| ESG/CSRD:
POR QUÉ YA NO ES SOLO “UN ANEXO AMBIENTAL”
Durante años,
la sostenibilidad en infraestructuras se reducía a cumplir la evaluación
de impacto ambiental y algunos condicionantes de obra. Hoy, la lógica
ha cambiado: ESG (ambiental, social y gobernanza) y la CSRD en Europa hacen
que la sostenibilidad entre en el corazón del modelo de negocio.
Para una ingeniería
o una constructora esto significa tres cosas muy concretas:
El promotor
público o privado va a pedir indicadores y evidencias, no solo memorias
narrativas.
El inversor
y el banco van a preguntar cómo se gestionan emisiones, agua, biodiversidad,
comunidades y gobernanza, y van a vincular a ello la financiación
y el tipo de interés.
El proyecto
pasa a ser parte de un reporte corporativo obligatorio (CSRD/ESRS) que
la empresa no puede improvisar a última hora.
El sector de
infraestructuras está en el centro de la transición climática
y de la adaptación al cambio climático. Carreteras, ferrocarriles,
redes de agua, puertos, renovables, data centers o parques logísticos
son activos intensivos en carbono, suelo, materiales y agua, con impactos
sociales significativos. Por eso reguladores, financiadores y clientes
están elevando el listón. Para las constructoras e ingenierías
que se adelanten, esto no es solo una carga: es una oportunidad clara de
diferenciarse.
BENEFICIO Nº1:
MEJOR ACCESO A FINANCIACIÓN Y MENOR COSTE DE CAPITAL
La relación
entre ESG/CSRD y financiación es directa. Los bancos, los fondos
de infraestructuras y los grandes inversores institucionales están
bajo presión para demostrar que sus carteras son compatibles con
los objetivos climáticos y sociales.
Si una ingeniería
o una constructora demuestra que sus proyectos:
están
alineados con criterios de taxonomía (por ejemplo, en transporte,
agua, energía),
miden y reducen
carbono incorporado y emisiones operativas,
gestionan riesgos
de agua y biodiversidad,
y disponen
de sistemas de reporte trazable para CSRD,
tiene una posición
mucho más fuerte a la hora de negociar condiciones financieras,
importes y covenants.
Para un mismo
proyecto, dos ofertas pueden ser similares en precio, pero muy distintas
en riesgo percibido: la que ya integra indicadores ESG, planes de descarbonización
y reporting claro suele asociarse a menor riesgo regulatorio, reputacional
y operativo. Eso se traduce, en la práctica, en mejores condiciones
de tipo de interés y mayor apetito de los financiadores.
BENEFICIO Nº2:
VENTAJA REAL EN LICITACIONES PÚBLICAS Y CONTRATOS PRIVADOS
La segunda
palanca es comercial. Cada vez más pliegos de obra pública
y RFP de clientes privados incorporan:
criterios de
adjudicación ESG ponderados,
requisitos
de indicadores ambientales y sociales,
y compromisos
de reporte durante la vida del contrato.
La ingeniería
o la constructora que puede presentar una oferta técnica ESG sólida
—con objetivos cuantificados, metodologías claras para calcular
carbono incorporado, huella hídrica, indicadores de biodiversidad
y formatos de reporte compatibles con CSRD— juega en otra liga.
No basta con
frases genéricas sobre sostenibilidad. Los clientes quieren ver:
cómo
se va a calcular y reducir la huella de carbono del proyecto,
qué
indicadores de agua se van a monitorizar en obra y operación,
qué
medidas de protección y mejora de la biodiversidad se integran en
el diseño,
y cómo
todo eso se va a reportar con calidad de dato suficiente para que el promotor
incluya el proyecto en su propio informe ESG.
Quien tenga
estas capacidades ya integradas en sus procesos, plantillas y herramientas
parte con ventaja objetiva a la hora de ganar contratos y justificar un
importe competitivo con menor riesgo asociado.
En licitaciones
reñidas, el módulo ESG/CSRD deja de ser decorativo: puede
inclinar la balanza entre dos ofertas similares en precio, pero muy distintas
en riesgo y trazabilidad.
CARBONO INCORPORADO:
DONDE LA INGENIERÍA PUEDE GANAR O PERDER EL PARTIDO
Uno de los
campos donde la ingeniería y la constructora tienen más capacidad
de actuar es el carbono incorporado: las emisiones asociadas a materiales,
procesos constructivos y logística.
Para las empresas
que sepan jugar bien esta carta, las ventajas son claras:
Mejor puntuación
en licitaciones donde se exigen límites de huella de carbono o se
valoran propuestas de descarbonización.
Capacidad de
ofrecer al promotor y al inversor escenarios comparados: solución
estándar vs. solución optimizada en carbono, coste y plazo.
Posibilidad
de conectar el proyecto con bonos verdes o préstamos sostenibles,
al demostrar una contribución clara a objetivos climáticos.
Operativamente,
esto implica:
disponer de
bases de datos de factores de emisión de materiales (hormigones,
aceros, mezclas, prefabricados) y procesos,
formar a los
equipos de diseño para optimizar secciones, estructuras y soluciones
constructivas,
coordinar con
compras y proveedores para privilegiar materiales con declaraciones ambientales
de producto,
y trabajar
con producción para rediseñar logística, acopios y
uso de maquinaria con menor consumo.
La clave es
que el cálculo de carbono incorporado no se quede en el final, como
una foto, sino que se use como herramienta de diseño. Eso aporta
valor real al promotor, que puede justificar ante su consejo, su regulador
o sus financiadores por qué una solución es mejor no solo
en coste, sino en impacto climático.
AGUA Y BIODIVERSIDAD:
LOS “OLVIDADOS” QUE PUEDEN BLOQUEAR UN PROYECTO
Si carbono
es el indicador estrella, agua y biodiversidad son los grandes “olvidados”
que cada vez cierran más proyectos o generan conflictos sociales.
Para constructoras
e ingenierías, empezar a trabajar con indicadores de agua y biodiversidad
aporta tres beneficios inmediatos:
Menos riesgo
de bloqueo regulatorio: demostrar desde el diseño que el proyecto
reduce consumo de agua, minimiza vertidos y protege hábitats facilita
los permisos.
Mejor relación
con comunidades y grupos ecologistas, que suelen focalizar su oposición
en estos dos temas.
Mayor capacidad
de encajar el proyecto en la narrativa ESG del cliente público o
privado, que necesita justificar sus infraestructuras en clave de adaptación
climática y protección del territorio.
En la práctica,
esto significa:
medir la huella
hídrica de obra y operación, y planificar medidas de eficiencia,
recirculación y reutilización,
identificar
desde fase temprana áreas sensibles de biodiversidad y diseñar
medidas de evitación, minimización, restauración y,
si es necesario, compensación,
integrar soluciones
basadas en la naturaleza (restauración de cauces, humedales, taludes
vegetados, soluciones verdes para drenaje, etc.) que reducen riesgos y
mejoran la percepción social.
Son campos
donde la ingeniería tiene mucho que aportar y donde el coste adicional
bien diseñado suele ser muy inferior al coste de retrasos, litigios
o pérdida de licencia social para operar.
INDICADORES
Y DATOS: SI NO SE PUEDE MEDIR, NO SE PUEDE REPORTAR NI FINANCIAR
ESG/CSRD es,
en gran medida, un tema de dato. Constructoras e ingenierías que
ya trabajan con BIM, gemelo digital, sensores y plataformas de control
de obra tienen una base excelente para integrar indicadores ESG.
Las ventajas
de organizar bien el dato ESG son evidentes:
Reducir la
carga administrativa: si los consumos de energía, agua, materiales,
residuos o datos de biodiversidad se recogen de forma estructurada, el
reporting para el cliente y para la CSRD deja de ser una “locura de fin
de año”.
Ofrecer a clientes
públicos y privados cuadros de mando ESG en tiempo casi real, ganando
transparencia y confianza.
Preparar a
la empresa para auditorías y verificaciones externas, que serán
cada vez más exigentes en proyectos de gran importe.
Para ello,
la ingeniería y la constructora deben acordar internamente:
qué
KPIs ESG se van a usar por tipo de proyecto (carreteras, puertos, edificios,
renovables),
cómo
se conectan los datos de obra (IoT, SCADA, BMS, ERP, BIM) con los sistemas
corporativos de sostenibilidad y finanzas,
quién
es responsable de la gobernanza del dato ESG: calidad, validación,
archivo y trazabilidad.
Quien tenga
esta arquitectura resuelta podrá responder con agilidad a las crecientes
exigencias de clientes y financiadores, mientras otros siguen bloqueados
en hojas de cálculo manuales sin trazabilidad.
REPORTING ESG/CSRD:
DE COSTE OBLIGATORIO A PRODUCTO PARA EL CLIENTE
La CSRD obliga
a muchas empresas europeas —y a filiales de grupos internacionales— a reportar
información detallada sobre su desempeño ESG. Eso incluye
explicar cómo sus proyectos de infraestructuras contribuyen a emisiones,
uso de recursos, impactos sociales y riesgos climáticos.
Aquí
aparece un giro interesante para constructoras e ingenierías: el
reporte ESG deja de ser solo un coste interno para convertirse en un producto
que se puede ofrecer al cliente.
Una ingeniería
que, además de diseñar, sea capaz de:
estructurar
datos de proyecto según ESRS y otros marcos (GRI, TCFD…),
generar indicadores
de carbono, agua y biodiversidad compatibles con el reporting corporativo
del promotor,
y acompañar
al cliente en la preparación de sus informes ESG o de documentación
para financiación sostenible,
aporta un valor
añadido que va mucho más allá del proyecto técnico.
Lo mismo una constructora que ofrece al cliente público o privado
un paquete de proyecto + ejecución + reporting ESG trazable.
Ese servicio
adicional puede justificar mejores puntuaciones en licitaciones, menores
riesgos percibidos y, en muchos casos, un importe global del contrato más
competitivo en relación a la calidad y trazabilidad ofrecidas.
FINANCIACIÓN
SOSTENIBLE: BONOS VERDES, PRÉSTAMOS LIGADOS A ESG Y EL ROL DE LA
INGENIERÍA
En paralelo,
crecen los bonos verdes, préstamos verdes y préstamos ligados
a sostenibilidad. En todos ellos, la ingeniería y la construcción
están en primera línea, porque:
hay que definir
qué actividades del proyecto son “verdes” o alineadas con taxonomía,
hay que seleccionar
indicadores clave (emisiones, agua, biodiversidad, social) que condicionan
el tipo de interés o el margen,
y hay que establecer
un plan creíble de seguimiento y verificación.
La empresa
que entienda este lenguaje puede sentarse a la mesa con el promotor, el
banco y el asesor de sostenibilidad y proponer marcos de financiación
donde la ingeniería es parte de la solución, no solo un proveedor.
Eso abre oportunidades para participar en proyectos de mayor escala y en
operaciones de financiación de proyectos donde el componente ESG
es determinante.
CONCLUSIONES
OPERATIVAS: CÓMO MOVER FICHA DESDE HOY
1. Para el
promotor (público o privado)
Definir una
política clara de requerimientos ESG en pliegos y contratos, vinculada
a indicadores de carbono incorporado, agua, biodiversidad y desempeño
social, permite seleccionar mejor a las ingenierías y constructoras
y facilitar el posterior reporte CSRD y el acceso a financiación
sostenible. Integrar estos requisitos desde la planificación reduce
riesgos y evita sobrecostes y retrasos.
2. Para la
ingeniería
Pasar de un
enfoque “ambiental clásico” a un enfoque ESG/CSRD basado en datos:
incorporar ACV, cálculo de carbono incorporado, huella hídrica,
indicadores de biodiversidad y módulos ESG en memorias técnicas
y ofertas. Formar a sus equipos en taxonomía, CSRD/ESRS y financiación
sostenible le permitirá hablar el mismo idioma que promotores e
inversores y justificar honorarios alineados con el valor aportado.
3. Para la
constructora
Organizar
sistemas de recopilación de datos de obra (energía, combustible,
agua, residuos, materiales, incidentes sociales) y conectarlos con indicadores
ESG es una inversión que se recupera en forma de mejor puntuación
en licitaciones, menor riesgo contractual y mejor percepción por
parte de bancos y aseguradoras. Integrar ESG en planificación, producción
y compras reduce riesgos de activos varados y reclamaciones.
4. Para el
inversor y la entidad de financiación
Exigir indicadores
ESG sólidos desde la fase de due diligence y diseño permite
identificar proyectos con menor riesgo de transición y físico,
ajustar el coste de la financiación al riesgo real y evitar operaciones
que puedan convertirse en pasivos reputacionales o regulatorios. Trabajar
de la mano con ingenierías y constructoras que dominen ESG/CSRD
mejora la calidad de la cartera y su alineación con objetivos climáticos
y de biodiversidad.
5. Para el
gestor de activos
Contar con
un histórico de datos ESG fiable desde el diseño y la construcción
facilita la gestión del activo, la planificación de rehabilitaciones,
la adaptación al clima futuro y la respuesta a exigencias crecientes
de reporting. ESG deja de ser un informe anual para convertirse en un sistema
de gestión de infraestructuras a lo largo de toda su vida útil.
Autoría:
Silvia Rodríguez – Ingeniera de Caminos, especializada en sostenibilidad,
ESG/CSRD y financiación de infraestructuras, 18 años de experiencia
asesorando a promotores, constructoras e inversores en Europa y Latinoamérica.
Invitación:
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integrando ESG/CSRD, indicadores de carbono, agua y biodiversidad y reporting
de sostenibilidad en vuestros proyectos de ingeniería e infraestructuras.
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