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9 de abril de 2018
 
NOTICIA ADAPTADA AL SISTEMA EDUCATIVO inmoley.com DE FORMACIÓN CONTINUA PARA PROFESIONALES INMOBILIARIOS. ©

EL PROBLEMA DE LOS PARQUES PÚBLICOS DE ALQUILER, LA GRAN ASIGNATURA PENDIENTE
¿Qué aprendo? Convertir conocimiento en valor añadido > Herramienta práctica >Guías prácticas
  • Los alumnos deberán remitir a su tutor un análisis sobre el problema del deterioro de los parques públicos de vivienda en alquiler
El alquiler es un gran problema por resolver en España pero las soluciones son complicadas. Desde que publicamos en inmoley.com los primeros libros de vivienda protegida en el año 2000 hemos mantenido la necesidad de que la vivienda pública esté sometida a un régimen de alquiler condicionado a los niveles de renta. Hoy publicamos una magnífica entrevista que nos alerta de un gran problema: el descontrol de los grandes polígonos de vivienda social en alquiler. Por el contrario, los polígonos de vivienda social en propiedad de los 60  no generan ningún problema. La razón: el apego a la propiedad. El inquilino social no cuida las viviendas mientras que el propietario lo hace.

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Por su interés recogemos la entrevista publicada en la Vanguardia a la economista Carme Trilla Bellart (Barcelona, 1948), una de las mayores expertas en vivienda de Cataluña. Ha intervenido en el mercado inmobiliario desde las entidades sociales, la academia y también desde el ejercicio político. Colaboradora de Càritas y presidenta de la Fundació Hàbitat3, desde julio preside el Observatorio Metropolitano de la Vivienda. Fue directora general y secretaria de Vivienda de la Generalitat de Catalunya en los años del Tripartit, aunque no se corta al criticar fallos propios y aplaudir aciertos ajenos.

En esta entrevista pone blanco sobre negro por qué las políticas barcelonesas y catalanas topan siempre con los mismos obstáculos desde la Transición: tozudez municipal, mitificación de los pisos vacíos, opacidad en las mesas de emergencia, falta de control tras las adjudicaciones y la perenne falta de inversión pública. Sin embargo, también señala cambios legales, de estrategia y de prioridad que acercarían soluciones y que ya aplican países como Francia y Alemania.

El encarecimiento de los alquileres es el gran tema del mandato en Barcelona. ¿Qué lectura hace?

En Barcelona hay unas 240.000 familias que viven de alquiler y las estadísticas evidencian que se concentran en los tramos de renta más bajos, así que los aumentos provocan vulnerabilidad. A lo largo del siglo XX se ha producido una ‘selección natural’ que ha dejado como inquilinos a personas que no han podido acceder a la compra, a las rentas antiguas y a un pequeño sector por convicción. Aún así, Barcelona es la ciudad de España con más porcentaje de alquiler, parecido al de bastantes ciudades europeas, porque históricamente ha tenido mucho. Hoy supone alrededor del 25% del parque, pero en los años 60 era del 70%. ¡Casi todo el Eixample era de alquiler!

Hemos vivido una ‘escriturización’ de Barcelona durante la democracia, entonces.

Sí, como en casi toda Europa. Los parques de alquiler privados se han ido vendiendo porque las leyes de arrendamiento urbano obligaban a congelar la mensualidad sin poder repercutir ni las obras de mejora. Y no se ha construido oferta nueva.

Las famosas ‘rentas antiguas’ se han reducido a la mínima expresión: en 15 años han caído de un 23% en 1990 a solo un 2% en 2016.

La Encuesta de Condiciones de Vida muestra que está desapareciendo, quedan muy pocos. En los edificios donde solo quedan uno o dos, los intentan sacar. Ya pasó durante la burbuja y vuelve a pasar. La atomización comporta más indefensión. Y son gente mayor, porque a partir de 1994 los descendientes ya no tienen derecho a subrogación.

¿Es nuevo, este ‘boom’ que vivimos?

Sí, de este calibre sí. Incluso durante la burbuja de 1997 a 2007 el precio del alquiler estaba más acompasado al de la compra. Ahora hablamos de +20%, +25%, +30%...

¿Se puede comparar con el que motivó la huelga de alquileres de los años 30?

Puede que sí, pero hablamos de hace un siglo. ¡Todos era inquilinos! Y ahora porque se ha creado un sindicato, que empieza a intentarlo, pero nunca han estado organizados porque no tienen un vínculo de cohesión.

La atomización de las rentas antiguas que quedan comporta más indefensión”

La principal medida anunciada es un operador metropolitano de capital mixto, auspiciado por la alcaldesa Ada Colau. Tiene una estrategia de “producción masiva”, con 600 o 1.000 pisos al año en el mejor de los escenarios. ¿Qué impacto real puede tener en los precios? ¿Y a qué plazo?

La incidencia en los precios será pequeña, porque 300 pisos nuevos en Barcelona ciudad sobre un parque de 240.000 no podrá llevar a una causa-efecto directa. ¿Pero es necesario? Sí. ¿Es la primera vez que se hace? No. Por ejemplo a finales de los 90 se hicieron todas las promociones de ‘10HJ’ de alquiler para jóvenes junto al cinturón.

Según la AMB, no hará alquiler protegido –que ronda los 300-400 euros al mes– sino ‘asequible’ a 750 euros. Los inquilinos, a posteriori, podrán optar a subvenciones para abaratar la cuota.

Esto sí que es nuevo. Entiendo que surge de la ausencia de ayudas del Estado desde el inicio de la crisis: construir es muy caro y la Generalitat sola no puede. Justo este marzo se ha aprobado el Plan de Vivienda Estatal, que retoma las subvenciones para construir alquiler protegido sobre suelo público, tanto para administraciones como a privados. Sino los números no salen con un alquiler de menos de 700-750 euros, ni ganando muy poquito.

¿Puede acabar siendo un instrumento obsoleto, en el sentido que nace de un obstáculo estatal que quizá ya no exista cuando opere?

Convivirán los dos instrumentos, porque falta oferta y hay que recuperar el tiempo perdido. Y este Plan consigna importes muy bajos para toda España. Dará para subvencionar muy pocas promociones.

Construir pisos a 750 euros al mes en Sant Adrià del Besòs, donde están dos de los cinco solares que cede el AMB para el primer año, ¿tendrá demanda? Hay oferta privada al mismo precio o inferior.

Por eso ha costado tres años tirar adelante este operador. Mi gran pregunta es cómo se adjudicarán estos pisos. ¿Mediante el registro de solicitantes de cada municipio? Los ingresos que deben acreditarse no dan para pagar 750 euros. Y las ayudas van por nivel de renta, no es necesario que el piso sea público. Se me hace difícil pensar qué éxito tendrá este operador si no logra garantizar la subvención previamente. Podría acabar toda la promoción adjudicada a 750 euros sin más inversión pública que el suelo.

Hay una oposición total de los alcaldes a unificar las listas de solicitantes”

La iniciativa nace con voluntad metropolitana, pero los registros no lo son.

Los municipios no aceptarán que venga a vivir a estas promociones gente de otra ciudad. ¡Este es el gran debate que arrastramos! Todo solar de titularidad pública está en algún municipio. La vivienda debería ser metropolitana, ¡pero los alcaldes no quieren!

Hay una oposición total de los alcaldes a unificar las listas de solicitantes. En 2007 constituimos el Consorcio Metropolitano de la Vivienda, que ya tenía este objetivo, y la resistencia de los ayuntamientos fue máxima. Los vecinos de Santa Coloma de Gramenet, que no tiene ni un centímetro de suelo disponible, deberían poder alojarse en Badalona, Sant Just Desvern o Sant Cugat. Pero ah, hasta aquí podríamos llegar. Nadie quiere comerse lo que no le ‘toca’. Y Barcelona igual: tiene ahora 29.000 solicitantes y no quiere que le vengan más. He hablado con muchos alcaldes en mi vida y dudo que cedan ahora, porque es que además les va la reelección. Si el AMB se hubiera constituido en los años 70, pues aún, pero hoy es muy difícil. Lo primero que hay que metropolitanizar es el suelo y el urbanismo.

¿Y cómo se metropolitaniza la demanda? No pocos barceloneses que van justos a final de mes se cierran en banda a mudarse a la corona.

Muchos sí se irían. Sin les conviniera más, bajarían unas paradas de metro más allá. Y donde no llega el metro, hay un tema clave que es la política tarifaria del transporte. Ensanchar la zona 1 a todo el área metropolitana no depende del Estado sino de la ATM. En París la gente va en tren cada día y Madrid capital es tan grande como toda nuestra área metropolitana.

El discurso político mayoritario aboga por equiparar las ratios de alquiler con Europa. Sin embargo pervive la vivienda pública de venta, a precios inferiores a los de mercado pero igualmente no aptos para clases muy bajas. Sin ir más lejos, el AMB construye y adjudica de media 400 pisos así cada año, a través del Imsòl.

Y lo seguirá haciendo, ya lo han dicho. Hay opiniones contrapuestas: mucha gente considera que debe ser todo radicalmente alquiler, otros como yo no vemos mal combinar los dos tipos. Siempre y cuando, y ahí está el error de este país, se controle la transmisión de estos pisos pagados con dinero público. Que no se pueda vender libremente al cabo de unos años. Que la administración siempre lo pueda recuperar a precio inferior al de mercado. O la fórmula del derecho a superficie, que retiene la propiedad pública del piso y si se vende durante el plazo de concesión es a precio descendiente porque pierde valor. Con alquiler y compra corremos el riesgo es ser maniqueos. Hay cosas buenas y malas en ambos.

Hay que controlar la transmisión de los pisos pagados con dinero público”

Los grandes polígonos tardofranquistas de la periferia barcelonesa se han escriturado casi todos.

El sistema fundamental de la oferta fue la compra o el ‘acceso diferido’, con el que ibas pagando a cuenta de la propiedad al final. Por eso tenemos tan poco alquiler público. Eso sí, en estos polígonos se ha conseguido una gran integración, no hay problemas de convivencia graves… No puede decirse, porque queda muy mal, pero la diferencia es evidente con los polígonos de alquiler, que se han vuelto incontrolables.

Otra modalidad paralela y no siempre bien explicada es la vivienda social. Las entidades han denunciado durante años una gran carencia de esta tipología.

Hàbitat3 y la Taula del Tercer Sector hicimos un estudio para cuantificar cuántos pisos necesitan las entidades sociales, tanto para las urgencias como para colectivos vulnerables como discapacitados o personas sin hogar. Ahora están gestionando unos 1.200 pisos en toda Catalunya y hacen falta 800 más, la mitad en el área de Barcelona. Es una cifra ridícula, pero no lo estamos consiguiendo. ¿No somos capaces como país de encontrar 800 pisos? Tendría que ser absolutamente prioritario. No ha habido manera con las entidades financieras, pero la Generalitat sí ha logrado acuerdos con ellas y nos ha ido pasando algunos lotes.

¿Y cómo se atienden las emergencias, sin estos pisos?

Cada Ayuntamiento tiene algunos. Los adjudican las Mesas de Emergencias, que se reúnen cada mes y estudian los casos que llegan a través de Servicios Sociales. El total de familias no se ha hecho público, como ya ha señalado el Observatorio metropolitano. En Barcelona, según el Síndic de Greuges, había más de 36.000 familias en la lista de 2017. La excusa es que oscila cada mes: si entran 60 peticiones y hay 15 pisos libres, se asignan a los casos más urgentes o dramáticos y el resto quedan para el mes siguiente. Mientras tanto no quedan en la calle, por supuesto, se les aloja en pensiones o pisos provisionales.

Esta es la cifra que no interesa airear...

El gasto público en alojamientos provisionales es altísimo y si estuviera bien canalizado podría prestar una atención mucho más estable y digna a los beneficiarios.

El gasto público en alojamientos provisionales es altísimo”

Entidades como Arrels han advertido, además, que las pensiones escasean cada vez más por la reagrupación de licencias en hoteles de mayor categoría. Si no es en una pensión, ¿dónde se les aloja?

Obliga a buscar otras vías. Santa Coloma de Gramenet, por ejemplo, está preocupadísima porque tiene que alojar a sus desahuciados en hoteles de Sant Adrià. Pero no hace falta que los ayuntamientos lo hagan todo solos, las entidades podemos ayudar mucho. Por ejemplo, Hàbitat3 gestiona 250 pisos de emergencias captados del mercado privado por encargo del Ayuntamiento de Barcelona. A cambio de un alquiler un poquito inferior al de mercado, al propietario se le garantiza el pago de todas las mensualidades, se le financia la rehabilitación y cuando acaba la cesión recupera el piso en perfecto estado. Ahora están venciendo contratos y el 80% los renuevan, con aumentos de 100 o 150 euros. Es mucho más barato esto que una pensión, que pagas por día y por persona.

Resulta mucho más eficaz, entonces, esta captación indirecta que los incentivos municipales a apartamentos turísticos multados o pisos de bancos…

Quizá sí. La ventaja es que una entidad social especializada tiene una dedicación mucho más intensiva y activa. Somos más rápidas consiguiendo pisos y están esparcidos por todos los distritos. El mismo plan lo tenemos también en El Prat y en Santa Coloma.

En otros países europeos la construcción de vivienda pública es indisociable del trabajo social posterior con los inquilinos: inserción laboral, revisión de rentas, seguimiento de la salud… ¿Es otro de los ‘pecados’ que arrastramos?

La gestión del parque público ha sido nula y está viciada: la administración adjudica el piso y se desentiende, pero es que el inquilino tampoco se responsabiliza del buen estado de la finca. Como no es mía, si se funde una bombilla, ya vendrán a cambiarla. Hay parques privados de alquiler que funcionan muy bien, porque hay una gestión. Es un tema a mejorar y mucho. En los años 1983-1984, la Generalitat recibió el parque público que había construido el Estado y se encontró un desorden máximo: no se sabía quién vivía en cada piso, no pagaba casi nadie…

Las grandes promociones públicas tienden a estar en las periferias, que es dónde queda suelo sin urbanizar… y dónde se acaba empujando a las clases bajas.

Es muy reciente que se deba reservar siempre suelo a pisos protegidos en las grandes operaciones, se legisló en los 2000 con la Ley de Acceso a la Vivienda. En el centro no hay grandes solares pero sí constantes derribos y edificios nuevos. Se estipuló un 20% también en estas fincas, si tenían más de 5.000 m2, pero los promotores inmobiliarios lo hicieron caer de la ley a la primera de cambio. Estuvo en vigor del 2007 al 2011, pero ya había estallado la crisis y apenas se aplicó. Ahora estamos batallando para que se vuelva a introducir. Barcelona ya lo tendría que haber hecho. Estaba copiado de la legislación francesa, de hecho. Hace muy poco fuimos a París y delante mismo de Notre Dame había una gran promoción de 300 pisos con un 40% de reserva social. ¡Allí, que el suelo cuesta el triple que en Barcelona!

Hay que crear un fondo de inversión social con rentabilidad baja para comprar estoc”

¿Qué influencia tienen exactamente los pisos turísticos en la tendencia alcista?

No tienen toda la ‘culpa’, pero han creado un espejismo de que cualquier piso puede dar mucho rédito. Las subidas del alquiler se habrían producido igual, porque tenemos mucha demanda acumulada, pero no tan altas.

Varios economistas han destacado la aparición de una potente demanda exterior: Barcelona está de moda y atrae población flotante internacional.

No tengo cuantificada esta demanda, aunque existe seguro porque los precios de Barcelona están por debajo de la mitad que en París o Londres. Si te pagan lo mismo por vivir en Londres que aquí, sale mucho más a cuenta. Pero no todo el mundo puede.

¿La crisis fue una oportunidad perdida para comprar estoc a bajo coste?

No reclamábamos comprar sino que cesiones obligatorias a cambio del rescate bancario, pero no se quiso hacer. En 2015 la Generalitat de Catalunya sacó un decreto-ley para tener derecho al tanteo y retrato cuando se vendan estos inmuebles. El resto de comunidades autónomas no se enteran de lo que sale a la venta. ¿Encima ahora se los compraremos? Pues sí, mira, hay que hacerlo porque es la única forma de interceptar operaciones muy bien de precio que se las están quedando claramente personas con información de primera mano.

¿Y se aprovecha?

Mucho menos de lo que deberíamos, porque hay que comprarlos al contado. Ni la Generalitat ni los Ayuntamientos pueden endeudarse aunque tengan superávit, a causa la Ley Montoro. Se compran algunos, pero da para lo que da. Y el Tercer Sector, que sí podría endeudarse, no tiene cash ni credibilidad ante el sector financiero. Hay que crear un fondo de inversión social con una rentabilidad baja para hacer estas compras.

¿Es viable legislar topes a los aumentos de alquiler?

A la compra libre veo imposible limitarle el precio. En la vivienda pública se podría hacer, pero no se hace. En cuando a alquiler, se ha hecho un Índice de Precios de Referencia como instrumento indicativo. Tanto París como Berlín tienen uno. Indica el precio razonable de un piso según características y ubicación, a partir de datos actuales del Incasòl. No hay una gran diferencia con los precios de mercado mayoritarios, la media de Barcelona son casi 900 euros. A partir de ahí, hay administraciones que abogan por ser más duro o más blando: en un extremo estaría sancionar a quien alquile muy por encima del índice y en el otro premiar a quién cumpla o rebaje mediante descuentos fiscales y ayudas a la rehabilitación.

La subida de los alquileres se frenará de forma natural y mientras hay que crear más oferta”

¿Frenará, la escalada de precios?

Barcelona seguirá siendo alcista porque seguirá siendo demandada. Pero no para siempre, porque los sueldos no dan para más. La burbuja de compra se basaba en que los bancos subían los años de amortización, pero la mensualidad. Con el alquiler como mucho puede exprimirse el límite alquilando habitaciones, pero poco más. Y ya hemos llegado a esto. Si no estamos tocando techo, poco le falta. Se frenará de forma natural y mientras hay que crear más oferta. ¿Cómo? Ya se lo dijo a la alcaldesa Ada Colau el primer día que nos vimos: toda Barcelona debería ser área de tanteo y retracto. Lo puede decretar el propio Ayuntamiento, pero no lo hace.

En el año que falta para las elecciones municipales se agudizará la guerra de cifras sobre pisos públicos prometidos, construidos y entregados. Con el agravante de las expectativas que generó una alcaldesa exportavoz de la PAH. ¿Qué balance hace?

La guerra de cifras será tremenda y ya ha empezado. Ha habido menos capacidad de construir de lo que se les reclamará. Durante la primera mitad de mandato los ayuntamientos tuvieron que dedicar mucho dinero a emergencias, una losa enorme para los presupuestos y los Servicios Sociales. De hecho, casi todos los sacaron el área de Vivienda de Urbanismo y la colgaron de Acción Social, lo que es un error. Han descuidado la estrategia y ahora empiezan a presionar las unidades aportadas este mandato.

¿Le ha sorprendido la baja cifra de pisos vacíos, recién anunciada?

No, en absoluto. En 2009 el Ayuntamiento de Barcelona encargó el Llibre Blanc de l’Habitatge al economista Antón Costas y dio la cifra de 14.000. Ahora el inventario da una estimación de 13.000. En los años 90, antes de trabajar en la Generalitat, hice un montón de estudios sobre pisos vacíos para ayuntamientos y siempre se demostraba lo mismo. Hace 20 años que todos los gobiernos descubren que hay pocos pisos vacíos y todas las oposiciones denuncian que hay muchísimos. ¡Es un fenómeno falso! No se puede poner en discusión cada mandato lo mismo y volver a dedicarle esfuerzos y dinero. La Ley de la Vivienda de 2007 también padeció esta obsesión: se incluyó la expropiación del uso fruto en pisos sin uso durante más de dos años y este punto terrible hizo que no se aprobara por unanimidad, que fuera impugnada y que en 2011 se modificara.

¿Alguna herramienta sobre la mesa que sea más prometedora?

Sí, el Plan Territorial Sectorial de Vivienda que ha elaborado la Generalitat. Ahora está en exposición pública y en teoría hay que aprobarlo en 2018. Dicta que todas las ciudades con demanda acreditada estarán obligadas a pasar en 15 años del 2% actual a un 15% de vivienda social, con un control quinquenal. Esto no significa solo construir, se puede combinar con rehabilitación, mediación, alquiler social… Obligaría a poner un norte, a cuantificar y calendarizar en vez de ir apagando los fuegos más inmediatos. También está copiado de Francia, pero allí es el 20% y se financia con un Fondo de solidaridad urbana que deberíamos plantearnos importar.
 

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