| Introducción
contextual: por qué la falta de presupuestos es un problema constructivo,
no solo político
En economías
con sector construcción intensivo, el presupuesto es el ancla de
planes de inversión (CAPEX) y de gasto corriente (OPEX) de administraciones
que licitan carreteras, hospitales, colegios o vivienda pública.
Cuando una gran economía de la eurozona opera con presupuestos prorrogados
—o directamente sin aprobar su Ley de Presupuestos— se degrada la visibilidad
de pipeline, se encarecen las condiciones de financiación y se ralentiza
la toma de decisiones de promotores públicos y inversores institucionales.
Francia llega a este escenario con tensiones políticas y un expediente
europeo por desvío de déficit; España, con prórrogas
que sostienen la operativa pero restan capacidad de reprogramar importe
plurianual. Con la reforma del marco fiscal de la UE reactivada en 2024,
el margen para la improvisación es menor y la disciplina —en términos
de senda de gasto— más exigente.
Marcos y metodología:
reglas fiscales, gobernanza presupuestaria y cadena de valor de la construcción
Desde abril
de 2024 han entrado en vigor las nuevas reglas europeas de gobernanza económica:
se mantienen los umbrales de déficit (3 % del PIB) y deuda (60 %),
pero se transita a planes fiscales nacionales con sendas de ajuste más
realistas y salvaguardas de reducción de deuda. Para la construcción,
esto se traduce en tres vectores: (1) priorización de inversiones
con impacto en productividad y transición verde, (2) más
escrutinio sobre compromisos plurianuales, y (3) mayor trazabilidad del
gasto en proyectos. En metodología, evaluamos el efecto sobre coste,
financiación (spreads, tenor, tipo de interés), exposición
de promotores a retrasos y estrés de caja de contratistas por licitaciones
desplazadas.
Análisis:
cómo se propaga la parálisis presupuestaria a obra, margen
y financiación
1) Pipeline
y licitación: del “stand-by” al recorte selectivo
Sin presupuestos,
los órganos de contratación tienden a limitarse a compromisos
ya autorizados, posponiendo nuevas licitaciones o dividiendo paquetes.
Esto ralentiza el plan de adjudicaciones y desplaza curvas S de ejecución.
Para constructores y promotores privados que cofinancian con fondos públicos,
la incertidumbre complica el cierre financiero. El inversor exige prima
de riesgo y cláusulas de “long stop date” más estrictas.
2) Pagos y
certificaciones: fricción administrativa
La prórroga
presupuestaria no impide pagar, pero sí puede retrasar modificaciones,
adendas y nuevas fases. En proyectos complejos —hospitales, centros de
datos, infraestructura urbana— los importes certificados sufren más
revisiones, afectando cash flow de obra y covenants bancarios.
3) Coste de
capital: spreads al alza y menor tenor
En contextos
de inestabilidad, el coste de financiación sube por dos vías:
macro (volatilidad de bonos soberanos) y micro (riesgo proyecto/contraparte).
Para la construcción, esto presiona el margen vía mayor coste
financiero y provisiones de contingencias. La reciente corrección
del mercado francés tras la crisis política ilustra la sensibilidad
de los activos de riesgo a titulares que erosionan previsibilidad fiscal.
4) Regreso
de la disciplina fiscal: más filtro, no menos inversión
La reforma
del marco europeo no implica “austeridad mecánica”, pero sí
obliga a seleccionar mejor lo que se financia y a justificar con métricas
(productividad, descarbonización, resiliencia). Proyectos con peor
TIR social o ambiental tendrán más dificultades para avanzar
sin presupuesto firme.
5) Riesgo regulatorio
y de cumplimiento europeo
Francia encara
el procedimiento de déficit excesivo; su diálogo con Bruselas
condiciona márgenes de maniobra y priorización del gasto.
La señal es clara para toda la UE: el tiempo de los “escapes” extraordinarios
pos-pandemia terminó y la Comisión vigilará la ejecución.
Para los equipos de proyecto esto significa due diligence reforzada en
elegibilidad y calendarios de gasto.
Casos prácticos
(ES/FR): cómo aterriza en obra
Francia: señal
de riesgo y repercusión inmediata
La dimisión
del primer ministro ha acelerado la percepción de inestabilidad
y provocado caídas en el índice CAC 40. Más allá
del titular, lo relevante para obra es el encarecimiento de la financiación
corporativa y la prudencia en grandes paquetes de infraestructura regional
—justo cuando Europa pide consolidar cuentas—. La cadena de suministro
reacciona con cautela: proveedores exigen mejores condiciones de anticipo
y cobertura de coste.
España:
continuidad operativa con presupuestos prorrogados
España
ha demostrado que una prórroga puede sostener el día a día,
pero penaliza la planificación plurianual, la puesta en marcha de
programas nuevos y la flexibilidad para reforzar partidas (vivienda, rehabilitación
energética, movilidad urbana). A los promotores les complica comprometer
calendario y a las constructoras, completar el “orden de entrada” con volumen
y financiación óptima.
Efectos de
segunda ronda: precios, subcontratación y productividad
Cuando el promotor
público retrasa, el privado replantea. Se revisan carteras, se difiere
la compra de equipamiento, y la subcontratación entra en modo defensivo:
menos exposición a importe fijo, más interés en contratos
open book o pain/gain con cláusulas de revisión de precios.
La productividad sufre por paradas y relanzamientos, y aumenta el riesgo
de “subastación” (bidding agresivo) que erosiona margen y calidad.
En una Europa con tipos de interés aún elevados frente a
la última década, la elasticidad del coste financiero convierte
meses de retraso en puntos de margen perdidos.
¿Puede
Europa permitirse España y Francia sin presupuestos? El ángulo
macro-financiero
Las dos economías
suman cerca del 30 % del PIB de la eurozona. Operar sin presupuestos coordinados
con las nuevas reglas implica: (i) peores expectativas de deuda/PIB, (ii)
mayor incertidumbre sobre la senda de financiación de inversiones
cofinanciadas por la UE, y (iii) menor tracción sobre la industria
de la construcción, clave para empleo y transición energética.
La Comisión Europea ha reactivado el andamiaje de disciplina fiscal,
y los mercados han recordado en Francia que la política importa:
si la incertidumbre sube, el coste de capital sube. La respuesta ya no
es gastar “más” por inercia, sino gastar “mejor” y con gobernanza
verificable.
SEÑALES
DE ALERTA PARA CONSTRUCTORAS Y PROMOTORES
Licitar ? ejecutar:
sin presupuestos, la probabilidad de diferir inicio o fase II crece.
Caja: los días
de cobro pueden alargarse por cambios y adendas.
Financiación:
spreads y garantías más exigentes, en especial para midcaps.
Contrato: revisar
cláusulas de revisión de precios y de cambio regulatorio.
Gobernanza:
reforzar trazabilidad de gasto y KPI de impacto público.
Qué
hacer desde hoy: playbook de gestión para el sector
1) Reprogramar
cartera con criterios financieros
Calcular la
sensibilidad del margen al calendario: ¿cuántos puntos de
importe certificado dependen de adendas o fases condicionadas a un presupuesto
nuevo? Priorizar proyectos con retorno más robusto (TIR > coste
medio de financiación + prima de riesgo) y contratos con mejor protección
ante retrasos.
2) Blindar
el contrato: cláusulas y fórmulas
Incluir “gatillos”
de reprogramación si el presupuesto no se aprueba en X meses; activar
revisiones de precios indexadas (materiales/energía) con bandas
muertas para evitar litigios menores; y pactar mecanismos de bonus–malus
por cumplimiento de hitos bajo restricciones.
3) Caja primero:
anticipo, hitos y garantías
Rediseñar
el calendario de pagos a subcontrata, fomentando open book y acopios con
custodia para reducir riesgo de suministro. Explorar avales y seguros de
crédito para acortar días de cobro.
4) Financiación:
diversificar y cubrir
Negociar líneas
de circulante con escenarios de estrés, explorar titulización
de certificaciones y, en proyectos largo-plazo, valorar coberturas de tipo
de interés (cap/floor) si la volatilidad persiste.
5) Gobernanza
documental y trazabilidad
Con la vuelta
de las reglas fiscales, la auditoría será el nuevo normal.
Estandarizar formatos de evidencias (actas, órdenes de cambio, KPI
de productividad y empleo) para demostrar impacto y elegibilidad ante inversores
y administraciones.
Conclusiones
operativas (para promotor, constructor, inversor y gestor de activos)
Promotor público:
priorice carteras con métrica socioeconómica clara y capacidad
de arranque aun con prórroga. Use paneles de control para justificar
asignaciones y evitar parálisis por auditoría.
Constructor:
renegocie contratos incorporando triggers de reprogramación y cláusulas
de revisión de precios; proteja caja con anticipo y milestones granulares.
Inversor: exija
governance reforzado, sensibilidad de VAN/TIR a retrasos y prueba de resiliencia
del cash flow; prepare escenarios de “no aprobación” y pacte salidas
ordenadas.
Gestor de activos:
planifique mantenimiento mayor con ventanas flexibles; priorice CAPEX de
eficiencia (energía/agua) con repago < 5 años para sostener
valor aun con presupuestos diferidos.
Cadena de suministro:
oferte con volatilidad cubierta (hedges, acuerdos marco) y transparencia
de coste para sostener relación a largo plazo.
Autoría:
Manuel Rodríguez – Director financiero de constructora internacional
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experiencias y propuestas sobre la gestión de proyectos sin presupuestos
y su impacto en la construcción.
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