Conclusiones
operativas
Eliminar
el coste del suelo mediante concesiones prolongadas mejora la rentabilidad
y viabilidad de la promoción.
Demanda estructural
garantizada asegura ocupación y flujos de caja estables.
Indexación
de rentas al IPC protege los ingresos frente a la inflación.
Construcción
industrializada y eficiencia energética reducen costes y plazos.
Posibilidad
de venta de la concesión permite a los promotores recuperar capital
e impulsar nuevos proyectos.
PLAN VIVE
JOVEN: AVALANCHA DE OFERTAS GRACIAS A UN MODELO DE VIVIENDA ASEQUIBLE VIABLE
La Comunidad
de Madrid ha recibido 63 ofertas de 9 empresas para construir 3.404 nuevas
viviendas de alquiler asequible dirigidas a menores de 35 años,
dentro del Plan VIVE Solución Joven. Esta respuesta masiva del sector
promotor indica que el proyecto se percibe como económicamente viable,
hasta el punto de atraer a casi una decena de importantes compañías
(constructores, promotoras e inversores) repartidas en 14 lotes de concurso.
El propio Gobierno regional destaca que se trata de una de las mayores
operaciones de pisos en alquiler de Europa y un modelo que genera empleo,
atrae inversión y sitúa a Madrid como referente en innovación
en vivienda asequible. ¿De dónde surge esa viabilidad económica
que explica tanto interés privado en construir vivienda de renta
limitada?
Suelo público
en concesión: la base del modelo PPP exitoso
El Plan VIVE
se sustenta en un esquema de colaboración público-privada
(PPP) en el que la Comunidad de Madrid pone a disposición suelo
público en concesión demanial de largo plazo para que las
empresas construyan y exploten las viviendas en alquiler asequible. En
esta licitación dirigida a jóvenes, los terrenos se ceden
por 75 años, un horizonte inusualmente largo (la primera fase del
plan fue a 50 años) que mejora la rentabilidad del proyecto. Durante
ese periodo, la empresa adjudicataria mantiene la propiedad y gestión
de los pisos en alquiler, y al concluir la concesión las viviendas
pasan a formar parte del parque público regional.
Esta fórmula
elimina el coste de adquisición de suelo, uno de los componentes
más onerosos en cualquier promoción inmobiliaria. Al no tener
que comprar el terreno (que sigue siendo público), los promotores
pueden destinar la inversión principalmente a la construcción
y así ofrecer alquileres más bajos sin comprometer la viabilidad.
Además, la administración agiliza trámites urbanísticos
y aporta seguridad jurídica al proyecto. El resultado es un esquema
atractivo para el sector privado, que ha respondido con entusiasmo en Madrid.
Convocatorias semejantes en otros ámbitos no han logrado el mismo
éxito, lo que evidencia que el diseño del plan (suelo público,
plazos amplios y garantías) ha sido clave para convencer a los promotores
de la viabilidad económica de construir vivienda asequible.
Alquileres
limitados pero con demanda asegurada
El pliego de
condiciones del Plan VIVE fija un tope de renta para que los pisos sean
efectivamente asequibles. En términos prácticos, el precio
del alquiler se sitúa aproximadamente entre un 30% y un 40% por
debajo del valor de mercado libre. Por ejemplo, en promociones recientes
de referencia, los jóvenes adjudicatarios pagan en el entorno de
600-700 euros mensuales cuando en el mercado libre unidades comparables
superarían con frecuencia los 900-1.000 euros. Esta rebaja significativa
en la renta es posible gracias al ahorro de costes estructurales (como
el suelo gratuito) y a unos márgenes más ajustados pero estables
para el operador.
A pesar del
descuento en el alquiler, la demanda potencial para estas viviendas es
enorme, lo que garantiza la ocupación plena de los edificios y,
por tanto, ingresos constantes para el promotor. Madrid sufre un fuerte
déficit de vivienda en alquiler asequible –especialmente entre los
jóvenes– de modo que cada nueva promoción del Plan VIVE recibe
miles de solicitudes de interesados. La Comunidad ha establecido un portal
único y criterios transparentes para adjudicar las viviendas, asegurando
que haya inquilinos solventes y seleccionados desde el primer día.
Este riesgo comercial prácticamente nulo (vacantes mínimas
y morosidad controlada) es otro factor que contribuye a la viabilidad:
los promotores pueden proyectar flujos de caja estables a largo plazo,
algo poco común en el mercado residencial tradicional. El Plan VIVE
se consolida así como un modelo pionero de colaboración público-privada
replicable en otras regiones.
Rentabilidad
atractiva y protegida a largo plazo
El interés
inversor también se explica porque estos proyectos ofrecen una rentabilidad
atractiva en relación con su riesgo, cumpliendo además criterios
sociales (vivienda asequible) que muchos fondos valoran. Cuando se lanzó
el Plan VIVE, se estimaba una rentabilidad anual en torno al 5-6% para
los inversores finales. Este nivel de retorno resulta competitivo frente
a otros activos inmobiliarios, considerando que el riesgo de impago o de
vacantes es bajo debido a la alta demanda estructural. Además, las
rentas están vinculadas a la inflación (IPC), lo que permite
al propietario actualizar los alquileres anualmente y proteger su flujo
de ingresos a largo plazo. En esencia, una cartera de vivienda asequible
del Plan VIVE se comporta casi como un bono a muy largo plazo indexado
a la inflación, pero con un rendimiento superior al de la deuda
pública indexada. Esta combinación de cash-flow estable y
retornos sostenidos ha atraído a inversores institucionales de primer
nivel.
Un ejemplo
ilustrativo fue la entrada de un gran fondo internacional en la primera
fase del Plan VIVE tras adquirir la concesión de una gran cartera
desarrollada por un promotor nacional. El promotor construyó las
viviendas y posteriormente vendió los derechos de explotación
a 50 años por un importe cercano a los 250 millones de euros. La
operación demostró que hay capital institucional dispuesto
a comprar estos activos en cuanto están desarrollados y estabilizados.
Para el promotor, este esquema build-to-rent con venta posterior resulta
muy interesante: construye el proyecto, lo estabiliza con inquilinos y
luego puede desinvertir transfiriéndolo a un inversor a largo plazo,
obteniendo así un beneficio directo. De este modo, incluso promotoras
que no quieran mantener la gestión 75 años pueden monetizar
la concesión una vez terminada la obra y alquiladas las viviendas.
La transmisibilidad de las concesiones (permitida en el pliego) facilita
esta salida, ampliando el número de jugadores interesados: promotoras,
constructoras e incluso fondos especializados compiten por adjudicarse
los lotes, sabiendo que luego podrán refinanciar o vender la promoción
a inversores finales.
Gestión
de costes y productividad: industrialización y eficiencia energética
Las condiciones
macroeconómicas han variado desde la primera fase (adjudicada en
2021) hasta la licitación joven de 2025: el encarecimiento de la
construcción por la inflación de materiales y la subida de
tipos han tensionado las cuentas de las promociones residenciales en general.
Sin embargo, la Comunidad de Madrid ha introducido ajustes para mantener
la viabilidad: por un lado, ha ampliado la duración de la concesión
a 75 años (lo que permite amortizar la inversión en un plazo
mayor y mejorar el retorno anual). Por otro, los promotores están
optimizando los proyectos con metodologías constructivas más
eficientes –por ejemplo, construcción industrializada modular– para
mitigar el alza de costes y acortar plazos, con ahorros relevantes en coste
y tiempo. Además, las promociones se entregan con altas calificaciones
energéticas (AA) y certificaciones ambientales de referencia, lo
que reduce consumos y costes operativos para los inquilinos y refuerza
el atractivo ESG para los inversores.
Escala y eficiencia:
14.000 viviendas asequibles como objetivo
Otro aspecto
que brinda viabilidad es la escala del Plan VIVE. El programa completo
aspira a poner en el mercado hasta 14.000 viviendas de alquiler asequible
en más de 20 municipios de la región. Solo en la presente
legislatura, el Gobierno autonómico se ha propuesto entregar 10.500
viviendas de este tipo. Esta ambición de escala permite economías
en la cadena de valor: los concursos se dividen en lotes grandes, pero
las empresas pueden presentarse a varios, logrando volumen suficiente para
negociar mejores precios con proveedores y optimizar recursos. Municipios
como Alcobendas (750 viviendas), Madrid capital (806) o Colmenar Viejo
(332) recibirán promociones de gran tamaño, lo que invita
a técnicas de construcción en serie e industrialización
para mantener los costes a raya. Actualmente hay miles de viviendas en
obra adicionales a las ya entregadas, muchas correspondientes a este nuevo
plan para jóvenes. La capacidad de planificar un pipeline continuo
de proyectos asequibles permite a las promotoras especializarse y repetir
el modelo, ganando eficiencia con cada promoción.
Asimismo, la
colaboración público-privada en Madrid está demostrando
ser un modelo replicable: otras comunidades autónomas ya han anunciado
iniciativas similares de cesión de suelo público para alquiler
asequible. Incluso a nivel internacional, varios países se han interesado
en el esquema madrileño. Este reconocimiento refuerza la confianza
de los inversores en que se trata de un mercado en crecimiento y con apoyo
institucional duradero. Participar en el Plan VIVE no solo aporta un proyecto
puntual, sino que posiciona a las empresas para futuras iniciativas en
Madrid y en otras regiones que adopten fórmulas parecidas.
Conclusión:
vivienda asequible con números que cuadran
La fuerte respuesta
al Plan VIVE Solución Joven demuestra que, cuando se estructura
adecuadamente, la promoción de vivienda asequible puede ser atractiva
para el sector privado. En Madrid, la conjunción de suelo público
gratuito, concesiones extensas, alquileres razonables pero asegurados e
industrialización constructiva ha logrado cuadrar la ecuación
financiera de estas promociones. Los promotores encuentran viabilidad económica
donde tradicionalmente se asumía que solo con subvenciones directas
se podía construir vivienda barata. Aquí, en cambio, el apoyo
público inteligente (ceder suelo y garantizar reglas claras) sustituye
a la subvención, y el mercado hace el resto: capital privado dispuesto
a un rendimiento moderado pero estable, a cambio de un riesgo acotado y
de contribuir a una necesidad social acuciante.
En términos
prácticos, ¿de dónde proviene la rentabilidad?
De ahorros en costes iniciales (no pagar el solar), de una demanda estructural
altísima que llena los pisos desde el día uno, de alquileres
que aunque más bajos están indexados a la inflación
para mantener su valor, y de la posibilidad de movilizar financiación
a gran escala (banca, fondos) con la confianza de que el cash-flow de los
alquileres asequibles es seguro y relativamente anticíclico. A
ello se suma que las empresas ganadoras pueden monetizar su esfuerzo vendiendo
los activos a inversores finales una vez construidos, obteniendo una plusvalía
inmediata sin esperar décadas.
Para los jóvenes
madrileños, el éxito de esta fórmula significa miles
de viviendas modernas a precios accesibles –típicamente entre un
30% y un 40% inferiores al mercado– que les permitirán emanciparse
sin destinar la mitad de sus ingresos al alquiler. Para los promotores
y constructores, se abre un nuevo nicho de negocio donde pueden crecer
de la mano del sector público, diversificando su actividad más
allá de la vivienda libre tradicional. Y para la Administración,
Plan VIVE supone aumentar el parque de alquiler asequible sin un desembolso
presupuestario directo en la construcción, aprovechando la eficiencia
privada pero conservando a largo plazo el patrimonio (los pisos revertirán
al erario público tras 75 años).
En definitiva,
las 63 ofertas presentadas confirman que el Plan VIVE funciona para todas
las partes. Madrid ya ha entregado cerca de 5.000 viviendas de este programa
y tiene miles más en camino, consolidándose como referente
nacional en políticas de vivienda asequible. Para los profesionales
de la construcción y la promoción, este caso muestra que
es posible hacer ciudad con rentas bajas sin perder la rentabilidad, siempre
que se combinen imaginación en las fórmulas y rigor en los
números.
Nota de contexto
local: los 3.404 hogares de esta licitación joven se ubicarán
en Madrid (806), Alcobendas (750), Tres Cantos (280), Móstoles (307),
Arroyomolinos (365), Colmenar Viejo (332), Valdemoro (150), Loeches (295),
Torrejón de la Calzada (81) y Torrejón de Velasco (38). Además,
se han anunciado 1.000 viviendas adicionales para menores de 35 años
en nuevos municipios como Alcalá de Henares, Villanueva de la Cañada,
la capital y Aravaca.
Autoría:
María Fernández – Economista Urbanista con experiencia en
financiación de vivienda asequible
Invitación:
Seguidnos en nuestro LinkedIn o en X, compartid este artículo y
comentad vuestras experiencias y propuestas sobre vivienda social y colaboración
público-privada.
|