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SUBSIDENCIA: EL RIESGO EMERGENTE BAJO LA SOMBRA DEL CAMBIO CLIMÁTICO

8 de abril de 2025
¿Qué guía práctica soluciona este tipo de casos?
¿Qué debe saber un profesional en un caso práctico como el de la noticia?
  • El cambio climático está alterando los patrones meteorológicos de forma radical y, en consecuencia, aumentando la incidencia de fenómenos extremos. Entre los efectos inmediatos se encuentran inundaciones, daños en edificaciones y trastornos en la movilidad, pero, en paralelo, se desarrolla una amenaza insidiosa bajo nuestros pies: la subsidencia. Este fenómeno, que implica el hundimiento o desplazamiento gradual del terreno, afecta desde edificios y carreteras hasta puentes, aeropuertos y vías férreas. Consciente de la gravedad de la situación, la comunidad científica y los expertos en infraestructuras recalcan la necesidad de adoptar una estrategia proactiva en la gestión del riesgo asociado a la subsidencia.
La detección temprana mediante inspecciones regulares, la aplicación de tecnologías innovadoras y la mejora en la gestión de aguas son fundamentales para enfrentar este reto. En un escenario de incertidumbre climática, la adopción de una política proactiva en la gestión del riesgo de subsidencia resultará decisiva para preservar la integridad de edificios y estructuras críticas, así como para garantizar la seguridad y el bienestar de la ciudadanía.

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SUBSIDENCIA: RIESGO OCULTO EN LA CONSTRUCCIÓN Y CÓMO MITIGARLO

 
¿QUÉ ES LA SUBSIDENCIA Y CUÁLES SON SUS CAUSAS?

La subsidencia se define como el proceso de hundimiento o desplazamiento del suelo que se da de forma progresiva y que puede comprometer la estabilidad estructural de todo tipo de infraestructuras. Entre las principales causas se destacan:

Variaciones en el contenido de agua del suelo:
Los suelos, en especial aquellos compuestos mayoritariamente de arcilla, pueden experimentar contracción o expansión en función de la humedad ambiental. El calor prolongado provoca la evaporación del agua, conllevando al encogimiento de la tierra, mientras que la saturación por lluvias intensas puede arrastrar partículas finas y generar vacíos.

Fenómenos meteorológicos extremos:
Las sequías prolongadas y las olas de calor en climas cálidos, junto con las intensas precipitaciones y ciclos de congelación–descongelación en regiones frías y húmedas, son factores determinantes que debilitan la estructura del subsuelo.

Deficiencias en la gestión de aguas pluviales:
La inadecuada planificación y el drenaje insuficiente de las zonas urbanas potencian la erosión del suelo y favorecen la formación de vacíos que, con el tiempo, desembocan en subsidencia.

SUBSIDENCIA EN CLIMAS CALUROSOS: EL EFECTO DEL CALOR SOBRE LA ARCILLA

La mayoría de los casos de subsidencia se han registrado tras periodos prolongados de calor, especialmente en áreas con suelos arcillosos. En ciudades como Londres y otras zonas del sureste, el aumento de las temperaturas acelera la pérdida de humedad en el terreno, provocando que la arcilla se contraiga y se formen fisuras bajo cimientos y estructuras. Este hundimiento progresivo no solo debilita la integridad de edificios residenciales y comerciales, sino que también afecta infraestructuras críticas, como carreteras y puentes, generando superficies irregulares y aumentando el riesgo de accidentes.

Los expertos recomiendan que se prioricen las inspecciones minuciosas después de episodios de calor extremo para identificar posibles signos de desplazamiento del terreno y tomar medidas correctivas de forma temprana.

SUBSIDENCIA EN CLIMAS FRÍOS Y HÚMEDOS: RETOS DE LAS INUNDACIONES Y LOS CICLOS DE CONGELACIÓN

En contraste, en climas caracterizados por abundantes lluvias y temperaturas bajas, el fenómeno de la subsidencia se manifiesta de manera diferente. La saturación del suelo por lluvias intensas puede ocasionar que las partículas finas sean arrastradas, dejando huecos subterráneos que comprometen la capacidad del terreno para soportar cargas. Así, las infraestructuras –desde puentes hasta edificios– se ven sometidas a un esfuerzo excesivo que puede culminar en el colapso estructural.

Además, en regiones con ciclos de congelación y descongelación, el agua que se infiltra en grietas de las estructuras se expande al congelarse. Este proceso, repetido de forma cíclica, genera un desgaste progresivo que contribuye a la inestabilidad del terreno y favorece el desplazamiento desigual de la superficie, aumentando el riesgo de fallos en carreteras, soportes de puentes y cimientos de edificios.

El impacto de una mala gestión del agua en zonas urbanas y en áreas de antiguos desarrollos industriales (grey belt) agrava aún más esta problemática, al potenciar procesos de erosión y deterioro del subsuelo.

IMPACTO Y CONSECUENCIAS EN INFRAESTRUCTURAS CRÍTICAS

El daño derivado de la subsidencia no se limita a un entorno residencial; afecta de forma directa la operatividad de infraestructuras esenciales y la seguridad pública. Entre las consecuencias más destacadas se incluyen:

Daños en edificios y estructuras:
El desplazamiento del suelo puede provocar grietas en paredes y suelos, desconchados en fachadas y, en situaciones extremas, el colapso parcial o total de edificaciones.

Infraestructuras de transporte:
Carreteras y puentes, al asentarse de forma irregular, generan superficies deformadas que ponen en peligro la seguridad vial. La aparición de huecos o sinkholes puede obligar a cerramientos temporales y, en casos extremos, a la reconstrucción de elementos críticos de la red de transporte.

Costes económicos elevados:
La reparación de infraestructuras dañadas por la subsidencia suele implicar un elevado coste. Además, los trastornos en el servicio de transporte pueden desencadenar pérdidas económicas adicionales en sectores como el comercio y la logística, afectando tanto a empresas como a inversores y organismos públicos.

Ante este panorama, es imprescindible establecer mecanismos de prevención y detección temprana para evitar reparaciones onerosas y minimizar las interrupciones en el funcionamiento normal de las ciudades.

MEDIDAS PARA MITIGAR EL RIESGO DE SUBSIDENCIA

Frente a esta amenaza creciente, los expertos coinciden en la necesidad de adoptar un enfoque preventivo y sistemático. Algunas de las principales medidas recomendadas incluyen:

Inspecciones periódicas tras condiciones extremas:
Tras episodios de calor intenso, heladas, o inundaciones, se debe realizar una revisión detallada en edificios, infraestructuras y zonas urbanas vulnerables. La identificación temprana de grietas, hundimientos y otros signos de desplazamiento permite planificar intervenciones correctivas antes de que el daño se agrave.

Uso de tecnologías especializadas:
Técnicas como la inyección de resinas, por ejemplo la tecnología Teretek® Resin Injection, han demostrado ser efectivas para re-nivelar y reforzar cimientos afectados por el desplazamiento del suelo. Estas soluciones, además de ser rentables, se aplican con un mínimo de alteración en el entorno y en las operaciones cotidianas.

Planificación y gestión del agua:
La mejora en el drenaje urbano y la implantación de sistemas eficientes de gestión de aguas pluviales pueden reducir el riesgo de saturación del suelo y, por ende, mitigar los efectos erosivos que desencadenan subsidencia.

Adaptación de infraestructuras:
El rediseño y la adaptación de estructuras críticas para soportar las variaciones estacionales y los fenómenos extremos puede prolongar la vida útil de los edificios y la red de transporte, garantizando la seguridad y reduciendo la necesidad de intervenciones a gran escala.

Implementar estas estrategias de forma coordinada no solo favorece la seguridad pública, sino que también optimiza el uso de recursos y minimiza el impacto económico derivado de posibles daños.

CONCLUSIONES
El cambio climático no solo trae consigo fenómenos meteorológicos extremos, sino que también incrementa riesgos latentes, como la subsidencia, que pueden minar la estabilidad de nuestras infraestructuras. Desde el encogimiento de suelos en épocas de calor hasta los efectos corrosivos de inundaciones y ciclos de congelación, el riesgo de subsidencia se configura como uno de los desafíos técnicos y económicos del futuro próximo.

La detección temprana mediante inspecciones regulares, la aplicación de tecnologías innovadoras y la mejora en la gestión de aguas son fundamentales para enfrentar este reto. En un escenario de incertidumbre climática, la adopción de una política proactiva en la gestión del riesgo de subsidencia resultará decisiva para preservar la integridad de edificios y estructuras críticas, así como para garantizar la seguridad y el bienestar de la ciudadanía.

Autoría: Juan Sánchez – Especialista en Infraestructuras Comerciales y Consultor en Riesgos Geológicos con años de experiencia internacional.

Se invita a los lectores a compartir este artículo en sus redes sociales y a participar en el debate sobre las medidas necesarias para prevenir y gestionar la subsidencia en un contexto de cambio climático acelerado.
 

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