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ESG Y CSRD: LA NUEVA VENTAJA COMPETITIVA EN INGENIERÍA E INFRAESTRUCTURAS

12 de noviembre de 2025
¿Qué guía práctica soluciona este tipo de casos?
¿Qué debe saber un profesional en un caso práctico como el de la noticia?
  • ESG y CSRD han dejado de ser jerga de consultoría para convertirse en un requisito real en licitaciones, contratos y financiación de infraestructuras. Para constructoras e ingenierías, entender qué implica ESG/CSRD en términos de indicadores, carbono incorporado, agua, biodiversidad y reporte ya no es una opción: afecta al coste del proyecto, a la financiación, al tipo de interés y a la percepción de riesgo por parte de inversores y promotores. Quien se organice a tiempo para medir, gestionar y reportar estos aspectos convertirá una obligación regulatoria en una ventaja competitiva clara.
Este artículo explica por qué ESG y CSRD están redefiniendo el negocio de la ingeniería y la construcción de infraestructuras. Se analiza el cambio regulatorio y de mercado que empuja a promotores públicos y privados a exigir indicadores de carbono incorporado, agua y biodiversidad en sus proyectos y contratos. Se muestran las implicaciones prácticas para constructoras e ingenierías: desde la gobernanza ESG y el análisis de materialidad hasta la elección de materiales, métodos constructivos y soluciones basadas en la naturaleza, pasando por la digitalización del dato y el reporting alineado con CSRD/ESRS. Se abordan los impactos en coste, financiación e importe de las inversiones, así como en la relación con inversores y bancos. El artículo concluye con recomendaciones operativas para que las empresas de ingeniería y constructoras conviertan ESG/CSRD en un argumento de valor para ganar contratos, reducir riesgos y mejorar sus condiciones de financiación.

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ESG/CSRD PARA INGENIERÍA E INFRAESTRUCTURAS

 
ESG/CSRD: POR QUÉ YA NO ES SOLO “UN ANEXO AMBIENTAL”

Durante años, la sostenibilidad en infraestructuras se reducía a cumplir la evaluación de impacto ambiental y algunos condicionantes de obra. Hoy, la lógica ha cambiado: ESG (ambiental, social y gobernanza) y la CSRD en Europa hacen que la sostenibilidad entre en el corazón del modelo de negocio.

Para una ingeniería o una constructora esto significa tres cosas muy concretas:

El promotor público o privado va a pedir indicadores y evidencias, no solo memorias narrativas.

El inversor y el banco van a preguntar cómo se gestionan emisiones, agua, biodiversidad, comunidades y gobernanza, y van a vincular a ello la financiación y el tipo de interés.

El proyecto pasa a ser parte de un reporte corporativo obligatorio (CSRD/ESRS) que la empresa no puede improvisar a última hora.

El sector de infraestructuras está en el centro de la transición climática y de la adaptación al cambio climático. Carreteras, ferrocarriles, redes de agua, puertos, renovables, data centers o parques logísticos son activos intensivos en carbono, suelo, materiales y agua, con impactos sociales significativos. Por eso reguladores, financiadores y clientes están elevando el listón. Para las constructoras e ingenierías que se adelanten, esto no es solo una carga: es una oportunidad clara de diferenciarse.

BENEFICIO Nº1: MEJOR ACCESO A FINANCIACIÓN Y MENOR COSTE DE CAPITAL

La relación entre ESG/CSRD y financiación es directa. Los bancos, los fondos de infraestructuras y los grandes inversores institucionales están bajo presión para demostrar que sus carteras son compatibles con los objetivos climáticos y sociales.

Si una ingeniería o una constructora demuestra que sus proyectos:

están alineados con criterios de taxonomía (por ejemplo, en transporte, agua, energía),

miden y reducen carbono incorporado y emisiones operativas,

gestionan riesgos de agua y biodiversidad,

y disponen de sistemas de reporte trazable para CSRD,

tiene una posición mucho más fuerte a la hora de negociar condiciones financieras, importes y covenants.

Para un mismo proyecto, dos ofertas pueden ser similares en precio, pero muy distintas en riesgo percibido: la que ya integra indicadores ESG, planes de descarbonización y reporting claro suele asociarse a menor riesgo regulatorio, reputacional y operativo. Eso se traduce, en la práctica, en mejores condiciones de tipo de interés y mayor apetito de los financiadores.

BENEFICIO Nº2: VENTAJA REAL EN LICITACIONES PÚBLICAS Y CONTRATOS PRIVADOS

La segunda palanca es comercial. Cada vez más pliegos de obra pública y RFP de clientes privados incorporan:

criterios de adjudicación ESG ponderados,

requisitos de indicadores ambientales y sociales,

y compromisos de reporte durante la vida del contrato.

La ingeniería o la constructora que puede presentar una oferta técnica ESG sólida —con objetivos cuantificados, metodologías claras para calcular carbono incorporado, huella hídrica, indicadores de biodiversidad y formatos de reporte compatibles con CSRD— juega en otra liga.

No basta con frases genéricas sobre sostenibilidad. Los clientes quieren ver:

cómo se va a calcular y reducir la huella de carbono del proyecto,

qué indicadores de agua se van a monitorizar en obra y operación,

qué medidas de protección y mejora de la biodiversidad se integran en el diseño,

y cómo todo eso se va a reportar con calidad de dato suficiente para que el promotor incluya el proyecto en su propio informe ESG.

Quien tenga estas capacidades ya integradas en sus procesos, plantillas y herramientas parte con ventaja objetiva a la hora de ganar contratos y justificar un importe competitivo con menor riesgo asociado.

En licitaciones reñidas, el módulo ESG/CSRD deja de ser decorativo: puede inclinar la balanza entre dos ofertas similares en precio, pero muy distintas en riesgo y trazabilidad.

CARBONO INCORPORADO: DONDE LA INGENIERÍA PUEDE GANAR O PERDER EL PARTIDO

Uno de los campos donde la ingeniería y la constructora tienen más capacidad de actuar es el carbono incorporado: las emisiones asociadas a materiales, procesos constructivos y logística.

Para las empresas que sepan jugar bien esta carta, las ventajas son claras:

Mejor puntuación en licitaciones donde se exigen límites de huella de carbono o se valoran propuestas de descarbonización.

Capacidad de ofrecer al promotor y al inversor escenarios comparados: solución estándar vs. solución optimizada en carbono, coste y plazo.

Posibilidad de conectar el proyecto con bonos verdes o préstamos sostenibles, al demostrar una contribución clara a objetivos climáticos.

Operativamente, esto implica:

disponer de bases de datos de factores de emisión de materiales (hormigones, aceros, mezclas, prefabricados) y procesos,

formar a los equipos de diseño para optimizar secciones, estructuras y soluciones constructivas,

coordinar con compras y proveedores para privilegiar materiales con declaraciones ambientales de producto,

y trabajar con producción para rediseñar logística, acopios y uso de maquinaria con menor consumo.

La clave es que el cálculo de carbono incorporado no se quede en el final, como una foto, sino que se use como herramienta de diseño. Eso aporta valor real al promotor, que puede justificar ante su consejo, su regulador o sus financiadores por qué una solución es mejor no solo en coste, sino en impacto climático.

AGUA Y BIODIVERSIDAD: LOS “OLVIDADOS” QUE PUEDEN BLOQUEAR UN PROYECTO

Si carbono es el indicador estrella, agua y biodiversidad son los grandes “olvidados” que cada vez cierran más proyectos o generan conflictos sociales.

Para constructoras e ingenierías, empezar a trabajar con indicadores de agua y biodiversidad aporta tres beneficios inmediatos:

Menos riesgo de bloqueo regulatorio: demostrar desde el diseño que el proyecto reduce consumo de agua, minimiza vertidos y protege hábitats facilita los permisos.

Mejor relación con comunidades y grupos ecologistas, que suelen focalizar su oposición en estos dos temas.

Mayor capacidad de encajar el proyecto en la narrativa ESG del cliente público o privado, que necesita justificar sus infraestructuras en clave de adaptación climática y protección del territorio.

En la práctica, esto significa:

medir la huella hídrica de obra y operación, y planificar medidas de eficiencia, recirculación y reutilización,

identificar desde fase temprana áreas sensibles de biodiversidad y diseñar medidas de evitación, minimización, restauración y, si es necesario, compensación,

integrar soluciones basadas en la naturaleza (restauración de cauces, humedales, taludes vegetados, soluciones verdes para drenaje, etc.) que reducen riesgos y mejoran la percepción social.

Son campos donde la ingeniería tiene mucho que aportar y donde el coste adicional bien diseñado suele ser muy inferior al coste de retrasos, litigios o pérdida de licencia social para operar.

INDICADORES Y DATOS: SI NO SE PUEDE MEDIR, NO SE PUEDE REPORTAR NI FINANCIAR

ESG/CSRD es, en gran medida, un tema de dato. Constructoras e ingenierías que ya trabajan con BIM, gemelo digital, sensores y plataformas de control de obra tienen una base excelente para integrar indicadores ESG.

Las ventajas de organizar bien el dato ESG son evidentes:

Reducir la carga administrativa: si los consumos de energía, agua, materiales, residuos o datos de biodiversidad se recogen de forma estructurada, el reporting para el cliente y para la CSRD deja de ser una “locura de fin de año”.

Ofrecer a clientes públicos y privados cuadros de mando ESG en tiempo casi real, ganando transparencia y confianza.

Preparar a la empresa para auditorías y verificaciones externas, que serán cada vez más exigentes en proyectos de gran importe.

Para ello, la ingeniería y la constructora deben acordar internamente:

qué KPIs ESG se van a usar por tipo de proyecto (carreteras, puertos, edificios, renovables),

cómo se conectan los datos de obra (IoT, SCADA, BMS, ERP, BIM) con los sistemas corporativos de sostenibilidad y finanzas,

quién es responsable de la gobernanza del dato ESG: calidad, validación, archivo y trazabilidad.

Quien tenga esta arquitectura resuelta podrá responder con agilidad a las crecientes exigencias de clientes y financiadores, mientras otros siguen bloqueados en hojas de cálculo manuales sin trazabilidad.

REPORTING ESG/CSRD: DE COSTE OBLIGATORIO A PRODUCTO PARA EL CLIENTE

La CSRD obliga a muchas empresas europeas —y a filiales de grupos internacionales— a reportar información detallada sobre su desempeño ESG. Eso incluye explicar cómo sus proyectos de infraestructuras contribuyen a emisiones, uso de recursos, impactos sociales y riesgos climáticos.

Aquí aparece un giro interesante para constructoras e ingenierías: el reporte ESG deja de ser solo un coste interno para convertirse en un producto que se puede ofrecer al cliente.

Una ingeniería que, además de diseñar, sea capaz de:

estructurar datos de proyecto según ESRS y otros marcos (GRI, TCFD…),

generar indicadores de carbono, agua y biodiversidad compatibles con el reporting corporativo del promotor,

y acompañar al cliente en la preparación de sus informes ESG o de documentación para financiación sostenible,

aporta un valor añadido que va mucho más allá del proyecto técnico. Lo mismo una constructora que ofrece al cliente público o privado un paquete de proyecto + ejecución + reporting ESG trazable.

Ese servicio adicional puede justificar mejores puntuaciones en licitaciones, menores riesgos percibidos y, en muchos casos, un importe global del contrato más competitivo en relación a la calidad y trazabilidad ofrecidas.

FINANCIACIÓN SOSTENIBLE: BONOS VERDES, PRÉSTAMOS LIGADOS A ESG Y EL ROL DE LA INGENIERÍA

En paralelo, crecen los bonos verdes, préstamos verdes y préstamos ligados a sostenibilidad. En todos ellos, la ingeniería y la construcción están en primera línea, porque:

hay que definir qué actividades del proyecto son “verdes” o alineadas con taxonomía,

hay que seleccionar indicadores clave (emisiones, agua, biodiversidad, social) que condicionan el tipo de interés o el margen,

y hay que establecer un plan creíble de seguimiento y verificación.

La empresa que entienda este lenguaje puede sentarse a la mesa con el promotor, el banco y el asesor de sostenibilidad y proponer marcos de financiación donde la ingeniería es parte de la solución, no solo un proveedor. Eso abre oportunidades para participar en proyectos de mayor escala y en operaciones de financiación de proyectos donde el componente ESG es determinante.

CONCLUSIONES OPERATIVAS: CÓMO MOVER FICHA DESDE HOY

1. Para el promotor (público o privado)
Definir una política clara de requerimientos ESG en pliegos y contratos, vinculada a indicadores de carbono incorporado, agua, biodiversidad y desempeño social, permite seleccionar mejor a las ingenierías y constructoras y facilitar el posterior reporte CSRD y el acceso a financiación sostenible. Integrar estos requisitos desde la planificación reduce riesgos y evita sobrecostes y retrasos.

2. Para la ingeniería
Pasar de un enfoque “ambiental clásico” a un enfoque ESG/CSRD basado en datos: incorporar ACV, cálculo de carbono incorporado, huella hídrica, indicadores de biodiversidad y módulos ESG en memorias técnicas y ofertas. Formar a sus equipos en taxonomía, CSRD/ESRS y financiación sostenible le permitirá hablar el mismo idioma que promotores e inversores y justificar honorarios alineados con el valor aportado.

3. Para la constructora
Organizar sistemas de recopilación de datos de obra (energía, combustible, agua, residuos, materiales, incidentes sociales) y conectarlos con indicadores ESG es una inversión que se recupera en forma de mejor puntuación en licitaciones, menor riesgo contractual y mejor percepción por parte de bancos y aseguradoras. Integrar ESG en planificación, producción y compras reduce riesgos de activos varados y reclamaciones.

4. Para el inversor y la entidad de financiación
Exigir indicadores ESG sólidos desde la fase de due diligence y diseño permite identificar proyectos con menor riesgo de transición y físico, ajustar el coste de la financiación al riesgo real y evitar operaciones que puedan convertirse en pasivos reputacionales o regulatorios. Trabajar de la mano con ingenierías y constructoras que dominen ESG/CSRD mejora la calidad de la cartera y su alineación con objetivos climáticos y de biodiversidad.

5. Para el gestor de activos
Contar con un histórico de datos ESG fiable desde el diseño y la construcción facilita la gestión del activo, la planificación de rehabilitaciones, la adaptación al clima futuro y la respuesta a exigencias crecientes de reporting. ESG deja de ser un informe anual para convertirse en un sistema de gestión de infraestructuras a lo largo de toda su vida útil.

Autoría: Silvia Rodríguez – Ingeniera de Caminos, especializada en sostenibilidad, ESG/CSRD y financiación de infraestructuras, 18 años de experiencia asesorando a promotores, constructoras e inversores en Europa y Latinoamérica.

Invitación: Seguidnos en nuestro LinkedIn o en X, compartid este artículo y comentad vuestras experiencias y propuestas sobre cómo estáis integrando ESG/CSRD, indicadores de carbono, agua y biodiversidad y reporting de sostenibilidad en vuestros proyectos de ingeniería e infraestructuras.
 

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