 vehículos en España y Latinoamérica necesita comparabilidad: mismas políticas de reconocimiento de ingresos, mismo tratamiento de incentivos a inquilinos, mismos criterios de capitalización de costes financieros. Si cada SPV “improvisa”, el coste de consolidación se dispara, los cierres se alargan y el inversor percibe más riesgo del necesario.

Ventajas directas para el inversor: transparencia, comparabilidad y mejor financiación

Para el inversor, una contabilidad robusta del vehículo se traduce en tres grandes ventajas:

Transparencia real de rentabilidad y riesgo
La contabilidad del SPV permite descomponer el rendimiento en componentes entendibles: NOI, EBITDA inmobiliario, yield sobre coste, TIR del equity, perfil de amortización de la deuda, colchón de DSCR. Cuando estos conceptos están bien soportados contablemente, la discusión con el inversor pasa de la sospecha (“no me fío de las cifras”) al análisis (“qué pasa si el tipo de interés sube 150 puntos básicos”).

Comparabilidad entre activos, países y estructuras
Un inversor que analiza una cartera con SPV en Madrid, Bogotá y Ciudad de México necesita una base homogénea de datos. La contabilidad alineada con NIIF/IFRS y con políticas internas coherentes permite comparar yields, LTV o DSCR entre activos con marcos locales distintos. Eso facilita decisiones de rotación de cartera, de refinanciación o de incremento de exposición a un mercado.

Mejores condiciones de financiación y coste de capital
Cuando el vehículo presenta estados financieros sólidos, cierres puntuales y un historial de cumplimiento de covenants, la financiación mejora: menores márgenes, mejores plazos, más flexibilidad en amortizaciones. Un SPV que demuestra con datos que su DSCR real es 1,45x y su LTV está controlado por debajo del 55 % ofrece al banco un perfil de riesgo mucho más atractivo que otro con cierres tardíos, ajustes constantes y falta de trazabilidad.

Ventajas para promotores y constructores: credibilidad, control y acceso a capital

Para el promotor y el constructor, el esfuerzo de profesionalizar la contabilidad de sus vehículos se traduce en una ventaja competitiva tangible:

Mayor credibilidad ante fondos y SOCIMI/REIT: un promotor que presenta sus proyectos a través de SPV con contabilidad clara, cierres mensuales y reporting estructurado transmite un nivel de profesionalización superior. Eso abre la puerta a coinversiones, esquemas de project finance y joint ventures que de otro modo quedarían reservadas a grandes grupos.

Control temprano de desviaciones de coste y plazo: cuando la contabilidad del vehículo está conectada con la información de obra, los desvíos de CAPEX o de gastos financieros aparecen antes. El promotor ve cómo cada semana afecta al VAN del proyecto y puede re-negociar contratos, replantear fases o ajustar la estrategia comercial antes de que la desviación sea irreversible.

Facilidad para estructurar joint ventures: en operaciones España–Latinoamérica, los socios locales suelen aportar conocimiento de mercado, y los fondos internacionales, capital. La contabilidad del SPV es el terreno neutral: permite que todos vean el mismo coste, el mismo flujo de caja y el mismo resultado, reduciendo suspicacias y discusiones interminables sobre cifras.

Una buena contabilidad de vehículos de inversión inmobiliaria no es “un coste más”, sino un multiplicador de valor. Reduce el coste de la financiación, mejora la posición negociadora del promotor y aporta al inversor un panel de mando fiable para decidir si entra, aumenta posición o rota el activo. Es, en la práctica, el idioma común que hace posible la alianza entre capital, suelo y capacidad constructora.

Caso 1: SPV residencial en España con entrada de fondo internacional

Imaginemos un SPV residencial en España que desarrolla un edificio de alquiler (build to rent) con un coste total de 30.000.000 €, financiado al 60 % con deuda y al 40 % con equity. El promotor local ha llevado históricamente su contabilidad “a la antigua”: cierres anuales, poca diferenciación entre CAPEX y OPEX y escasa información sobre covenants.

Un fondo internacional analiza la operación y plantea una condición clara: antes de entrar, el SPV debe adoptar un plan de cuentas específico, con reporting trimestral y notas explicativas alineadas con las políticas del fondo. Se exige:

Separar de forma estricta CAPEX de reposición y CAPEX de valor añadido.

Registrar comisiones de financiación al coste amortizado para reflejar el coste efectivo del préstamo.

Reportar de forma recurrente NOI, LTV, DSCR y TIR esperada del equity.

Tras seis meses, el SPV presenta un cuadro claro: NOI estabilizado de 2.400.000 € al año, deuda viva de 18.000.000 € y coste financiero promedio del 3,8 %. El LTV se sitúa en el 60 %, el DSCR en 1,35x y la TIR del equity proyectada en el 11,5 %.

Con esa información, el fondo no solo decide entrar, sino que consigue refinanciar la deuda a un tipo de interés del 3,2 %, reduciendo el coste anual de financiación en unos 108.000 €. La mejora de la contabilidad ha permitido demostrar a la banca un perfil de riesgo mejor del percibido inicialmente, y parte de ese beneficio se traslada al inversor y al promotor mediante un mejor reparto del resultado.

Caso 2: joint venture España–Latinoamérica y el valor de la contabilidad alineada

Segundo ejemplo: una joint venture entre un grupo español y un socio local latinoamericano para desarrollar una cartera de naves logísticas. La estructura incluye varios SPV en distintos países, con normas contables locales, divisas diferentes y una mezcla de deuda en moneda local y en euros.

En la práctica, cada SPV llevaba su contabilidad de forma autónoma, con criterios distintos de amortización, reconocimiento de ingresos y clasificación de CAPEX. El resultado: cierres consolidados complicados, discusiones recurrentes sobre si la TIR de la cartera era del 9 % o del 11 %, y dudas del inversor sobre si seguir aportando capital.

La solución fue diseñar un marco contable común para los vehículos: políticas únicas de reconocimiento de ingresos por arrendamientos, criterios homogéneos de capitalización de costes de financiación durante la fase de construcción y un plan de cuentas que permitiera generar paneles de indicadores por SPV, país y cartera. Se implantó un calendario único de cierres trimestrales y un paquete de reporting estándar para todos los vehículos.

En el plazo de un año, la joint venture:

Redujo en más de un 30 % el tiempo dedicado a cuadrar cifras entre socios.

Pudo demostrar a la banca un cumplimiento estable de DSCR y covenants, lo que permitió refinanciar parte de la deuda con mejores condiciones.

Tuvo una base sólida para decidir la venta de dos activos no estratégicos, mejorando el perfil de riesgo y la TIR consolidada.

La contabilidad alineada de los vehículos se convirtió así en la infraestructura invisible que permitió escalar el modelo de negocio y preparar una eventual salida parcial a través de un vehículo cotizado.

Más allá del cumplimiento: contabilidad al servicio del plan de negocio

El error más habitual es abordar la contabilidad de SPV, fondos, SOCIMI/REIT, estructuras de project finance y joint ventures como un mero requisito legal o fiscal. En realidad, cuando se diseña bien, se convierte en una herramienta para:

Priorizar inversiones: comparando de forma homogénea el rendimiento de cada vehículo (NAV, TIR, yield, VAN) y reasignando capital hacia los proyectos con mejor binomio rentabilidad–riesgo.

Gestionar el riesgo de financiación: anticipando vencimientos, simulando subidas de tipo de interés y comprobando el impacto en covenants y en la distribución de resultados.

Dialogar con el mercado: ofreciendo a inversores y financiadores un relato consistente, con cifras claras y comparables, sobre el desempeño de la cartera.

En plataformas con decenas de SPV entre España y Latinoamérica, la buena contabilidad de vehículos no solo reduce el coste operativo de cierres y auditorías, sino que también mejora el valor percibido del portfolio: un inversor que entra en una SOCIMI, o en un fondo con fuerte presencia en la región, estará dispuesto a aceptar un tipo de interés implícito menor si percibe que la casa está ordenada y que la información es fiable.

Conclusiones operativas: cómo aprovechar al máximo la contabilidad de vehículos de inversión inmobiliaria

Definir políticas contables específicas para vehículos de inversión
No basta con aplicar el plan general de la promotora o de la constructora. Cada SPV, fondo o SOCIMI necesita un plan de cuentas y unas políticas adaptadas a su finalidad: medir rentabilidad por activo, controlar deuda y garantizar un reporting fiable a inversores y bancos.

Invertir en integración entre contabilidad, property management y modelos financieros
Los estados contables del vehículo deben dialogar con la realidad operativa (ocupación, rentas, CAPEX) y con los modelos de TIR/VAN. Cuanto más integrada esté la información, antes se verán las desviaciones y más fácil será tomar decisiones tácticas.

Alinear estándares entre España y Latinoamérica para facilitar la consolidación
En grupos con presencia en varios países, conviene armonizar criterios de reconocimiento de ingresos, CAPEX/OPEX y deuda, incluso aunque las normas locales difieran. La clave es mantener la comparabilidad a efectos de gestión y de reporting al inversor.

Utilizar la contabilidad del vehículo como base de la relación con financiadores
Cierres puntuales, covenants bien documentados y notas explicativas claras mejoran la percepción de riesgo y pueden traducirse en un menor tipo de interés y en mayor flexibilidad contractual. La contabilidad se convierte, literalmente, en un argumento de negociación.

Convertir checklists y formularios en rutina de trabajo
Checklists de diseño contable, de cierre, de seguimiento de covenants y de desinversión reducen errores y aseguran que ningún aspecto crítico queda sin revisar. En vehículos con vida limitada, una buena disciplina en el cierre contable es la mejor garantía de una liquidación ordenada.

Formar a promotores, constructores y equipos locales en cultura financiera de vehículo
La contabilidad de vehículos de inversión inmobiliaria solo genera todo su valor cuando los equipos que toman decisiones la entienden. Dedicar tiempo a explicar conceptos como DSCR, NAV, yield o coste amortizado multiplica el retorno de la inversión en sistemas y en procesos contables.

Autoría: Laura Rodríguez – Economista y auditora financiera especializada en contabilidad y financiación de vehículos de inversión inmobiliaria, con experiencia asesorando a fondos, promotores y constructores en España y Latinoamérica.

Seguidnos en nuestro LinkedIn o en X, compartid este artículo y comentad vuestras experiencias y propuestas sobre cómo estáis utilizando la contabilidad de SPV, fondos y joint ventures para mejorar la financiación, la gestión del riesgo y la relación con vuestros inversores.
 

inmoley.com en Google News
inmoley.com en LinkedIn
inmoley.com en Youtube
Contacto con inmoley.com

Copyright © inmoley.com Todos los derechos reservados. El uso anagramas, símobolos o información sin autorización expresa de inmoley.com y al margen de las condiciones generales de contratación de inmoley.com, será perseguido judicialmente.

ir a inicio de página
 
Volver a la página anterior