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NOTICIAS DE LA CONSTRUCCIÓN, URBANISMO E INMOBILIARIO.

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23 de mayo de 2018
 
NOTICIA ADAPTADA AL SISTEMA EDUCATIVO inmoley.com DE FORMACIÓN CONTINUA PARA PROFESIONALES INMOBILIARIOS. ©

LAS JOINT VENTURE INMOBILIARIAS Y LAS INTENCIONES DE METROVACESA.
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  • Los alumnos deberán remitir a su tutor un análisis sobre las precauciones inmobiliarias y contables en las joint venture inmobiliarias.
Sirva de ejemplo un activo inmobiliario controlado conjuntamente por dos entidades, de forma que cada una de ellas obtiene una parte de los alquileres recibidos y soporta una parte de los gastos. En España, en el sector inmobiliario, existen muchos inmuebles controlados conjuntamente, tal como edificios destinados a oficinas o centros comerciales, de tal forma que cada uno de los partícipes tiene derecho a percibir una renta por el alquiler de los mismos, y, a su vez, está obligado a soportar una parte de los gastos de mantenimiento, por impuestos, etc. En términos contables, la existencia de un acuerdo contractual distingue a las inversiones que implican control conjunto de las inversiones en entidades asociadas, en las cuales el inversor ejerce influencia significativa sobre la entidad participada. El acuerdo contractual establece un control conjunto sobre el negocio conjunto. Dicho requisito asegura que ningún partícipe, aislado estará en una posición de controlar la actividad de forma unilateral (párrafo 11, NIC 31).

El acuerdo contractual puede manifestarse de diferentes maneras, por ejemplo, mediante un contrato entre los partícipes o mediante las actas de las reuniones mantenidas entre ellos. En algunos casos, el acuerdo se incorpora a los estatutos u otros reglamentos del negocio conjunto. Cualquiera que sea la forma, el acuerdo contractual se formaliza generalmente por escrito, y trata cuestiones tales como las siguientes:
 
a) la actividad, su duración y las obligaciones de información financiera del negocio conjunto;
b) el nombramiento del consejo de administración u órgano de gobierno equivalente del negocio conjunto, así como los derechos de voto de los partícipes;
c) las aportaciones al capital hechas por los partícipes; y 
d) el reparto entre los partícipes de la producción, los ingresos, los gastos o los resultados del negocio conjunto.
En el acuerdo contractual se puede designar a uno de los partícipes como gerente o administrador del negocio conjunto. Quien actúe como administrador no controla el negocio conjunto, sino que lo hace aplicando, en virtud de los poderes que le han sido delegados, las políticas financiera y de explotación acordadas entre todos los partícipes, en  cumplimiento del acuerdo contractual. 

Si este administrador tuviera poder para dirigir las políticas financiera y de explotación de la actividad económica, controlaría el negocio, y éste se convertiría en una entidad dependiente del administrador, perdiendo su carácter de negocio conjunto.

En resumen, para que exista un negocio conjunto, se han de cumplir simultáneamente las dos condiciones siguientes:
 

a) tiene que haber dos o más partícipes ligados por un acuerdo contractual; y
b) el acuerdo contractual ha de establecer la existencia de control conjunto.
El control conjunto no requiere que todos los partícipes tengan la misma participación en el capital. El control conjunto tiene su origen en el acuerdo contractual, y por ello puede establecerse entre más de dos partícipes y con variados porcentajes de participación. Por ejemplo, cuatro partes con participaciones respectivas de un 30, un 20, un 25 y un 25 por ciento, pueden ejercer el control conjunto si hay un acuerdo contractual que requiere un consentimiento unánime para todas las decisiones clave.

Ahora vamos con la noticia, Metrovacesa mantiene negociaciones con fondos internacionales para la puesta en marcha de sociedades conjuntas para promover oficinas. "Estamos en conversaciones avanzadas y esperamos cerrar alguna joint venture antes de que termine el año", explica su consejero delegado, Jorge Pérez de Leza, en una entrevista con expansión.

El modelo planteado pasa por formar sociedades conjuntas en las que el socio financiero controle un 75%, mientras que el 25% restante quede en manos de Metrovacesa: "Esto nos permite vender suelos a precios en torno al GAV (valor bruto de activos) o por encima y mantener una participación en el proyecto".

Metrovacesa cuenta actualmente con más de 1,3 millones de metros cuadrados de suelo terciario, con un valor aproximado de 684 millones de euros. Además de joint ventures con socios financieros, la compañía prevé firmar proyectos llave en mano como el que selló el pasado año con Axiare para la venta de un edificio en construcción ubicado en el número 40 de la calle Josefa Valcárcel de Madrid, que entregará a finales de 2018, por 30 millones."El objetivo de la compañía pasaba por lanzar 36.000 metros cuadrados con proyectos llave en mano y joint ventures en 2018 y lo vamos a superar", asegura. Paralelamente, sigue vendiendo suelo terciario. 

El pasado abril alcanzó un acuerdo con la promotora La Llave de Oro para la venta de un terreno en el Distrito 22@ de Barcelona por 22 millones y negocia operaciones por otros 14 millones, lo que le permitirá superar el objetivo para 2018. Con estas operaciones la compañía hace caja, mientras prepara el despegue de su negocio principal: la promoción de viviendas.Ventaja Pérez de Leza adelanta que la compañía lanzará entre 3.500 y 4.000 unidades en 2018, lo que le permite avanzar en su propósito de alcanzar velocidad de crucero en 2021. De acuerdo con los planes iniciales, entregará 520 unidades en 2018 y alcanzará las 700 y 3.500 unidades entregadas en 2019 y 2020, respectivamente: "Esto nos permitirá situarnos en camino de cerrar el año en break even y en senda positiva el próximo".

En opinión del directivo, una de las ventajas competitivas de la promotora es su cartera de suelo, con capacidad para desarrollar 37.500 viviendas. "Podemos cumplir con los objetivos de entrega a ocho años sin necesidad de comprar suelo. Esto nos aporta mucha tranquilidad frente a los competidores".

Pérez de Leza defiende además la apuesta del grupo por diversificar su cartera: "En Madrid, Barcelona y Costa del Sol ya no hay suelo finalista. Si quieres llevar a cabo entregas significativas hay que abrirse a otros mercados". Y adelanta, además, que ha recibido ofertas para vender suelos no finalistas que ha descartado hasta lograr los permisos urbanísticos. "La gestión del suelo es una estrategia diferencial, tenemos un equipo preparado y podemos lograr mayores márgenes. Vender ahora es perder euros por el camino", subraya.
 

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