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Carretera 4.0: más información, más responsabilidad
La carretera
4.0 se define por tres rasgos: infraestructura que mide, infraestructura
que comunica e infraestructura que se conserva según datos. Eso
significa inventarios digitales, integración con centros de control,
sensorización de firmes, drenajes, ITS y, en los casos más
avanzados, gemelo digital del activo viario.
Para el promotor
esto es bueno: conoce su red, puede justificar inversiones, prepara PPP
y contratos CREMA/PBC con mayor precisión. Para la constructora
y la ingeniería, en cambio, aparecen riesgos nuevos:
Todo queda
registrado y georreferenciado: si el firme no cumple, se sabe cuándo,
dónde y con qué mezcla se ejecutó.
El titular
del dato suele ser la administración o concesionaria, no el contratista:
si no se pacta el acceso, el contratista no puede defender bien un eventual
claim.
El mantenimiento
deja de ser “haremos un refuerzo dentro de 8 años” para convertirse
en “si el KPI baja este trimestre, hay penalización”.
Precaución
clave: en el pliego o contrato debe constar quién es dueño
del dato, quién lo explota y con qué formato. Si la ingeniería
diseña un drenaje sensorizado pero el contratista no tiene acceso
a las alarmas, la responsabilidad operativa se vuelve asimétrica.
2. Coste de
ciclo de vida: el gran cambio para constructoras
En una carretera
convencional el contratista compite en CAPEX. En una carretera 4.0, el
titular quiere garantizar OPEX estable, menos cortes y mejor seguridad
vial. Eso lleva a:
Diseñar
para conservar: accesos seguros, cunetas mantenibles, drenajes con sensores
de nivel, arquetas accesibles, márgenes libres, taludes monitorizados.
Dimensionar
pensando en refuerzos futuros: si no se prevé una capa de rodadura
fácilmente renovable o una estructura que admita reciclados in situ,
las próximas intervenciones serán caras y peligrosas.
Medir el rendimiento,
no solo la obra: SPI (plazo) y CPI (coste) pasan a vigilar la conservación.
Si la constructora
oferta solo a corto plazo y no modela el TCO (coste total de propiedad)
o el LCC (life cycle cost), corre el riesgo de presentarse muy barata…
y luego comerse la conservación. Esto es frecuente en contratos
PBMC/PBC en Latinoamérica: gana el más barato, pero el que
no calculó bien el tráfico pesado o la pluviosidad acaba
financiando deterioros no previstos.
Precaución
clave: incorporar al presupuesto de obra una línea de ingeniería
de mantenimiento (5–10 ‰ del importe) para definir ya los puntos de inspección,
accesos y modelos de datos. Ese poco de CAPEX evita mucho OPEX.
3. Diseño
y dimensionamiento: donde se fabrican los futuros problemas
En carreteras
4.0 el diseño geométrico y el drenaje se vuelven críticos
porque los eventos climáticos extremos se están haciendo
más frecuentes. ¿Qué está pasando?
Trazados sin
prever drenaje profundo en zonas tropicales o muy lluviosas acaban colapsando
la explanada y obligan a intervenciones reactivas muy costosas.
Secciones tipo
que no contemplan espacio para equipamiento ITS, cableados o pequeñas
canalizaciones obligan a abrir de nuevo la carretera.
Diseño
sin control geométrico digital: después no se puede volcar
todo el as-built a un GIS/BIM y se pierde el valor 4.0.
Las ingenierías
deben introducir un concepto básico: “diseño mantenible”.
Eso significa que cada elemento (poste SOS, estación meteorológica,
PMV, equipo de pesaje dinámico, sensor de humedad en terraplén)
tiene un acceso seguro, un punto de energía identificado y un registro
en el inventario digital. Si no, cada intervención será más
cara.
Precaución
clave: exigir en el contrato de diseño y obra entregables internacionalizables,
sin referencias a normas nacionales, en formatos abiertos (IFC, GIS estándar)
y con jerarquías de activo claras. Es la única forma de que
el titular, años después, pueda migrar a otro sistema sin
rehacer el inventario.
4. Pavimentos
inteligentes y reciclados in situ: dónde se pierde dinero de verdad
El bloque de
pavimentos es el más delicado porque mezcla innovación, seguridad
vial y riesgo de ejecución.
Pavimentos
sensorizados: si se colocan sensores de carga, humedad o temperatura, la
trazabilidad de la compactación y de la mezcla tiene que ser perfecta.
Un lote mal compactado ya no se disimula.
Reciclado in
situ (frío/templado/caliente): es una solución óptima
en coste y emisiones, pero muy sensible a clima, tráfico y logística.
Reciclar en frío bajo lluvia tropical o sin controlar la dosificación
de ligante genera capas de bajo módulo que se degradan antes de
lo previsto.
Compatibilidad
con conservación 4.0: si la mezcla no está en el catálogo
del sistema de gestión de pavimentos (PMS), luego no se puede modelar
bien la curva de deterioro y el contratista no puede demostrar que la degradación
fue “normal”.
Riesgo típico:
obra de refuerzo con reciclado en situ en red secundaria latinoamericana,
con tráfico pesado no controlado y sin ensayo de probetas de control
? al año aparecen fisuras; el contrato de conservación por
resultados penaliza; el constructor no tiene evidencia de que el tráfico
real fue superior.
Precaución
clave: antes de ofertar, pedir datos de tráfico y clima reales,
no supuestos; y negociar que las penalizaciones por nivel de servicio queden
vinculadas a esos datos. Sin dato, no hay responsabilidad equilibrada.
5. Conservación
basada en datos, SPI/CPI y contratos por resultados
Aquí
está el gran cambio económico. Los contratos de conservación
4.0 ya no pagan “cuadrillas y toneladas” sino resultados: pavimento por
encima de cierto IRI, drenaje funcional, señalización visible,
RSA sin incidencias graves. Para controlar esto se usan dos indicadores
de gestión del proyecto:
SPI (Schedule
Performance Index): mide si se están haciendo las actuaciones cuando
se planificaron.
CPI (Cost Performance
Index): mide si el coste real está por debajo (=bien) o por encima
(=mal) del coste previsto.
En construcción
clásica, un SPI < 1 o un CPI < 1 se puede recuperar con una
certificación grande. En conservación por resultados no siempre:
si el nivel de servicio baja, hay penalización automática.
Por tanto, el contratista necesita:
Plataforma
digital con órdenes de trabajo, fotos georreferenciadas y cierre
de OT.
Curva de inversión
compatible con su financiación: si el contrato impone mucha actuación
al inicio (limpiezas, drenajes, señalización) pero paga de
forma lineal, el contratista está financiando la carretera al titular.
Alertas de
seguridad vial (RSA) integradas: cuando la auditoría detecta un
punto negro, eso se convierte en trabajo. Si no se ha previsto en el pricing
del contrato, será una salida neta de caja.
Precaución
clave: vincular el SPI/CPI del contrato a una matriz de niveles de servicio
realista. Es un error común fijar criterios europeos en redes tropicales
sin drenaje histórico: el contratista queda en permanente incumplimiento.
La carretera
4.0 no arruina proyectos porque sea digital, sino porque transparente los
incumplimientos. Si la constructora no controla su calidad, su trazabilidad
y su flujo de caja, los contratos por resultados con SPI/CPI acabarán
comiéndose su margen.
6. Auditoría
de Seguridad Vial (RSA): del papel al entorno georreferenciado
La RSA deja
de ser un informe estático y pasa a ser un proceso continuo apoyado
en mobile mapping, visión artificial y, cada vez más, integración
con el gemelo digital de la carretera. Eso tiene dos consecuencias para
constructoras e ingenierías:
Los defectos
quedan localizados precisa y públicamente (al menos para el titular):
bionda mal colocada, visibilidad comprometida, drenaje taponado, señal
mal ubicada.
Las recomendaciones
de la RSA se convierten en órdenes de trabajo dentro del contrato
de conservación. Si el contrato no tenía una partida flexible
para RSA, el contratista pierde dinero.
Precaución
clave: pedir que las RSA de explotación estén alineadas con
el contrato de conservación: periodicidad, formato, prioridad y
plazo de corrección. Si no, la RSA será una máquina
de generar OT sin financiación.
7. ITS, vehículo
conectado y electrificación: riesgos no “de obra”, sino de operación
Cada vez más
carreteras 4.0 incorporan:
Estaciones
meteorológicas,
Cámaras,
Paneles de
mensaje variable,
Pesaje dinámico,
Puntos de recarga.
Todo eso se
estropea y cuesta mantenerlo. Si la ingeniería no plantea accesos,
alimentación protegida, redundancia de comunicaciones y un plan
de reposición, el contratista será el que sufra las penalizaciones
por indisponibilidad ITS.
Precaución
clave: en el contrato, separar claramente indisponibilidad por causa tecnológica
(fallo de red del titular, ciberincidente, obsolescencia) de indisponibilidad
por mala conservación. Si no se separa, el riesgo tecnológico
acaba en el balance del contratista.
8. Sostenibilidad,
clima y financiación verde: lo que pide el inversor
Los bancos
multilaterales y la financiación verde están entrando en
conservación viaria. Su lenguaje es claro: ACV, TCO, huella de carbono,
resiliencia climática y ESG. Para constructoras e ingenierías
esto significa justificar:
Por qué
se eligió reciclado in situ (menos transporte ? menos emisiones),
Por qué
se mejoró drenaje (evitar colapso por lluvias extremas),
Por qué
se sensorizó talud (gestión de riesgo).
Si se documenta
bien, la obra puede acceder a mejor tipo de interés o a apoyo multilateral.
Si no se documenta, es una obra más.
Conclusiones
operativas
Presupuestar
la digitalización. Inventario GIS, integración BIM–PMS y
documentación 4.0 deben tener línea propia en el presupuesto.
Si se meten “dentro de la obra”, se diluyen y no se hacen.
Alinear diseño
y conservación. No aprobar diseños que no tengan plan de
mantenimiento asociado (accesos, frecuencias, datos). El coste de conservar
debe conocerse antes de licitar.
Blindar el
acceso al dato. Constructoras e ingenierías deben asegurarse contrato
en mano de que tendrán acceso a los datos de sensorización
y PMS: sin dato no se puede demostrar rendimiento.
Revisar las
penalizaciones por nivel de servicio. En climas extremos y redes viejas,
penalizaciones europeas dan proyectos inviables. Adaptarlas a España/LatAm.
Formar al personal
en SPI/CPI aplicado a conservación. No es lo mismo controlar una
obra que controlar 300 km de red dispersa.
Integrar RSA
en el contrato. Si no se da precio, plazo y prioridad a lo que detecta
la auditoría, la RSA se convierte en un pasivo.
Autoría:
Diego Serrano — Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, especialista en
conservación viaria, contratos PBMC y digitalización de activos
de transporte en España y Latinoamérica.
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con SPI/CPI, reciclados in situ y RSA en contratos de conservación.
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