Introducción:
del “cumplir” al “ganar obra”
Si en algo
coinciden promotores, constructoras e inversores es en que la incertidumbre
de la obra vive en la cadena de subcontratas. Los riesgos de seguridad
y salud, laborales, ambientales y documentales se materializan a pie de
tajo, con consecuencias operativas que acaban en el margen del proyecto:
desviaciones de coste, paradas, multas, pérdida de productividad
o rechazo de certificaciones. Mientras tanto, el mercado financiero exige
gobernanza: bancos, fondos e incluso clientes institucionales ponderan
la due diligence para definir precio del dinero (tipo de interés),
garantías y condiciones de financiación.
En España,
el marco comunitario y la atención creciente a derechos humanos/ambientales
empujan a integrar la due diligence en los contratos de obra; en Latinoamérica,
la casuística de informalidad y disparidad normativa demanda proporcionalidad
y enfoque basado en riesgo. En ambos contextos, el mensaje es idéntico:
quien sistematiza el compliance en la cadena de subcontratas entrega mejor,
antes y con menos sorpresas.
Por qué
ahora: drivers de negocio y regulatorios
Tres fuerzas
se combinan. Primero, exposición mediática y social a accidentes,
trabajo precario o impactos ambientales: un incidente serio puede tumbar
una licitación o encarecer el seguro. Segundo, exigencia contractual:
cada vez más pliegos piden políticas, KPIs y derechos de
auditoría. Tercero, financiación: los inversores valoran
positivamente programas robustos porque reducen riesgo de flujo de caja;
no es extraño ver spreads de financiación ajustarse cuando
el constructor demuestra control de su cadena.
Los beneficios
tangibles son medibles: menor tasa de incidentes críticos, menos
no conformidades y retrabajos, certificaciones sin sobresaltos, y curvas
S más estables. Traducido a euros, el coste evitado supera con frecuencia
el OPEX del sistema de compliance: suspensión de obra no planificada,
sanciones, penalidades contractuales (malus), reclamaciones o pérdidas
por materiales mal gestionados.
Gobernanza
eficaz: política, roles y RACI que funcionan
El punto de
partida no es un manual, sino un modelo de gobierno. Una política
de proveedores clara —derechos humanos, ambientales y subcontratación
en cascada (flow-down)— con actualización anual, y un Comité
de cadena donde Compras, Jurídico, EHS, Operaciones de Obra, Compliance
y Finanzas se sientan juntos. En la práctica, la matriz RACI evita
huecos: Compras lidera el onboarding KYS, EHS define estándares
de campo, Juridico blinda cláusulas y penalizaciones, Obra valida
la proporcionalidad en los pliegos, Compliance audita y coordina CAP (Corrective
Action Plans), y Finanzas conecta todo con el ERP y el reporting de importes.
Esta gobernanza
no “añade burocracia”; redistribuye responsabilidades con una métrica
simple: % de proveedores críticos homologados, cobertura de auditorías
por riesgo y lead time de cierre de no conformidades. Si además
se ligan a los objetivos de jefes de obra y responsables de compras, la
cultura cambia: cumplir deja de ser defensivo y pasa a ser productivo.
Mapa de riesgos:
dónde mirar primero y cuánto cuesta no hacerlo
No hay dos
carteras de subcontratas iguales. El valor está en transitar de
listas genéricas a cartografía de riesgos por oficio, país
y obra. En edificación urbana: acabados y MEP concentran mano de
obra intensiva, con riesgos sociales (horas, subcontratación no
autorizada, alojamientos) y de seguridad. En obra civil: movimiento de
tierras, hormigón, asfalto y logística añaden exposición
ambiental (vertidos, residuos, emisiones, ruido). La priorización
cruza probabilidad, severidad y exposición (volumen de contrato),
lo que da una matriz proveedor/categoría/país con umbrales
para el plan anual de verificación.
Cuantificar
el riesgo permite asignar contingencias: si un retraso ambiental medio
por gestión deficiente de residuos supone 120 horas de parada y
14.400 € en equipos y cuadrillas, la inversión anual en formación
y auditoría es casi siempre inferior al coste esperado del incidente.
Así se gana tracción interna: con importes y plazos.
Onboarding
KYS que no frena la obra
El Know Your
Supplier debe ser estratificado: no es lo mismo una microempresa de pintura
con bajo riesgo ambiental que un subcontratista de demoliciones con asbesto.
El flujo eficaz combina declaraciones, evidencias y verificación
por muestreo, con niveles (bronce/plata/oro) y plazos de mejora. Clave:
condicionar la operación provisional a requisitos críticos
(seguro, formación mínima, política de subcontratación
en cascada, canal de quejas visible en obra) y bloquear en ERP a quien
no cumple.
Acompañar
al proveedor paga: plantillas de procedimientos, módulos de formación
y asistencia técnica reducen rechazos y lead time. En Latinoamérica,
donde la informalidad aún pesa, los pilotos por categorías
críticas y el soporte local hacen la diferencia. La ecuación
es simple: menos fricción + más trazabilidad = menor riesgo
sistémico.
Contratos que
alinean comportamientos: flow-down, auditorías y CAP
El contrato
es el instrumento de gobernanza por excelencia. Tres cláusulas son
decisivas:
Subcontratación
en cascada (flow-down): el proveedor se compromete a trasladar las mismas
obligaciones a sus subproveedores, con evidencia documental.
Derechos de
auditoría (anunciadas y no anunciadas): acceso a instalaciones,
personas y registros, toma de muestras y fotografías, preservando
confidencialidad y protección del denunciante.
Planes de mejora
vinculados a pagos: CAP con plazos, retenciones y bonos/malus en función
de KPIs ESG (por ejemplo, tasa de incidentes, formación completada,
residuos trazados).
La terminación
responsable —cuando no hay mejora— protege a las personas afectadas y la
continuidad operativa del proyecto: transición planificada, pagos
debidos, reubicación si aplica. El objetivo no es rescindir; es
corregir.
Auditorías
que mejoran (no sólo que “cazan”)
Las mejores
auditorías son predecibles en método e implacables en evidencia:
checklists homogéneos, entrevistas confidenciales, muestreo razonable
y clasificación de hallazgos (crítico, mayor, menor). La
independencia es requisito: firmas externas o equipos internos con murallas
chinas frente a Compras/Obra. El plan anual mezcla escritorio (documental)
con campo (obra, campamentos, transporte, gestión de residuos),
y reserva un cupo para auditorías ad hoc disparadas por canales
de quejas o señales de riesgo.
La eficacia
se mide en cierre de CAPs, reincidencia, tiempo medio de resolución
y tendencias por categoría. Si los hallazgos críticos bajan
trimestre a trimestre y el MTTR de no conformidades cae, el sistema funciona.
Tecnología
y datos: del archivador al CDE/ERP con trazabilidad
Sin datos,
el compliance se diluye en correos y hojas sueltas. La arquitectura eficaz
integra CDE (documentos de proyecto), ERP (proveedores, pedidos, pagos),
y plataforma de riesgo/auditoría con expediente único de
proveedor y árbol de subcontratas. Tres automatismos rinden mucho
por poco:
Reglas de negocio:
bloqueo automático en el ERP de proveedores con documentos críticos
vencidos; alertas por SLA no cumplidos en CAP.
Scoring dinámico:
pondera riesgo intrínseco (oficio/país) y residual (hallazgos,
quejas, desempeño).
Sellado temporal
y georreferenciación de evidencias de obra: fotos de residuos, alojamientos,
señalización, EPIs.
La inversión
es modesta comparada con el coste total de un incidente crítico.
Además, mejora el reporting a inversores y clientes, y soporta auditorías
externas sin “carreras de última hora”.
Qué
gana el constructor
• Margen protegido:
menos paradas, menos sanciones, menos retrabajos.
• Plazo estable:
menor variabilidad y mejor previsión de hitos.
• Financiación:
mejor percepción de riesgo por bancos e inversores (tipo de interés
y garantías).
• Competitividad:
mejores puntuaciones técnicas en licitaciones y preferencia de promotores.
• Reputación:
menos crisis públicas, más confianza de comunidades y autoridades.
Incidentes,
quejas y remedios: la parte humana del sistema
Un canal de
quejas accesible —multicanal, anónimo y sin represalias— es el acelerador
del aprendizaje. Si se explica en jornadas de inducción, cartelería
y nóminas, y se responde con tiempos y respeto, el sistema aflorará
problemas reales: jornadas excesivas, subcontratación no declarada,
alojamientos deficientes, residuos mal gestionados. Cada caso merece trámite
con preservación de evidencias, comunicación con las partes
y, cuando proceda, medidas cautelares.
El remedio
no es cosmético: los CAP bien diseñados incluyen causa raíz,
hitos y verificación independiente. Cuando hay víctimas,
la reparación se orienta a compensación, restitución
o rehabilitación, y a no repetición. La transparencia proporcional
—informes a clientes y, a veces, al público— fortalece la credibilidad.
PYMES y Latinoamérica:
proporcionalidad inteligente
En Latinoamérica
y en redes de PYMES, exigir “todo para todos” bloquea. La estratificación
por riesgo permite calendarios de adaptación y asistencia técnica
para elevar capacidades. Los pilotos por categoría (por ejemplo,
residuos o MEP) crean demostradores que convencen a obra. Aliados locales
—cámaras, ONGs técnicas, universidades— facilitan las auditorías
participativas y el desarrollo de proveedores. El resultado es acumulativo:
cada proveedor que sube de “bronce” a “plata” reduce riesgo sistémico
y mejora los KPIs de cartera.
Impacto económico:
del Excel al comité de dirección
Hablemos de
importe y retorno. Un programa robusto exige OPEX (equipo, auditorías,
formación, plataforma) y algo de CAPEX tecnológico, pero
devuelve por tres vías: coste evitado (sanciones, paradas, reclamaciones),
ingreso protegido (cumplir hitos de certificación y cobro) y coste
financiero inferior (mejor rating percibido por el inversor y la aseguradora).
Además, reduce la prima de riesgo en licitaciones, mejora el pain/gain
en contratos colaborativos y evita LDs por retrasos atribuibles a incidentes.
La fórmula
interna es sencilla:
ROI ? (Incidencias
evitadas × Importe medio) + (Días de plazo salvados ×
Coste diario) + (bps de financiación ahorrados × Deuda del
proyecto) – Coste del programa.
Quien lleve
esta cuenta mes a mes en el dashboard de dirección se convierte
en aliado natural de Finanzas.
Cómo
empezar: 90/180/365 días
0–90 días:
política de proveedores, comité, mapa de riesgos inicial,
cláusulas mínimas en nuevos contratos, KYS estratificado,
canal de quejas operativo y piloto de auditoría.
90–180 días:
homologación por niveles, CAP en proveedores críticos, integración
básica ERP–CDE, KPIs y tablero ejecutivo.
180–365 días:
ampliación de cobertura, verificación externa, formación
en cascada, reporting a clientes y ajuste del roadmap tecnológico.
Casos prácticos:
tres escenas reales
Edificación
urbana: un contratista detecta subcontratación no declarada en acabados.
El canal de quejas dispara auditoría; se regulariza el personal,
se reordena el alojamiento y se vincula el pago a CAP. Resultado: -60%
en incidentes de seguridad y cero retrasos por inspección.
Carretera interurbana:
proveedor de asfalto con residuos mal etiquetados. Auditoría ambiental
y CAP con formación y contenedores adecuados. Resultado: evita sanción
y parada de 48 h, coste evitado superior al OPEX anual del programa.
Hospital: logística
de materiales con turnos extendidos. Re-secuenciación de entregas,
control de horas y KPIs de descanso. Resultado: mejora de productividad
y reducción de no conformidades en recepción.
Conclusiones
operativas
Hacedlo medible:
definid 10 KPIs de proceso y resultado (cobertura de auditorías,
cierre de CAPs, incidentes, lead time, scoring de proveedores, bps de financiación).
Contractualizad
la cadena: cláusulas de flow-down, auditoría, CAP y terminación
responsable; vinculad importes y plazos a desempeño ESG crítico.
Integrad tecnología
ligera: expediente único, ERP–CDE conectados, reglas de bloqueo
y sellado temporal; empezad por lo que reduce riesgo inmediato.
Capacitad y
acompañad: formaciones cortas, plantillas y soporte a PYMES; el
compliance que enseña ahorra más que el que castiga.
Escalad por
valor: 90/180/365 días con pilotos; priorizad oficios y países
de mayor exposición.
Contad la historia
con euros: llevad el ROI al comité de dirección y al promotor;
el inversor escucha cuando hay importes y tipo de interés sobre
la mesa.
Autoría:
Soledad Pérez – Abogada de Compliance / ESG Counsel de Constructoras
internacionales
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experiencias y propuestas sobre compliance y due diligence en la cadena
de subcontratas.
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