Otra de las
ventajas fundamentales del modelo de vivienda tutelada es el abaratamiento
relativo de los costes de dichos servicios asistenciales (economía
de escalas), al ser compartidos por los vecinos propietarios del inmueble,
de modo que no solo las clases más acomodadas pueden entonces acceder
a este tipo de viviendas, sino que las personas mayores con un poder adquisitivo
medio-alto también disfrutan de esta posibilidad.
Este tipo de
proyectos lleva ya funcionando en países como Holanda, Alemania
y Gran Bretaña desde hace varios años, donde los fondos de
pensiones están mucho más desarrollados que en España.
Para que estos
macroproyectos sean viables y generen rentabilidad para los promotores
es necesario reunir varios requisitos.
Normalmente,
para construirlos son necesarios grandes espacios de terreno.
Los complejos
suelen ocupar entre 180.000 y 200.000 metros cuadrados.
De esa superficie,
al tratarse de una prestación social, sólo se puede edificar
un 15% del terreno, para así destinar el resto de la superficie
a zonas ajardinadas, espacios comunes o socio-sanitarias.
Es importante
que sea en un lugar con vida, donde haya movimiento de comercio y, sobre
todo, que tenga un alto porcentaje de pensionistas.
• Otro factor
fundamental es el clima.
Estos centros
deben estar ubicados en sitios bien comunicados, cerca de aeropuertos y
de buenos hospitales.
• Y, sobre
todo, en lugares con un clima cálido durante todo el año.
Las principales
características que definen este tipo de viviendas son, por una
parte, que el diseño arquitectónico está determinado
por las especiales necesidades de este segmento demográfico para
su normal desenvolvimiento cotidiano: ausencia de escalones, pasillos más
anchos, lavabos más amplios y adaptados, enchufes e interruptores
de la electricidad a determinada altura, botones de emergencia en todas
las habitaciones, etc.
Por otra parte,
en el mismo edificio se habilitan espacios complementarios al uso estrictamente
residencial, donde ubicar servicios asistenciales específicos (administrador-gestor,
clínica médica básica con personal de enfermería,
cuidadores auxiliares de geriatría, personal de limpieza y lavandería,
entrega a domicilio de compras, etc.), cuyo coste de mantenimiento es asumido
por los residentes propietarios de las viviendas al igual que el resto
de costes habituales en una comunidad de vecinos (todos estos servicios
dentro del complejo son gestionados y administrados como en cualquier otra
comunidad de propietarios y en ningún caso implica la obligatoriedad
por parte del promotor-inversor de implicarse en la gestión de los
mismos).
La vivienda
tutelada es la estructura de alojamiento colectivo menos coercitiva y la
que brinda mayor grado de libertad individual porque aquí las personas
de edad avanzada se consideran residentes que pueden elegir libremente
los diferentes servicios que se les propone, por lo que la persona de edad
avanzada debe encontrarse en un estado físico y psíquico
suficientemente satisfactorio. Por ello, el grado de ayuda y cuidados es
variable en función del planteamiento inicial y de las necesidades
de los ocupantes, aunque se parte de la relativa autonomía de la
persona de edad.
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