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NOTICIAS DE LA CONSTRUCCIÓN, URBANISMO E INMOBILIARIO.

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1 de mayo de 2020
 
NOTICIA ADAPTADA AL SISTEMA EDUCATIVO inmoley.com DE FORMACIÓN CONTINUA PARA PROFESIONALES INMOBILIARIOS. ©

¿QUÉ EFECTO TENDRÍA EN LA CONSTRUCCIÓN EL RESCATE FINANCIERO DE ESPAÑA?
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¿Qué debe saber un profesional en un caso práctico como el de la noticia?
  • El primer ministro holandés Mark Rutte fue abordado el miércoles por un trabajador en una planta de recolección de residuos, quien le imploró: “¡Por favor! ¡No les des dinero a los italianos y españoles!” "¡Oh! No, no, no ", respondió Rutte en un comentario capturado por las cámaras y agregó que "tomaría nota" de la solicitud, todo mientras ofrecía un pulgar hacia el trabajador. El comentario de Rutte provocó una reacción violenta en Twitter de algunos de los eurodiputados más afines a la unidad europea, quienes dijeron que su retórica va en contra de la solidaridad de la UE. "Esto es realmente vergonzoso", tuiteó el eurodiputado y vicepresidente de los Verdes europeos, Ernest Urtasun, y agregó que Rutte estaba alimentando el nacionalismo interno que finalmente podría romper la UE. “Este no es un partido de fútbol, no hay rival para vencer. Somos parte del mismo equipo ", escribió Iratxe García Pérez, un político español que lidera el bloque socialista de eurodiputados en el Parlamento Europeo.
  • Esta misma semana, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, admitió que la situación económica en España es "muy grave" después de más de seis semanas de cierre, pero no respondió a la pregunta de si el país necesitará un rescate.
  • Los expertos consultados por inmoley.com proponen que España debe mantener o reforzar la reforma laboral, contener el gasto social en pensiones y todo tipo de subvenciones, adelgazar la administración para ajustarla a un coste global en relación al PIB equivalente al resto de Europa (eliminar duplicidades y equilibro del número de funcionarios por habitante), equilibrar los derechos y obligaciones laborales entre empleados públicos y privados, así como entre trabajadores con contrato fijo y temporal, y por último potenciar la concesión público privada en infraestructuras y construcción masiva de vivienda social. Es decir, destinar la financiación europea a infraestructuras generadoras de empleo. Esto último sería una posible exigencia adicional en caso de un rescate financiero de España.
En Holanda lo ven de diferente modo. El déficit de Holanda se irá este mismo año a niveles que obligarán a recortes sociales en el futuro inmediato. Fíjense que el debate en Holanda es cómo reducir la deuda una vez superada la crisis. Eso distingue la actitud del norte y del sur de Europa. España ha fallado en la recuperación de la crisis de 2008 y no ha reducido sus niveles de endeudamiento. Sus incumplimientos han llegado a la prensa holandesa, aunque su reputación es mejor que la de Italia. En Holanda todavía recuerdan que España en los años noventa era el pupilo más obediente de todos, con una deuda baja en relación al PIB, un país entregado a la modernización. Diez años después es el peor de la clase tras Italia. Pero hay muchos prejuicios en la prensa holandesa y alemana: “en España todo el mundo se jubila a los 50” aparecía recientemente en la prensa sensacionalista. En el norte de Europa hay cosas de España que no se explican, como querer derogar una reforma laboral cuando se tiene un 14% de paro, o pretender por medio de una ley que se garantice el poder adquisitivo de todas las pensiones sea cual sea el futuro cuando tienes un déficit estructural del 1,8% del PIB en tu sistema de Seguridad Social. En Holanda, por ejemplo, no se garantiza el poder adquisitivo de las pensiones, y por culpa de esta crisis los pensionistas holandeses van a sufrir, porque sus pensiones perderán valor. España no está en condiciones de hacer ese compromiso, pero tampoco lo estaba hace tres meses. Holanda redujo su endeudamiento entre 2014 y 2020 en 15 puntos del PIB. Todo lo que vaya a gastar en el primer año para contrarrestar la crisis del covid-19 se lo ha ahorrado en los últimos cinco años. Y si la crisis se lleva 20 puntos del PIB, pues les llevará a un endeudamiento del 68%. La discusión en Holanda ahora es cómo volvemos a estar por debajo del 60% otra vez. Si los países del sur tuvieran un nivel de endeudamiento similar al del norte de Europa, todo sería diferente, pero Italia y España se niegan a corregir su déficit desde hace 10 años. La propuesta española se centra en la viabilidad, la forma y las condiciones de posibles mecanismos solidarios rescate paneuropeo, así como en las consecuencias económicas, políticas y estructurales sobre el futuro de la Unión Europea, dependiendo de las medidas que se adopten. Se debate en torno a un paquete de préstamos que suman casi medio billón euros con una doble función: por una parte, trazar una línea de defensa europea inmediata y, por la otra, preparar la salida de la crisis para favorecer una recuperación y ganancia de pulso económico en el largo plazo, algo que está vinculado a un fondo de recuperación-reconstrucción al estilo de lo que fue el Plan Marshall, pero financiado íntegramente por la Unión Europea. 

 


En este sentido, había cuatro formatos de acuerdo de financiación: 
 
1. El status quo, en el que los países financian sus propias necesidades con la emisión de deuda sin el corsé de las reglas fiscales europeas y acomodados por el PEPP (Pandemic Emergency Purchase Program) del BCE que ayuda a mantener costes de financiación contenidos, aunque plantea la duda sobre la capacidad del BCE de hacer compras sin límite.

2. Líneas de crédito del Mecanismo Europeo de Estabilidad (European Stability Mechanism, ESM) combinadas con OMTs (Outright Monetary Transactions) del BCE (opción hacia la que se inclina el Eurogrupo), que cuentan con suficiente validación política y capacidad de actuación ilimitada, pero que a lo sumo puede contribuir con 410 millones de euros (ESM) y que pueden no ser atractivas para países con bajos spreads soberanos (porque los préstamos del ESM entrañan un fee que puede ser mayor) y, muy especialmente, por implicar una condicionalidad de uso de las finanzas públicas y reformas estructurales por definición del ESM (como fue el caso de Grecia).

3. La creación de una Oficina de Gestión de la Deuda Paneuropea y, por lo tanto, la emisión de Eurobonos que mutualizase el coste de las medidas económicas implantadas. Se evitaría la condicionalidad y el estigma de pedir un rescate, a la par que tendría capacidad para ser ampliado hasta el billón de euros a tipos de interés extremadamente bajos y con pasivos susceptibles a ser mantenidos a perpetuidad por el BCE. Esta iniciativa podría ser el primer paso hacia una política fiscal común que, además, sirviese para financiar la transición económica sostenible. Los problemas que enfrenta esta opción son, por el lado político, los derivados de la percepción de freeride (estilo fuera de pista) del sur sobre el esfuerzo fiscal de los estados más responsables y que, por otro lado, aumentaría la carga de deuda de los estados miembros hasta un entorno cercano al 150%, algo que pueden entrañar riesgos de refinanciación cuando los tipos de interés no estén en los actuales niveles bajos. 

4. Crear un fondo para mutualizar solamente los costes de la crisis mientras dure (salud, soporte económico, etc.), repartido solidariamente, pero pagado proporcionalmente.

Alcanzar un consenso era difícil. La pugna sobre la condicionalidad del fondo de rescate y la creación de un fondo de recuperación mutualizado ha divido a las partes. El sur, protagonizado por Italia, se niega a acudir a un fondo de rescate bajo la imposición de reformas (condicionalidad), por la estigmatización que supone en momentos tan excepcionales como este.

Los países centro europeos, por su parte, no abogan por un fondo de reconstrucción mutualizado en el que se garanticen las deudas de otros países, ya que puede plantear un problema de riesgo moral. El problema de esa consideración, sin embargo, es que parece deslegitimizar el espíritu de la Unión Europea y es susceptible de ser empleado en argumentos demagógicos acerca de la convivencia de pertenecer a la Unión.  

El 9 de abril, el Consejo Europeo sancionó un acuerdo global que engloba la segunda y cuarta opciones, habilitando un paquete de ayuda no condicional de 540 mil millones de euros aportados por el ESM, que contribuye con 240 mil millones de euros no condicionales (que solo pueden emplearse para costes sanitarios y hasta el 2% del PIB de cada país). Asimismo, el Banco Europeo de Inversión (BEI) aporta 100 mil millones de euros para apoyar a las pequeñas y medianas empresas, y la Comisión Europea hará una emisión de bonos especiales de hasta 200 mil millones de euros para ayudar a la financiación de los Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTEs). Aunque no hay condicionalidad, aceptar el rescate implica aceptar los limites fiscales del Stability and Growth Pact. Este plan solamente acomete los retos de la crisis y se posterga la creación de un fondo de reconstrucción (lo que sería el equivalente de un nuevo Plan Marshall) para más adelante. Trascendió de la reunión que dicho futuro fondo estaría vinculado a los presupuestos europeos, con lo que el principio de solidaridad de la Unión Europea parece, por el momento, mantenerse vigente. 

España partía de una posición fiscal débil, por lo que es previsible que la deuda supere el 115% del PIB a finales de 2021, aunque se aprecia cierto margen gracias a los bajos tipos de interés y a las medidas de control de estrés soberano que se derivan de la política de balance del BCE. 

Los expertos consultados por inmoley.com proponen que España debe mantener o reforzar la reforma laboral, contener el gasto social en pensiones y todo tipo de subvenciones, adelgazar la administración para ajustarla a un coste global en relación al PIB equivalente al resto de Europa (eliminar duplicidades y equilibro del número de funcionarios por habitante), equilibrar los derechos y obligaciones laborales entre empleados públicos y privados, así como entre trabajadores con contrato fijo y temporal, y por último potenciar la concesión público privada en infraestructuras y construcción masiva de vivienda social. Es decir, destinar la financiación europea a infraestructuras generadoras de empleo. Esto último sería una posible exigencia adicional en caso de un rescate financiero de España.
 

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