Madrid y Barcelona
ha tienen varios proyectos de cooperativas en derecho de uso, un modelo
más social y ecológico cuya viabilidad económica peligra
sin la cesión de suelos públicos o edificios vacíos
En Barcelona
el ayuntamiento ya ha cedido siete solares en derecho de superficie por
un periodo de 75 años. Uno de los proyectos más conocidos
es el de la cooperativa La Borda, que levanta un edificio de viviendas
en Can Batlló. También Sostre Cívic actúa como
paraguas de Princesa (rehabilitación de un edificio municipal),
Cases dels Mestres (en diseño), Espronceda y Roquetas (en diseño
participativo). Es el turno de Madrid, donde el segundo grupo de Entrepatios
ya busca suelo en la zona de Vallecas.
Un ejemplo
en Madrid son las 17 viviendas de la cooperativa Entrepatios, en el barrio
de Usera. Pagarán por usar los pisos y los espacios comunes, pero
nunca serán sus propietarios y tampoco sus inquilinos. No podrán
venderlos ni alquilarlos y cualquier decisión deberá pasar
por el filtro de la cooperativa, la verdadera propietaria de las viviendas,
que cede el derecho de uso de manera ilimitada a sus socios.
La superficie
de los pisos —entre 60 y 80 metros cuadrados— con áreas comunes
(comedor, patio interior, local de juegos y cubierta), que suman entre
200 y 300 metros, el doble que una promoción al uso. Para adquirir
este derecho de uso, cada socio tiene que hacer una aportación inicial
y luego pagar una cantidad mensual (cuota de uso, no retribuible). En el
caso de Entrepatios, cada familia ha desembolsado 40.000 euros de media
para la compra del suelo y la cuota será de entre 600 y 650 euros
al mes. Este último importe se fija en función del préstamo
que la cooperativa pide al banco de forma colectiva para llevar a cabo
las obras. Si un socio deja el proyecto se le devolverá la aportación
(los 40.000 euros). Si muere, sus herederos pueden ejercer el derecho de
uso sobre el piso (siempre que la cooperativa del visto bueno) o recibir
ese dinero, explica Rogelio Ruiz, de eCohousing Equipo Bloque Arquitectos.
Cooperativa
de viviendas en derecho de uso, covivienda, cohousing o comunidad participativa,
autogestionada y en autopromoción. Hay distintas formas de llamar
a este modelo que lleva años coqueteando con el mercado español.
Los primeros
proyectos llegaron a España hace más de una década
y estaban centrados en personas de edad avanzada. “En funcionamiento hay
unos ocho casos de mayores”, recalcan en eCohousing, que participó
en uno de los proyectos más conocidos en España, el Centro
Social de Convivencia para Mayores de la cooperativa Trabensol, en Torremocha
de Jarama (Madrid).
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