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NOTICIAS DE LA CONSTRUCCIÓN, URBANISMO E INMOBILIARIO.

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20 de marzo de 2018
 
NOTICIA ADAPTADA AL SISTEMA EDUCATIVO inmoley.com DE FORMACIÓN CONTINUA PARA PROFESIONALES INMOBILIARIOS. ©

COMPRAR HOTELES, REHABILITARLOS, CAMBIAR AL GESTOR Y VENDERLO
¿Qué aprendo? Convertir conocimiento en valor añadido > Herramienta práctica >Guías prácticas
  • Los alumnos deberán remitir a su tutor un análisis sobre las ventajas de la rehabilitación hotelera.
En este ejemplo recogemos el caso de un inversor inmobiliario especializado en el mercado valenciano. Compró hoteles en 2013, los rehabilitó, mejoró la gestión hotelera y ahora los vende con una importante plusvalía. Se trata DEL fondo de capital riesgo Atitlan que ha vendido seis hoteles a la nueva socimi del sector que impulsa Bankinter, entre ellos el Rey Don Jaime de València, según trasladan a Valencia Plaza fuentes conocedoras de la operación. Se trata de una cartera de seis hoteles repartidos en las ciudades de Madrid, Sevilla, Palma de Mallorca, Santiago de Compostela y València, en este último caso con la compra del Hotel Rey Don Jaime al Grupo Beatriz, cuya gestión cedió al operador Hotusa. Un total de 900 habitaciones. La sociedad que adquiere los activos es Atom Hoteles Socimi SA, una firma impulsada por Bankinter que ya cuenta con un total de 19 establecimientos hoteleros repartidos en España.

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Otro ejemplo de la actividad inversora de Atitlan es la reciente venta de tres parcelas de una filial de Nuevas Actividades Urbanas (NAU) por 33,6 millones de euros, todo tras tomar el control de NAU hace poco más de un año aportando solo 8,7 millones de euros. El comprador fue el fondo estadounidense Harbert Management Corporation, que con la operación desembarca en València junto a la promotora Momentum Real Estate Investment Managers. 

El fondo de capital riesgo Atitlan también acaba de vender la red de aparcamientos de la antigua Lubasa al venderla a la firma madrileña APK2, propiedad de Cristian Abelló.

Con operaciones inmobiliarias como esta y otras relacionadas con la venta de suelo, a través de Nuevas Actividades Urbanas (Nau) y otras sociedades, Atitlan cumple su objetivo de aprovechar las oportunidades del mercado para rentabilizar inversiones, como hizo con la venta de sus acciones en Hospitales Nisa al Grupo Vithas, y así embarcarse en otras nuevas, como la compra en julio, junto al banco de inversión internacional con sede en Londres StormHarbour, de la gestora de renta variable Ahorro Corporación Financiera.

Además, el fondo está simplificando su estructura y agrupando sus sociedades de inversión mediante una fusión por absorción. En concreto, Atitlan Grupo Empresarial ha absorbido sus filiales Atitlan Beta SL, Incola Ciudad SLU, Atitlan Solar Capital SLU y A Hundred & One Business SL. Con esta operación, se pretende optimizar los recursos y agilizar procesos, además de mejorar su control del negocio.

ANTECEDENTES

9/08/2017 

La entrada de Atitlan en el accionario de Obinesa Grupo Industrial con una participación del 55% permite al grupo inversor de Roberto Centeno y Aritza Rodero hacerse con el control de la que en su momento fue una de las constructoras de obra pública más grandes de la Comunitat, la antigua Lubasa, pero también del resto de sociedades del holding que la familia Batalla construyó en torno a ella, con ramificaciones en diversos sectores como la cerámica, la automoción o la gestión de residuos y participaciones conjuntas en negocios que van desde la sanidad al turismo. 

La operación implica una quita de 360 millones de euros de la deuda financiera del grupo, que roza los 430 millones de euros. La firma inversora fundada por el yerno de Juan Roig adquiere esa deuda a cambio de aportar garantías por valor de 60 millones de euros. Ello le permitirá gestionar a partir de ahora un conglomerado que el año pasado facturó más de 350 millones de euros, dio empleo directo a más de 2.500 personas y que, sobre todo, ve reforzada su solvencia de cara al futuro al reducir su ratio de deuda sobre ebitda.

Con el acuerdo para la reestructuración de la deuda y la financiación de circulante, que este martes fue rubricado ya por entidades como Santander, BBVA, Popular o Bankinter, Atitlan tendrá una mayoría de control y la familia Batalla verá reducida su participación hasta el 45%, especificaron fuentes de la operación. Hasta ahora, el capital se repartía en idéntica proporción (32,13%) entre los tres hijos de Luis Batalla, fundador de Lubasa: Luis Enrique Batalla Reigada –a través de la firma Inherba del Mediterrani–, Otilia del Rosario Batalla Reigada –Unanimitas Cinco Capital– y Gabriel Alberto Batalla Reigada –Ivernumber–.

Según las mismas fuentes, este nuevo escenario permite cambiar el chip de una compañía que en los últimos ejercicios, como consecuencia del impacto de la crisis en su actividad principal, ha estado más centrada en negociar refinanciaciones con sus acreedores que en acometer nuevos proyectos. En verano de 2009 ya llegó a un acuerdo con las entidades para refinanciar 1.100 millones de euros de deuda.

En la actualidad, según explica Obinesa Grupo Industrial en la memoria que acompaña a sus últimas cuentas consolidadas, está vigente un plan de negocio hasta 2020 aprobado como parte de la renegociacio?n de la deuda con un sindicato de entidades financieras cuyos hitos se estaban cumpliendo.

Atitlan, por su parte, subrayó que esta compra implica para ella redoblar su "apuesta por los sectores industriales y de servicios" y deslizó que seguirá contando con José María Martínez, el exdirector corporativo de Negocio de Empresas de Bankia en la Comunitat que los Batalla ficharon a principios de este año para pilotar el grupo empresarial como director general corporativo.

El grupo inversor destacó que aterriza en Obinesa "sin restricciones temporales de permanencia, siendo su apuesta participar de manera estable en el accionariado implicándose en la gestión". "El acuerdo alcanzado con la familia Batalla, propietaria del grupo Obinesa, permite a nuestro proyecto impulsar su apuesta por los sectores industriales y de servicios y aportar nuestra experiencia y conocimiento para acelerar el desarrollo de este grupo empresarial del que ahora formamos parte", aseguraron los cofundadores de la firma, Aritza Rodero y Roberto Centeno.

Aunque lejos del nivel alcanzado antes del estallido de la crisis, la cifra de negocios consolidada del grupo Obinesa se ha ido recuperando paulatinamente en los últimos ejercicios. Según especificó la empresa, las ventas de 2016 rebasaron los 360 millones de euros, muy por encima de los 291 millones de euros que facturó apenas dos años antes.

Según las últimas cuentas del holding familiar disponibles en el registro, correspondientes a 2015, el resultado de explotación volvió a arrojar beneficios, 22 millones de euros, en contraste con las pérdidas de 27 millones en 2014. Con todo, la carga financiera aún le hizo tener algo más de 6 millones de pérdidas. 

El ladrillo sigue siendo el motor del grupo a través de Becsa y de Durantia Infraestructuras –nueva denominación que adquirió Lubasa– tanto por cifra de negocio como de activos. A pesar de la caída de actividad en este sector, el negocio de la construcción sigue aportando prácticamente la mitad de los ingresos del grupo: 158,4 millones sobre 315, según las últimas cuentas disponibles. Esta rama del grupo centra su actividad en el desarrollo de infraestructuras y la prestación de servicios a través de sus actividades de construcción, materiales y concesiones.

Además de la construcción, las áreas de negocio fundamentales son la cerámica, a través del fabricante Saloni, uno de los mayores fabricantes internacionales de pavimentos y revestimientos cerámicos; y las concesiones de automoción, donde es propietario de varios establecimientos en Castellón de las marcas Opel, Mercedes Benz, Toyota, Smart, Honda y Lexus. Esta última rama aporta cerca de una quinta parte de los ingresos totales del holding.

Al margen de estas tres grandes divisiones, las sociedades dependientes del grupo operan en otros sectores como el medio ambiente (Tetma y RPB), los materiales para la construcción (Origen y Cementos Elite) o los aparcamientos (Lubasa Aparcamientos).

Obinesa y sus filiales también mantienen participaciones en decenas de negocios en UTE con otras empresas, principalmente concesiones administrativas en el sector de las infraestructuras y la obra pública. Una de ellas es Ribera Salud II UTE, donde Durantia conserva una participación del 2% heredada del paquete que se quedaron las constructoras del primer hospital que se construyó para funcionar con el conocido modelo Alzira. Dragados SA mantiene idéntico porcentaje en el accionariado.

08/08/2017 

Atitlan, el fondo inversor que nació hace una década, se queda con la mayoría accionarial de uno de los gigantes empresariales de la Comunidad Valenciana que había sufrido duramente en sus carnes la crisis inmobiliaria.

La firma que dirigen Roberto Centeno y Aritza Rodero pasará a ser el dueño del 55% de uno de los mayores grupos empresariales de Castellón, Obinesa -el holding creado por Luis Batalla en torno a la constructora Lubasa-, según han confirmado fuentes cercanas a la operación.

Obinesa llegó a ser el mayor contratista de obra pública valenciano y durante el boom del ladrillo llevó a cabo una fuerte expansión inmobiliaria. Una estrategia que supuso disparar su deuda hasta más de 1.100 millones de euros y que en la última década ha lastrado al grupo, que ha llegado a realizar tres refinanciaciones en estos años. El último acuerdo incluía la posibilidad de que los bancos tomasen un 25% del capital en 2020.

Obinesa es dueña de las constructoras Becsa y Durantia, de la azulejera Saloni y de una de las mayores redes de concesionarios de coches de Castellón. También posee una división de materiales de construcción en tono a Cantera la Torreta, con Orígenes como marca, y una división de servicios y medioambiente, Tetma, además de concesiones de párkings.

Con la crisis y las refinanciaciones la familia Batalla creó Obinesa Grupo Industrial para separar estas actividades de la inmobiliaria por sus elevadas pérdidas, que sin embargo seguía en la holding Obinesa. El grupo consolidado cerró 2015 con pérdidas netas de 33,17 millones frente a los 108 millones del año anterior y una cifra de negocio consolidada de 377 millones.

La entrada de Atitlan supondrá precisamente una drástica reducción de la deuda de Obinesa, uno de las patas esenciales del acuerdo. Precisamente la necesidad de firmar con los bancos acreedores es lo que hará que la operación no pueda darse por cerrada, ya que según fuentes conocedoras está previsto que se lleve a cabo las distintas firmas en las próximas semanas.

04/08/2017 

Atitlan, firma dirigida por Roberto Centeno, yerno del presidente de Mercadona, y un grupo de inversores compran a precio de saldo el terreno, que recibió varias ofertas 'fantasma'. La parcela procede de una participada de Bankia quebrada, que pagó 300 millones hace una década.

La mayoría de los terrenos ubicados junto a lo que fue el circuito urbano de Fórmula 1 de Valencia acaban de cambiar de manos. La firma de inversión Atitlan, fundada y dirigida por Roberto Centeno -yerno del presidente de Mercadona, Juan Roig- y Aritza Rodero, se ha hecho junto a un grupo de varios inversores con la propiedad de un suelo que lleva años vacío y abandonado.

Hace apenas una década esos mismos terrenos batieron todos los récords conocidos en el mercado inmobiliario de Valencia, al venderse por 300 millones de euros una superficie por desarrollar de 103.000 metros cuadrados.

Esa cifra fue lo que Acinelav Inversiones pagó a finales de 2006 a Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH) por hacerse con sus antiguos depósitos junto al puerto de Valencia. El comprador tenía como primer accionista a Bancaja, con algo más del 25%, y a varios promotores históricos valencianos: Lubasa, Valencia Constitución, Salvador Vila, y las familias Ferrando y Quesada.

Entonces, esa pastilla de suelo era considerada el auténtico diamante en bruto de la nueva Valencia, al estar ubicada a medio camino entre la Ciudad de las Artes y la nueva Marina. La guinda al pastel fue el anuncio, poco después, de la llegada de la Fórmula 1. El Ayuntamiento de Valencia de Rita Barberá había convocado un concurso internacional de ideas para esa zona, que finalmente alumbró un ambicioso programa urbanístico, el PAI del Grao. El proyecto contemplaba unas 3.000 viviendas y crear varios canales de agua para recuperar parte del cauce original del Turia en su desembocadura. Como muchos de los macroplanes previos a la crisis, solo existe en maquetas e imágenes virtuales. Hoy ese espacio es una enorme explanada muy degradada y en parte asfaltada en la que aún se mantienen vallas y bloques de hormigón del antiguo circuito.

Ante la falta de desarrollo del suelo y de ingresos, Acinelav se declaró en concurso en 2014, ahogada por 270 millones de deuda. Además, la Administración le reclamaba parte de las cargas de urbanización que le correspondían por los costes del trazado del circuito.

El principal acreedor es un sindicato de varios bancos, en el que BBVA figura como agente. Además, otro de los grandes afectados fue Sareb, que asumió los préstamos participativos que Bankia, a su vez, heredó de Bancaja por más de 68 millones.

Dentro del proceso judicial, el administrador concursal designado, el bufete Rossaud Costas, convocó una subasta privada con el gran activo de la sociedad, esos 103.000 metros cuadrados.

Ha sido dentro de ese proceso en el que Atitlan y sus socios han logrado hacerse con los suelos, según confirmaron fuentes de la firma de inversión, aunque sin desvelar más detalles. Sin embargo, la oferta del grupo inversor liderado por Centeno y Rodero no era ni mucho menos la más alta.

El importe no llega a los 30 millones de euros, cuando otras dos ofertas alcanzaban 40 y 35 millones. Sin embargo, esas propuestas estaban lideradas por intermediarios que, pese a contar con el supuesto apoyo de fondos de Dubái y otros países, a su vez buscaban recolocar el suelo entre otros inversores. Cuando llegó la hora de poner el dinero para cerrar la compra, ni siquiera cubrieron los adelantos exigidos.

Al final, las garantías que ofrecía Atitlan para las entidades financieras, que llevan años con ese activo tóxico provisionado, parecen haber sido decisivas para decantar la balanza. Y ello a pesar de que el precio es 10 veces inferior a lo que le costó a la quebrada Acinelav.

A falta que el juzgado mercantil que tramita la quiebra de Acinelav otorgue el visto bueno, el traspaso tampoco parece que vaya a suponer el desarrollo inminente del suelo. La actual corporación municipal puso en revisión el PAI y debe volver a tramitarse. Con su porcentaje de suelo, el comprador tenía muchas papeletas para actuar como agente urbanizador, pero el Ayuntamiento, que ahora preside Joan Ribó, prefiere que sea la empresa municipal Aumsa.

Esta operación estrella confirma el giro en la estrategia de inversión de Atitlan y su apuesta por el inmobiliario. La firma inversora creada en 2006, que inicialmente se especializó en empresas proveedoras de Mercadona, ha cerrado varias compras y alianzas en el sector inmobiliario valenciano en el último año.

Así, apoyó a la familia Ferrando para adquirir el porcentaje que Bankia tenía en NAU, uno de los mayores dueños de activos terciarios y suelo en la ciudad. El grupo posee centros comerciales, hoteles y el edificio del casino de Cirsa.

La nueva compra es una muestra clara de que Atitlan considera que la crisis inmobiliaria ya ha tocado suelo en Valencia y se encuentra en plena recuperación.
 

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