Los dos eurodiputados
también solicitaron al Sr. Borrell que explique las acciones diplomáticas
a tomar para abordar la crisis entre Argelia y Marruecos, que es el motivo
de la no renovación del acuerdo del gasoducto Magreb-Europa.
El pasado domingo,
Argelia anunció la no renovación del acuerdo, una decisión
unilateral considerada por varios observadores y políticos europeos
como un chantaje de Argel hacia Europa.
Esta decisión
supone un importante suministro energético a España por valor
de 6.000 millones de metros cúbicos de gas.
El compromiso
de Argelia de aumentar la capacidad del oleoducto Medgaz, conectado directamente
a Almería, no es suficiente para compensar el suministro habitual
y generará costes adicionales por la contratación de buques
gasistas en plena crisis energética.
FINANCIACIÓN
DEL BANCO EUROPEO DE INVERSIONES
La financiación
del gasoducto Magreb-Europa correspondió en un 40% al Banco Europeo
de Inversiones, y el resto a la banca española e internacional.
El gasoducto
Magreb-Europa parte de los campos argelinos de gas de Hassi R'Mel y entroncará
con la red española a la altura de Córdoba después
de recorrer 1.370 kilómetros. La construcción en territorio
argelino (530 kilómetros) corresponde a la empresa argelina Sonatrach.
La empresa
gasista española Enagas creó, para la continuación
del gasoducto desde la frontera argelino-marroquí, dos sociedades
filiales. Europe Maghreb Pipeline Limited -participada al 100% por Enagas,
pero abierta a otros potenciales socios europeos- se encargó de
la financiación del gasoducto, reservándose los derechos
exclusivos de su uso. Por su parte, la gestión de la construcción
en el tramo terrestre marroquí (525 kilómetros) corrió
a cargo de la sociedad instrumental Metragaz (Magreb-Europe Transport de
Gaz), participada al 70% por Enagas y gestionada por la empresa española.
Esta infraestructura
permitió importar grandes cantidades de gas natural y contribuyó
a extender su uso y distribución en toda la Península Ibérica,
convirtiendo al gas natural en la segunda fuente de energía primaria
de España. Al tratarse de una de las regiones europeas con mayor
dependencia energética, esta nueva vía de abastecimiento
ofrecía enormes ventajas. Permitió diversificar las fuentes
de aprovisionamiento energético y al mismo tiempo proporcionar las
debidas garantías de suministro en condiciones seguras y competitivas,
mitigando los riesgos asociados al transporte del combustible.
La combinación
del gas natural y del gas natural licuado, con las infraestructuras de
entrada en el norte y sur del país y las distintas centrales de
regasificación, ha sido crítica para la seguridad del suministro
de España.
Esta infraestructura
también facilitó la transformación del parque de generación
español a través de las centrales de ciclo combinado, haciéndolo
más flexible, permitiendo la reducción paulatina de la intensidad
de uso del carbón y del petróleo y contribuyendo a la postre
al cumplimiento de los objetivos de reducción de emisiones de CO2.
Una vez incorporado el gas natural como fuente relevante de nuestra oferta
energética, España se encontraba ante el reto de asegurar
una demanda interna suficiente para rentabilizar la nueva infraestructura.
Con este fin se pusieron los medios necesarios para potenciar los tres
mercados de gas a desarrollar: el residencial, el industrial y el de generación
eléctrica.
En primer lugar,
para facilitar el despegue de la demanda industrial y doméstica
de gas natural se realizaron grandes inversiones en redes de transporte
y de distribución capilar. El consumo doméstico e industrial
de gas natural prácticamente se duplicó entre 1995 y 2000,
pasando de 93 a 185 TWh. En segundo lugar, como hemos mencionado antes,
desde el punto de vista de la generación eléctrica, el incremento
de la oferta de gas dinamizó la construcción de centrales
de ciclo combinado, que en comparación con el resto de centrales
térmicas ofrecían mayor rendimiento y menor inversión,
y permitían un despliegue de la capacidad instalada más dinámico,
debido a un tiempo de construcción menor.
La influencia
del gasoducto del Magreb en el desarrollo del mercado es patente desde
finales de los 90, cuando contribuye a una mayor penetración del
gas en la industria y a la aparición de las centrales de cogeneración,
aunque efectivamente el gran cambio se observa a partir de 2002 con las
centrales de ciclo combinado.
En 1996, el
gas natural cubría menos del 10% de la energía consumida
en España. En 2010 ya alcanzó casi el 25%, El desarrollo
de esta demanda no habría sido posible sin la entrada del gasoducto
Magreb-Europa.
|